Posiblemente la industria de hidrocarburos y particularmente Pdvsa recibirán subvenciones del Fisco Nacional, de un Estado que ha vivido de la Renta Petrolera (RP) desde hace unos 80 años, aprox. Aclaramos que vivir de la RP sólo ha regido para pocos, dado el permanente cuadro de malestar social que sigue cargando la inmensa mayoría de los trabajadores venezolanos.
Esta nueva fase fiscal sería el resultado de la perversa política keynesiana que tan ingenuamente asumieron los gobernantes nuestros. Esta política comenzó con ayudas para aquellos capitalistas privados, “privados” de capital propio, a fin de engrosar el mercado de los excedentes industriales de los países ya industrializados y con problemas de demanda solvente. Ayudas que se vendieron entusiastamente como medidas en pro del desarrollo industrial del país. Muchos empresarios alcanzaron éxito, mejoró el PTB, y Venezuela comenzó a modernizarse con los encantos de avance tecnocientífico mundial. Desgraciadamente, el progreso burgués es para los burgueses y sólo a medias o muy menguado para los asalariados en general.
En un segundo momento, el mismo Fisco ha tenido que subvencionar a muchos empresarios a fin de paliar las características e inevitables crisis periódicas del sistema capitalista y evitar así perturbaciones de la paz laboral. El Banco Industrial de Venezuela y otros bancos estatales dan cuenta de las cuantiosas erogaciones sin retorno que han recibido muchísimos empresarios y seudoempresarios. Parte de esta ayuda ha servido como fuente indirecta de financiamiento para políticos inescrupulosos e inmorales.
Hoy estamos ante un cuadro diferente, de una política atípica de un Estado que sigue viviendo enteramente de la RP y además viene agravando impositivamente el peso de la población trabajadora, y continúa siendo muy elástico y manirroto con falsos empresarios. Además ha endilgado a Pdvsa funciones públicas que antes asumía el Estado como receptor de la renta en cuestión.
Pdvsa no sólo sigue entregando cuantiosas sumas de dólares al Banco Central sino que funge de Estado paralelo, para supuestamente evitar corruptelas y distracciones en la cadena burocrática que tanto deja qué desear, como si la corrupción burguesa pudiera evitarse.
Buena parte del Ingreso petrolero no contabilizado en el Presupuesto Nacional del último trienio ha sido manejado directamente por el Ejecutivo sin pasar por Contraloría alguna. Ese descontrolado ingreso ha sido usado para costear numerosos programas sociales, y han convertido a Venezuela en un curioso y atípico país biestatal: es un Estado (I) convencional, y también es otro Estado (II) que cuenta con recursos directos de Pdvsa para cubrir sus propias y paralelas Servicios Públicos.
Infiérase que un Estado I que recientemente ve mermada su RP tradicional por razones exógenas, que acusa un PTB decreciente, con una Deuda Pública Social que sigue en mora, se vio obligado a decretar otra perversa devaluación del bolívar y a crear un dólar paralelo a fin de proveerse, ya no de la Pdvsa deficitaria, sino del pueblo mismo, en una suerte de retorno al Estado I de lo poco o mucho que el Estado II ha entrega al pueblo en sus programas paralelos.
De esa manera el gobierno seguirá disfrutando de su RP, y hasta podría subvencionar atípicamente a Pdvsa, a una Pdvsa que confronta variopintos problemas de caja, endeudamiento, carencia de Reservas para su crecimiento y tiene una pesada Deuda Privada también paralela. Una Pdvsa que, al parecer, ya no puede seguir cargando sobre sus hombros al Estado II, so pena de mermar el flujo de dólares correspondiente a la RP del Estado I.
A esta nueva subvención doy en llamarla Contrarrenta Petrolera, y mucho tememos que también se subvencione indirectamente los socios de las Empresas Mixtas, pero esta es harina para otro costal. Ahora será Pdvsa la que dependa del Estado y correspondientemente sus altos funcionarios dispondrán de su propia Contrarrenta.
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