Adiós al mancebo

El mancebo está triste..¿Que le pasa al mancebo?

Ya no tiene el donaire de un juvenil efebo,

ha perdido la risa, ha perdido el color.

El mancebo está triste, el mancebo está pálido,

cual imagen cerúlea de un tristísimo escuálido

reprimiendo gemidos de un profundo dolor



El mancebo presiente la falta de los "reales",

SÚMATE, parlanchina, dice cosas banales

y vestido de rosa gimotea el bufón.

El mancebo no ríe, el mancebo no siente;

el mancebo persigue por la tierra de oriente

la esperanza muy vaga de una vana ilusión



¡Ay!, el pobre mancebo, de figura adiposa.

Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener piernas ligeras, bajo el suelo escapar,

hasta pedirle al cielo que lo traspase un rayo

pero al lado de Enrique, el alcalde tocayo

que sirva de consuelo a su inmenso pesar.



Calla, calla mancebo -dícele María Corina--;

una gran muchedumbre hacia acá se encamina,

Constitución en mano, pleno el pecho de ardor,

feliz ante la idea de que ya no hay que verte

pues estuviste a punto de llevarla a la muerte

Y hoy le toca sacarte, ¡vulgar defraudador!.



Mi profundo agradecimiento a Rubén Darío y a su princesa triste, quienes gentilmente me prestaron el metro y la rima para componer estos ripiosos versos de despedida al máximo exponente de la ¡y que oposición! que se quedó "Sin cogé" nada.



Adiós, adiós, Enrique. Que Dios y la Patria te demanden por el inmenso daño que causaste.



COMUNÍQUESE Y PUBLÍQUESE EN TODO EL ESTADO MIRANDA.




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Ño Leandro


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