José Gervasio Artigas El Libertador de Oriente (II)

EL GRITO DE ASENCIO

Se conoce como Grito de Asencio a la decisión tomada por los criollos de la Banda Oriental el 27 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, donde se emprendieron las primeras acciones revolucionarias contra la Corona de España y es El 28 de febrero, cuando un español, Venancio Benavides, y un brasileño, Pedro José Viera, que disponían de un buen prestigio en la comunidad de Asencio, lanzan el grito independentista. Esta acción revolucionaria implicó la desobediencia total al poder español impuesto desde Montevideo, que permitió Con Benavides al mando de las tropas, una serie de combates donde los revolucionarios capturaron luego las poblaciones de El Colla, actual Rosario, el 20 de abril y San José, el 25 de abril. El 26 de mayo sitiaron la Colonia del Sacramento, que cayó una semana después.

Este movimiento libertario recibe un fuerte impulso con la incorporación de Artigas, que prontamente se convierte en el líder de la revolución en el litoral rioplatense.

 Artigas fue reclutando un verdadero ejército popular formado por los gauchos orientales, empobrecidos por la administración de Elío. Repartió entre sus paisanos las tierras y los ganados que les iba tomando a los españoles. Con estas fuerzas, el 18 de mayo de 1811 derrotó a los realistas en el combate de Las Piedras y, puso sitio a Montevideo hasta que, sorpresivamente y sin consultarlo, el Primer Triunvirato firmó el 20 de octubre un armisticio con Elío por el cual se comprometía a retirar las tropas patriotas.

Disgustado con este desenlace, seguido por sus milicianos y la mayoría de la población oriental Artigas se retiró hacia Entre Ríos para reorganizar la lucha. De todos lados llegaban familias huyendo de la persecución española a colocarse bajo su protección y a ofrecerse para luchar contra los españoles y los portugueses, que habían comenzado a penetrar desde el norte de la Banda Oriental por pedido de Elío. Mil carretas y unas 16 mil personas, hombres, mujeres y niños, con sus pocos ganados y pertenencias, cruzaron el río Uruguay y se instalaron en Ayui, cerca de la actual Concordia (Entre Ríos) preparados para continuar la lucha. Era el famoso éxodo del pueblo oriental. Pero el Primer Triunvirato envió a Manuel de Sarratea para reemplazar a Artigas en el mando de las tropas orientales. Sólo cuando a fines de 1812, tras la caída del Primer Triunvirato, Sarratea fue reemplazado por Rondeau, y se le devolvió su mando a Artigas, los orientales aceptaron unirse a las tropas porteñas para sitiar Montevideo.

Pero, veamos como se desarrollaron  las acciones

Al inaugurarse la Asamblea del Año XIII, la Banda Oriental eligió sus representantes en un Congreso y, por inspiración de Artigas, les dio precisas instrucciones de contenido federalista y revolucionario: inmediata declaración de Independencia, constitución republicana, libertad civil y religiosa, igualdad de todos los ciudadanos, gobierno central con respeto a las autonomías provinciales y el establecimiento de la capital fuera de Buenos Aires.

La Asamblea, que ya había comenzado a sesionar, estaba dominada por la Logia Lautaro, grupo dirigido por Alvear, que no aceptó las instrucciones a los diputados orientales. Con excusas poco convincentes, rechazaron a los diputados y ordenó realizar nuevas elecciones. Rondeau organizó el Congreso de la Capilla de Maciel, que ignoró la autoridad de Artigas, se sometió a la voluntad del general Rondeau y eligió diputados adictos a la Logia.

En respuesta a estos hechos, Artigas consolidó sus relaciones en el interior de la Banda Oriental y en Entre Ríos y Corrientes. Y se preparó para el enfrentamiento abierto.

La ruptura y el inicio de la guerra

El 20 de enero de 1814 Artigas abandonó el sitio. Iba solo, pero a la mañana siguiente sus hombres — más de mil en total — decidieron seguirlo y dejaron desguarnecida el ala derecha del sitio, implantando su cuartel general en Belén. Como los realistas no quisieron arriesgarse a aprovechar la oportunidad, Rondeau tuvo tiempo de reorganizar el sitio con el apoyo de la flota de Guillermo Brown. Pocos meses más tarde, las victorias de éste permitían bloquear también Montevideo por el Río de la Plata y Alvear entraba a la rendida Montevideo.

Existen pocas constancias documentales del inicio de las acciones militares. Se sabe que hubo fricciones entre los partidarios de Artigas y los soldados que permanecieron en el sitio durante la retirada de aquéllos. Y se sabe también que hubo algunos choques menores entre caudillos locales y las fuerzas nacionales en Entre Ríos. Apenas abandonado el sitio de Montevideo, Artigas mandó  a Entre Ríos una fuerza armada al mando de Fernando Otorgués, quien desde Paysandú cruzó el río Uruguay y se puso en contacto con el caudillo entrerriano Eusebio Hereñú. Otorgués derroto al gobernador Hilarión de la Quintana en la Batalla del Paso de Gualeguaychú en febrero de 1814. El 20 de febrero de 1814 Hereñú, que era el comandante de la Villa de Paraná, reconoció a Artigas como Protector de los Pueblos Libres desconociendo la dependencia de la Tenencia de Gobierno de Santa Fe a la cual estaba sujeta Entre Ríos desde 1810 y estableció de hecho la autonomía de la provincia. Posadas ordenó al barón Eduardo Kaunitz de Holmberg que alistara 400 soldados con artillería en Santa Fe y pasara a Entre Ríos a reunir sus fuerzas con las del comandante general de Entre Ríos, Hilarión de la Quintana. Holmberg llevaba instrucciones de apoderarse como fuera de Artigas y fusilarlo de inmediato. El director Posadas declaró a Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la ley y enemigo de la patria al tiempo que prometía 6.000 pesos a quien lo entregara vivo o muerto.

Holmberg imprudentemente se lanzó a un rápido avance hacia el interior de la provincia, con el resultado de que sus fuerzas, predominantemente milicianos santafesinos, desertaron en el camino. Llegó a Gualeguay, donde recibió la noticia de que el caudillo Hereñú había ocupado la Bajada del Paraná. Regresó rápidamente y fue derrotado por Hereñú el 22 de febrero en la combate de El Espinillo en colaboración con el jefe artiguista Andrés Latorre. Fue tomado prisionero pero, para su sorpresa, Artigas no sólo no lo hizo fusilar, sino que lo puso en libertad unos días más tarde. Entre los prisioneros liberados ese día estaba el capitán Estanislao López.

Los realistas de Montevideo creyeron contar con Artigas para su causa (misión Larroba-Costa), a la que dio una respuesta muy cortés, pero a la vez negativa. Rechazando todas las ofertas realistas, que le prometían cargos militares y hasta dinero con tal de que abandonara la causa de la independencia.

La provincia de Misiones estaba gobernada por el general unitario Bernardo Pérez Planes, que tenía constantes problemas con las autoridades paraguayas. A este territorio Artigas envió a Blas Basualdo, uno de los principales jefes de ese tiempo, quien ocupó el pueblo correntino de Curuzú Cuatiá derrotando luego a las fuerzas de Pérez Planes en el pueblo misionero de Concepción y en la Batalla de La Cruz el 19 de marzo, con lo que los federales pasaron a controlar las áreas occidentales de la Provincia de Misiones, que vinculaba el litoral del Paraná al Paraguay. Pérez Planes fue fusilado por orden de Artigas

La derrota unitaria en Misiones tuvo repercusión inmediata en la Provincia de Corrientes, donde un pronunciamiento federal dirigido por el teniente de milicias Juan Bautista Méndez, derrocó al gobernador unitario Domínguez.

Con apenas unas escaramuzas y una sola batalla, Artigas y sus partidarios dominaron Entre Ríos. El caudillo nombró a Hereñú comandante de Paraná y a Blas Basualdo como comandante del río Uruguay.

Por esa misma época, Otorgués y José Antonio Berdún recorrieron el interior de la provincia Oriental, logrando que todos los pueblos alejados de Montevideo se pronunciaran por el federalismo. En las mismas villas cercanas a esa ciudad, San José, Canelones, Trinidad y Durazno, el pueblo apoyaba a Artigas.

En tres meses, Artigas había logrado controlar cuatro provincias.

Algunos de los refranes y frases que dijo, en ellas se refleja su grandeza:

"...Me he visto perseguido, pero mi sentimiento jamás se vio humillado..." "...la libertad de la América forma mi sistema y plantearlo mi único anhelo..." 

13 DE FEBRERO DE 1813 A SARRATEA. 

(Continuará…)



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Víctor J. Rodríguez Calderón


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