En la Mucuy merideña empiezan a sonar las fiestas decembrinas, se escuchan a sus pobladores pedir que los grupos de aguinalderos visiten sus casas, y así resonar con las canciones del ayer y las nuevas.
Nunca se ausentaran los clásicos de la recordada Serenata Guayanesa, donde en los corredores de sus casas se escucha; “Aguinaldo nuevo traigo en la cabeza de los que cantamos al niño en la iglesia” o este otro, “Que le doy al niño, pa’ que se entretenga, un carrito de oro, un carrito de oro, pa’ que se entretenga”
El cuatro, tambor, furro, charrasca, maracas, güira y la guitarra, se afinan en todas las melodías, incluso en tristes letras: “Los niños pobres preguntan ¿donde está san Nicolás…?”
Muchas familias son recordadas, entre esos, los Moreno Rivas, quienes nunca se cansaron de acompañar a cientos de pastorcitos en aquellas misas de aguinaldos, donde se entonaban cantos al sonido de sus instrumentos.
Desde el abasto Las Cuatro Milpas, Doña Eloísa recuerda a sus nietas Coromoto y Sol María, participando en los grupos que se tomaban las madrugadas mucuyenses, con los cantos de la coral donde fueron fundadoras.
El Cura Bejarano, abría muy temprano aquellas puertas sostenidas por fríos madrugadores, organizaban concursos con los conjuntos que bajaban de todos los pueblos y los gratificaban con premios.
Los muchachos participaban entusiasmadísimos, cantaban en la iglesia y compartían con los coros de otras aldeas. Aquellas navidades son muy recordadas, se unían al primero de enero con la Paradura de las encantadoras muditas, quienes junto a su madre de noventa y ocho años, Doña Alcira, continúan guardando el recuerdo de su esposo, Don Juvenal, uno de los entusiasta creadores de esos días.
Gabriel Maldonado, El Pajarero, tallador, hace lo mismo, cada noche se concentran con un grupo de muchachos muy disciplinados, desde su casa retumban cientos de melodías.
Mientras con frenesí, esperaban la ceremonia de quema del año viejo, ritual muy importante, significa calcinar acontecimientos y circunstancias que tuvo el año que recién finaliza.
Se recuerdan fenómenos naturales o hechos por los cuales paso la comunidad, en escritos que luego se chamuscaban, hacían discursos, colocaban los males por los que habían pasado. Recordaban sequias, los fallecidos, las crecidas en la quebrada La Leona, eventos duros se van en cenizas, así, empezarían un año nuevo lleno de muchas oportunidades.
Todo era voluntariamente, nadie esperaba un pago y así, con el atardecer inundado de neblinas se seguirán oyendo las voces de carajitos, ensayando cantos y sacándoles sonidos a los instrumentos de sus familias.
*M Sc. Ciencias Polític