Reflexiones varias (Nº1)

Es muy interesante ver como en este proceso revolucionario un considerable sector de personas pertenecientes a la clase media se han convertido en unos críticos inclementes del proceso revolucionarios, son las mismas personas que en la IV República decían no ser políticos y que si no trabajaban no comían, cuando en su presencia se hacían críticas al gobierno de turno. Uno se pregunta: ¿por qué este cambio?, ¿por qué ahora si les interesa la política?, ¿por qué ahora si critican al gobierno sin relacionarlo con su condición de trabajadores?

Un primer análisis nos lleva a la conclusión de que estas personas al negar su militancia política de entonces, evadían tener que manifestarse partidarios de las políticas implementadas por aquellos gobiernos, por carecer de argumentaciones válidas para su defensa y porque su apoyo se derivaba de los beneficios recibidos como intereses personales, en la mayoría de los casos se trataba de cuidar un puesto conseguido a través del clientelismo partidista. Pero si profundizamos un poco nos vamos a encontrar con otro sector que no podía negar su relación con el gobierno y que lejos de hacerlo evidenciaba con su ostentación una carrera meteórica en su “ascenso social”. Ante estas circunstancias los medios de comunicación privados radiales, escritos y audiovisuales alguna que otra vez trataron de evidenciar estos vicios, sobre todo cuando de alguna manera vieron peligrar sus intereses, pero sucumbieron ante el soborno o el chantaje.

Aquí surge el siguiente razonamiento importante: Ante la práctica asumida por el Presidente de la República de estar en permanente contacto con su pueblo y su llamado a ser críticos de los hechos del diario acontecer para su análisis, discusión y comprensión de manera tal que podamos aportar soluciones favorables a los problemas y necesidades que deriven de estos hechos, los medios de comunicación privados se han convertido en detractores de la política gubernamental porque ellos sienten afectados sus intereses que son los mismos de las clases dominantes, y es que estos medios han terminado siendo propiedad de la oligarquía que en su constante y destructiva crítica transmiten al público su temor a perder los privilegios ostentados por siempre y hasta ahora, convenciéndolos y a la vez logrando que se conviertan en defensores de aquellos intereses como si fueran propios.

De reciente recuerdo están las cuñas publicitarias que presentaban a gente de pueblo en cuya boca ponían su discurso pregonando que iban a ser despojados de su pequeña empresa personal como peluquería, carnicería, etc. de salir ganadora en el referéndum la proposición de la reforma y posteriormente de la enmienda constitucional, de esta manera lo que estaban protegiendo eran sus monopolios sus grandes empresas transnacionales y sus extensos latifundios; les resultó en la primera elección, pero en la segunda se cayeron gracias al tremendo esfuerzo didáctico del comandante- presidente para hacer tomar conciencia al pueblo, de la realidad histórica del proceso Bolivariano.

Aquí uno se hace otra pregunta: ¿cómo es posible que el doctor tal, el ingeniero cual, el abogado fulano o el economista zutano, después de haber sido brillantes estudiantes unos, por lo menos dentro del promedio los otros, se dejen engañar tan burdamente?

Aquí la respuesta es otra, que trae implícita los mismos intereses y es que el doctor tal, el ingeniero cual, el abogado fulano y el economista zutano han estudiado más que por vocación por conseguir un status social, es decir que la carrera escogida debe transformarse con habilidad para almacenar dinero y servirle como “termómetro social” antes que convertirlo en un ciudadano que pueda cubrir sus necesidades básicas y sea útil a la comunidad en la cual está inserto. El fin inmediato del estudio de su carrera profesional no ha sido otro que la búsqueda de las herramientas profesionales que le permitan poder emular al prototipo social perteneciente a la clase dominante que es la misma que posee esos medios de comunicación y que viene haciendo un trabajo de propaganda de su propio modus vivendi como ejemplo a seguir por sus explotados, para lograr la captación intelectual de esa clase media que ha luchado sin poder alcanzar sus objetivos pero que no permite que le corten la posibilidad inalcanzable de lograrlos y lucha inconscientemente al lado de sus explotadores que son los verdaderos causantes de su frustración.

De esta forma al igual que los Estados Unidos de Norteamérica, nos venden a los países latinoamericanos el famoso “American Dream”, la clase dominante se encarga de mostrarnos sus triunfos, presentándolos como de fácil realización, logrando convertirse en vehículos propagandísticos de nuevos valores y costumbres que van contaminando los valores y costumbres autóctonos de nuestros pueblos, hasta su total prescindencia. Es así como nuestro habitante del barrio está pensando como trasladar a su familia a una urbanización de mayor status, mandar a sus hijos a estudiar a un colegio privado para que sus hijos se relacionen con los hijos de esas personas de mayor status y van perdiendo paulatinamente sus raíces de origen. Lo correcto sería enraizarse en el barrio y luchar por la superación de la comunidad a la cual pertenece para lograr el ascenso compartido de la comunidad. Entiéndase el término de mayor status como aquel que da mayores satisfacciones de orden económico independientemente de los valores morales que haya que dejar a un lado para tener acceso a su disfrute, lo que se ha venido convirtiendo en una característica fundamental del sistema capitalista. En esta concepción se distinguen dos métodos operativos antagónicos que son el acceso al dinero fácil proveniente del mundo delictual y como su consecuencia inmediata la ausencia o disminución del trabajo productivo y el hastío espiritual proveniente de lograr con el mínimo esfuerzo las aspiraciones y necesidades básicas no exentas de grandes riesgos que terminan truncando vidas jóvenes y potencialmente útiles para el desarrollo del país y que son la génesis de la inseguridad social y por otra parte los grandes esfuerzos del gobierno revolucionario en la inclusión de las clases tradicionalmente marginadas en los programas de alfabetización, educación y cultura que derivan en la toma de conciencia, con la asistencia paralela de becas, trabajos dignificantes, asistencia médica y de salud y participación en las decisiones comunitarias a través de las Misiones.


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Miguel Osío Sandoval


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