Del Batallón 51 en Haití (Cuba/Venezuela), a los batallones por venir

Conformados por médicos comunitarios egresados de la ELAM, están en Haití, y estarán donde haga falta la medicina socialista, pública y gratuita. Batallones como este deben multiplicarse para vencer.
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.

Escucho hablar de transferencia tecnológica para impulsar a Venezuela como potencia, esto ya marca la ruptura de la prisión dominante en la que estábamos sentenciados a ser solo proveedores de materias primas para el imperio y a colocarnos ahora en capacidad de darle valor agregado a estas materias primas que siempre nos fueron explotadas por las potencias imperiales. Veo instalar nuevas fábricas y tecnologías y pienso que hemos comenzado un camino liberador. Veo al Batallón 51, conformado por los médicos comunitarios egresados de la ELAM, (Escuela Latinoamericana de Medicina Cuba/Venezuela) y no puedo dejar de pensar que más allá de transferir tecnologías hay que potenciar conciencias, como se logró hacer con estos soldados de batas blancas que hoy asumen la conducción de las nuevas políticas públicas de salud, con la visión socialista.

La lucha de lo nuevo contra lo viejo, la lucha por el nuevo mundo, pasa por la obligación de crear la mujer y el hombre nuevo, por la siembra de valores humanos en las jóvenes generaciones para que apertrechados de amor y sentido humanitario, restablezcan la senda que rompa con el viejo sistema en donde el valor primordial era el vil sentimiento egoísta de enriquecerse.

Jóvenes de todos los países, ejerciendo el internacionalismo, la solidaridad, la entrega plena en la ayuda a todos, están dando un gran ejemplo no solo en Haití en la calamidad actual, donde andan por las calles asistiendo al pueblo, un batallón de soldados de la salud, sin fusiles, ni granadas, ni balas, como debe ser y como lo espera el sufrido pueblo caribeño sino que en Venezuela reciben ahora la responsabilidad de crear la nueva medicina, el nuevo modelo de sistema de atención pública de salud.

Son muchachas y muchachos de 26 a 30 años, llenos de lozanía, de fortaleza y de vida. Son el primer fruto, la primera cosecha de la siembra de la mujer y el hombre nuevo, escucharlos, verlos y compartir con ellos no deja de llenarnos de plenitud, de esperanza y de fe en lo que estamos haciendo en nuestra marcha revolucionaria. Hoy se les asignan responsabilidades en la conducción y creación de la medicina socialista, luego de años en los que han sido agredidos y vilipendiados, descalificados y humillados, desacreditados y segregados por quienes han tenido los puestos de conducción de las políticas de salud y que solo dejan una herencia de ineficacia, de un país desasistido, de una enorme falta de articulación, de personalismo y en los peores casos de robo, de corrupción y nepotismo en un campo tan neurálgico como es la salud del pueblo. Yo estoy seguro de que no podrán fallar. Nada más hermoso para un joven que el hacerlos responsables de la formación de la respuesta socialista, para ellos, lo se, esto vale mucho más que cualquier tajada de dinero o aburguesamiento. Ellos son, lo veo a diario, una hermandad. El compromiso moral los une como lo que son: un batallón invencible que será imposible de ser derrotado por los gremios de médicos rentistas, por los comerciantes de la salud, por los que anteponen el lucro antes que la felicidad del pueblo, imposible que sean derrotados, en ellos brillan los valores nacientes de la nueva sociedad.

Quise ponerlos como ejemplo, su actual participación en Haití y en la Misión Barrio Adentro rescatada luego de la aplicación de las tres “R”, para invitar a todos a proponer en todos los espacios la forja de más batallones similares. Si la transferencia tecnológica es precisa, de nada servirá si la reciben compatriotas contaminados de capitalismo, si quienes la manejen solo pensarán en como enriquecerse, si quienes estén al frente ven al estado como algo impersonal que no se debe respetar, si no tienen compromiso y sentido patrio.

Para crear una potencia no solo basta la tecnología, es necesario el talento, la capacitación profesional, por supuesto, pero debemos anteponer la formación en nuestra juventud, de mujeres y hombres con compromiso social, ciencia y conciencia, como reza la bandera del Batallón 51. Quiero y sueño con un Batallón 51 ya no en salud, sino en educación, donde la nueva ley aprobada y de excelente conformación ideológica, no rendirá frutos sino llega a las aulas, por ejemplo, un batallón de maestras y maestros, hace falta. En los consejos comunales, un Batallón 51 de mujeres y hombres combatientes y claros, incorruptibles y vigilantes de la transparencia. En la construcción, un Batallón 51 de obreros para edificar la nueva patria, en el agro, un Batallón 51 de agricultores que, además de recoger las cosechas de hortalizas y frutas, nos brinde la cosecha de un poder campesino conciente, un Batallón 51en la contraloría de los dineros públicos, que sea vigilante y protector de nuestros bienes, un Batallón 51 en cada área de la revolución, en lo nacional y lo internacional, toda la patria, toda la América un Batallón 51, ciencia y conciencia de la revolución.

Adelante, siempre adelante combatientes del Batallón 51“Migleidys Estefanía Campos Guatache” Nunca podrán ser derrotados, nacieron para ser vencedores de las sombras de la sociedad capitalista y cruel, sus corazones laten con el pulso infinito del mañana: a vencer, a vencer, a vencer!


Esta nota ha sido leída aproximadamente 3929 veces.



Raúl Bracho


Visite el perfil de Raúl Bracho para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: