Las elecciones de septiembre a la AN están cerca. La oposición “buena y mala” está tratando de reacomodarse, pero lo único que los une (el odio a Chávez) no es suficiente para pactar, ya que el odio entre ellos es mayor y hay discordia de grueso calibre, al calor de los desacuerdos. Han llegado a extremos de “insultar” al gobernador del Táchira, señalándole que le está haciéndole el juego a Chávez. Me imagino lo resentido y dolido que debe estar Pérez Vivas con Planas por tamaño exabrupto (decir que es un aliado de Chávez) que lo ha expuesto al escarnio de la opinión pública escuálida. Bueno, pero haya ellos con su barranco.
De nuestro lado, a pesar que el camarada Chávez promovió la creación un partido único que aglutinó casi todos los movimientos y factores contestes con el proceso revolucionario (menos el histórico PCV y el irreverente PPT) hay una disputa a lo interno que no es menos conspicua que la de la oposición. Por eso, aunque tenemos que vigilar a nuestro adversario y enemigos, los “nuestros” prometen darnos también espectáculos por conseguir la ansiada postulación a diputados o diputadas y aparentemente, se vale todo para conseguirla.
Ahora, hay una preocupación adicional y es la más preocupante, para preocuparnos. Sé que con esta apreciación, salí “raspao” en gramática, por la redundancia, pero con esto lo que quiero es manifestar de manera grandilocuente que la elección más importante para nosotros no es la del 26 septiembre, sino la que elegirá a las mujeres y hombres que serán nuestrso candidatos y candidatas y que al ser elegidos, deberían actuar de manera honesta y leal al proceso revolucionario y al camarada Chávez, cuando se encuentren sesionando y no dormitando, en el claustro legislativo nacional. El camarada comandante Chávez manifestó esta preocupación el domingo en el Aló Presidente (Domingo 07 de febrero) sobre los llamados “saltos de talanquera” y hoy, el legislador de la AN Saúl Ortega (PSUV) hizo referencia también de aquellos arrastrados personajes que se han asido subrepticiamente del proceso revolucionario y han traicionado los anhelos del pueblo que los eligió. Llamarlos saltos de talanquera, es poco, es inmoralidad, es una vileza, es simple e inmunda traición.
Aquí en el Zulia vemos con gran preocupación lo segmentadas que están las huestes revolucionarias y no estoy hablando del PPT o el PCV, sino a lo interno del PSUV. Alcaldes y alcaldesa que con los haberes que el pueblo les dio para que los administraran y desarrollaran su acción gubernamental, tienden a desviar el uso de estos recursos para “promover de manera obligante” candidaturas extemporáneas que favorecen y bailan alrededor de un largo proyecto personalista. Hay un ventajismo a todas luces y a todas voces, que causa desazón en todos aquellos y aquellas camaradas psuvistas en general que quieren ver una asamblea nacional con los escogidos por ellos y no por componendas, con patrullas ficticias y bastante billete que hay que averiguar si viene del erario público o de dudosa procedencia. Y lo peor del caso, los ataques por la supremacía de ser el “elegido” o la “elegida” van dirigidos a miembros del PSUV o a servidores públicos que no están contestes con estas prácticas. Para estos “aspirantes a diputados” el enemigo es aquel que no los apoye y será atacado, en vez de enfilar baterías hacia la canalla opositora.
Por eso, es primordial e imprescindible elaborar y sobre todo aplicar sin contemplación el código de ética a los militantes y dirigentes que utilicen recursos y medios del poder popular para sus cuestionadas y personales aspiraciones, que son la causa de estos traidores saltos de talanquera. Por eso, las discusiones de los delegados en el congreso deben repercutir no solo en fortalecer el partido en víspera de un proceso eleccionario, sino en lo ideológico, ético y moral. Esto, es una oportunidad (menos traumática que el golpe de estado de 2002) de decantar o purgar el partido de aquellos oportunistas, que con resabios de campaña ilusionista cuartarrepublicanas quieren entrampar las elecciones y al pueblo que participa de manera digna.
Hay que estar ojo avizor para que no nos metan rabipelao por pollo. La talanquera debe ser bien alta, para que el que entre en ella esté consciente del compromiso que asume y no de los privilegios que cree tener. Porque yo, en una fiesta de San Benito, no me junto, no me tomo fotos, ni bebo ron, ni mucho menos bailo con el enemigo…por muy amigo mío que fuera ¿Y después que digo? No hay excusa que valga, lo que es, es, porque aunque la vista es necia, mas necio es uno que se expone a la vista. Es otra batalla que se librará en defensa de la Patria Socialista, no podemos fallar y mucho menos morir antes de luchar.