Fui contrario a dedicar un día específico para celebrar cosas, si estuve a favor de conmemorar fechas en que sucedieron hechos trascendentales en nuestra historia. Pero días de la madre, del padre, del niño o de la mujer no me parecen más que formas de mercadear o comercializar eventos que merecen honor todos los días. En el caso de la mujer ésta siempre ha sido relegada a un segundo puesto en nuestra historia machista y escrita por los hombres, abundan los héroes y esconden a las heroínas, solo se les nombra un 8 de Marzo, como un saludo a la bandera y luego de nuevo al escaparate de los olvidos.
Hermosa ha sido su lucha, la mujer siempre ha sido parte de la historia, pero casi siempre fue invisibilizada, hasta hoy sucede. Mujeres de la talla de Aminetu Haidar estremecieron la prensa este año anterior, por ejemplo, la historia de todas nuestras patrias está llena de mujeres similares, nuestra lucha cotidiana de igual forma. La mujer en la lucha que libramos en nuestra América es tanto o más importante que la del hombre, la mujer lucha por ella y por sus hijos, la mujer conserva siempre la capacidad de visionar el futuro para preservar la vida a sus hijos, en todo lugar está su grito llamando al compromiso, a la participación y al combate.
Esfera azul que gravitas en el espacio, vientre de colores y de especies, valles tranquilos donde revolotean mariposas alrededor de las flores más hermosas, manantiales que bajan de las montañas endulzando la tierra, mares llenos de peces que saltan sobre la superficie para adornar los amaneceres, lagunas tranquilas donde se refleja la luz de las tardes. Tierra, madre tierra. ¿Quién te regala una palabra cuando más te hace falta? ¿Quién te escucha tus quejidos cuando te sientes herida?
Tierra que se sacude y tiembla ante la ignominia del hombre, que llevas encima de ti tanta injusticia, tanto dolor. Un millón de seres humanos en pobreza extrema, 5 millones que no pueden beber el dulce de tu agua potable, millones de niños con hambre, hijos que se te mueren comidos por las moscas, cielos surcados por aviones que te bombardean, que te incendian, que matan inconmensurables a tus hijos en Gaza, en Irak, en Haití, en las sierras de Colombia, en Afganistán. Tractores que te van abriendo grietas para robarte tus tesoros, gases que te ensucian tu cara y te rompen tu equilibrio, millones de toneladas de basura que tragas a diario, tierra, madre tierra.
Tu paciencia asume el dolor que tus hijos te producen, como madre al fin, entregada y sacrificada, callada en tu dolor inmenso, esperas que tus hijos crezcan y maduren, que sigan adelante hacia la conciencia, pero ya cada vez es más fuerte el dolor, te falta el agua en donde debes regar las plantas, te sobra en donde debería soplar el aire fresco, se quiebran tus suelos y terribles temblores rompen tu piel que resquebraja, tus playas lloran con olas inmensas que golpean sobre la inmensidad a la civilización que te atropella.
Madre tierra, olvidada y mancillada. Hoy mis letras son para ti, mis palabras quisieran poder curarte tus heridas, y yo solo no puedo hacerlo, solo este canto y llamado a todos los que sobre ti vivimos, para que este día pensemos en una gran mujer que estamos matando, que muere casi en silencio, que sufres por todos tus hijos explotados, por los pobres, por los indígenas, por los infantes, por las aves, las faunas hermosas cuyas pieles se ensucian con las manchas de abuso y de egoísmo, por tus mirada clara que se nubla por el humo de la terribles chimeneas, por tu paciencia que se agota y convierte a los mares en lagrimas que golpean la orilla de nuestra idiota ceguera. Madre tierra, amada, este día declaro que debemos rescatarte de la pesadilla infernal en la que todos caeríamos en un Apocalipsis final, que amarte es amarnos todos de nuevo.
Madre, viento, faro, interminable barca que nos transportas en el maravilloso universo, la fuerza del amor vencerá sobre las altas colinas y el viento puro de todos los ancestros soplará y limpiará el sucio del pasado, para abrirte la puerta a un futuro cristalino y limpio.
Una sola tierra, Pacha Mama.
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