La basura política

El título es válido por donde quiera que se le mire.

Si nos vamos a referir al tipo de política que se practica en Venezuela, ella no puede ser de más baja ralea. Este es el único lugar del mundo donde se aplauden cosas que perjudican a la nación; donde se desea e implora por una invasión extranjera; donde hacen sinergia inexplicable factores que deberían ser, por naturaleza, antagónicos, como son los estudiantes y las autoridades, o los obreros y los patronos; donde aplaudimos al que nos ataca desde el otro lado de la frontera. Padecemos de una enfermedad pocas veces vista: sobrevivimos con el síndrome de la autodestrucción.

Por eso no es extraño que sea cierto lo que dijo el alcalde Rodríguez hace pocos días en relación con la basura que se multiplica, por montañas, en las calles caraqueñas, en buena parte porque alguien debe estar apostando a ahogarnos en nuestras propias miasmas. Un servicio que nunca ha sido eficiente, pero que más o menos pasaba la escoba por donde caminaba la reina, de pronto ha devenido en un desastre que ha vuelto a esta una ciudad asquerosa, llena de desperdicios e incapaz de recoger ella misma los desechos que produce.

Faltan pocos meses para el proceso electoral en el cual la oposición se va a jugar su última carta democrática. Después de haber pagado el costoso error de abstenerse en la ocasión anterior en que designamos a los miembros de la Asamblea Nacional, la oportunidad la tienen servida en bandeja: 10 años de desgaste de un gobierno que ha tenido que librar muchas guerras simultáneas. Una década de confrontaciones internas, golpe de Estado, paro petrolero, guarimbas, marchas y manifestaciones de toda índole; campañas internacionales incesantes que nos hacen ver como el factor perturbador de la región, el enemigo del imperio, el motor del eje del mal latinoamericano.

Todo eso junto será el caldo en que cultivará la oposición todas sus miserias para ver qué saca de provecho. Y si a ello le agregamos que junto con la ineficiencia de las recolectoras operen también los "técnicos" del embasuramiento, tendremos entonces una ciudad asquerosa para rato. Pobrecitos nosotros.


mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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