Me hubiera gustado encontrarme con José Cipriano Castro Ruiz por los pasillos del Palacio Federal Legislativo, aquí en la hoy Asamblea Nacional, pero Cilia Flores ha hecho retroceder a los fantasmas con sus maravillosas restauraciones a este viejo edificio, depositario de parte de la historia de Venezuela.
Cipriano Castro fue un ser humano activo y vibrante!, hasta incursionó en la política Colombiana como ficha del Partido Liberal de Colombia, por aquellos tiempos en que no existían muchas barreras, ni fronteras, ni tantos conflictos con Venezuela. Igualmente estuvo en el periódico “El Álbum. Revoltoso de vocación, lo que lo lleva a enfrenarse a las autoridades en San Cristóbal, para luego huir a Cúcuta, en donde se casa con la muy atractiva doña Zoila.
Invade Venezuela en 1886, asunto que se le fue haciendo costumbre, para derrocar al mal querido gobernador del Táchira en la época. Castro triunfa en las batallas de Capacho y Rubio, así se gana el grado de General. Ya en 1888 era gobernador del Táchira e inicia su camino político rumbo a la presidencia de Venezuela.
En 1890, ya lo veíamos caminando por los pasillos del Congreso Nacional, como Diputado por el estado Táchira.
EL DIPUTADO SALVAJE!:
Cipriano era un huracán en medio del austero y gris ambiente del Congreso, tan solo medio iluminado por Fermín Toro, el que se negó a “prostituirse” y de Santos Michelena, asesinado en un tumulto que llegó a tomar las instalaciones del Congreso.
Cipriano en cada intervención, a grito pelado, ponía ejemplos asombrosos que causaban risa o mucho disgusto en los “pelucones” de la época.
Lo trabajadores del Congreso, los cuales trabajaban duro (esto no ha variado, hasta nuestros días), adoptaron a don Cipriano como su vocero, en una especie de sindicalero ad honorem, quien los deleitaba con su ampuloso y desternillante verbo.
En 1892, Cipriano se mete a combatir la Revolución Legalista, lo que le vale un duro exilio de 7 años en su hacienda Los Vahado en Cúcuta, Colombia. Al lado se establece su compadrito del alma Juan Vicente Gómez.
LA REVOLUCION RESTAURADORA:
Cipriano y Juan Vicente encarnaron el “dúo dinámico” político y victorioso para llevar a cabo la “revolución” Liberal Restauradora. Cipriano era el cerebro y Juan Vicente, la logística, la administración mesurada y la previsión. Juntos fueron la victoria.
Cipriano entra en Caracas el 22 de octubre de 1899, ante el asombro de los caraqueños guachafiteros y mamadores de gallo, que se burlaban de los “chacharos” y de sus escoltas llamados “La Sagrada”.
El asombro dio paso ala rabia y una gran “chismazón” (Ignacio Laya, dixit), al verlos acampar en tiendas de cuero crudo, nada menos que en plena Plaza Mayor (todavía no era Plaza Bolívar).
Al principio los “amos del Valle”, escondieron sus riquezas y sus mujeres, al final le ofrecieron sus doncellas al caudillo gocho del Táchira!.
LA GUAIRA, EMPEZANDO DICIEMBRE DE 1902:
Frente a la casa de la Aduana y la anciana casa Guipuzcoana, existía para ese año un hermosa plaza, con una fuente central de agua cristalina y cantarina...La Guaira se había consolidado a principios de siglo como el “Puerto de la capital”. Por sus instalaciones entraba casi todo lo que importaba el empobrecido país de entonces.
Por causa de las continuas guerras, Cipriano Castro tuvo que suspender los pagos de la pesada deuda externa, producto de empréstitos locos y de supuestos “daños” a nacionales extranjeros residentes en el país.
El total de la deuda era de Bs. 119.300.000, cifra astronómica para un país que devengaba un ingreso anual de unos 30 millones de Bs. Al monto de la deuda se sumaban “intereses” y “daños”, para llegar a un monto de 186 millones en total.
SE INICIA LA GUERRA!:
El día amaneció clarísimo, como suele suceder en esos días decembrinos del Litoral Central; los desprevenidos habitantes de La Guaira se levantaron para ver asombrados como su umbral marino, estaba erizado de buques de guerra con banderas ingleses y alemanas.
En esta oportunidad, no había realmente una organización de resistencia al invasor y en un despabilar, fueron tomados 6 barcos venezolanos surtos en el Puerto y a la media noche, ocupados los muelles por tropas alemanas.
Los nacionales ingleses y alemanes fueron recibidos en La Guaira y escoltados a los buques de guerra, para “evitar represalias”.
Para el 22 de diciembre el Almirante Archibald Lucas Douglas, proclamó el bloqueo total de las costas venezolanas “desde Maracaibo al Orinoco”.
Para el 17 enero de 1903, se produjo el más crudo combate, cuando buques de la flota invasora, la cual estaba compuesta por 2 buques alemanes, el “Falke” y el “Phanter”, intentaron penetrar hacia el Lago de Maracaibo y quedaron a tiro de la fortaleza del “San Carlos”, desde donde los artilleros venezolanos Cárdenas y Quevedo, con un cañón “Kroupp” de 80 milímetros, tirotearon fieramente a los invasores, obligándolos a huir.
Este cañón se encuentra conservado en la Escuela Naval Bolivariana de Venezuela, en la meseta de Mamo, estado Vargas.
Los invasores poseían barcos de última generación con cañones de 108 mm y ametralladores de gran efectividad!
“LA PLANTA INSOLENTE DEL EXTRANJERO INVASOR”:
“Venezolanos!..la planta insolente del extranjero invasor, ha profanado el suelo sagrado de la Patria!” “Venezolanos:..El sol de Carabobo vuelve a iluminar los horizontes de la Patria y de sus resplandores surgirán temeridades como las de las Queseras del Medio, sacrificios como el de Ricaurte, asombros como el del Pantano de Vargas, heroísmos como el de Ribas y héroes como los que forman la constelación de nuestra grande Epopeya”.
Castro desde su casa de gobierno establecida en la “Casa Amarilla”, frente a la Plaza Mayor, decide convocar a los caraqueños a una ruidosa y patriótica manifestación contra los invasores, situación que se repite en muchas ciudades del interior de Venezuela. Hace las paces con su archí enemigo, el mocho Hernández y se fortalece en el poder.
Los soldados invasores estuvieron de pasada en La Guaira hasta el 13 de febrero de 1903, cuando en forma muy ordenada y abastecidos de víveres, en filas muy disciplinadas, desfilaron hacia los muelles, abordaron sus imponentes navíos y se fueron.
CIPRIANO CASTRO, ANTI IMPERIALISTA!.
“Simio Bobo”, “Dictador”, “Mala Paga”, “Bombástico Furioso”, “Puercoespín”, “Gato Salvaje” y la lista sigue interminable de los epítetos que publicaban los grandes periódicos del mundo en contra de Cipriano Castro. Igualmente la burguesía nacional, estaba en completo desacuerdo con estas “confrontaciones absurdas” del Presidente, a quien le endilgaban todos los vicios del mundo.
“En la intimidad. Empiringotadas familias brindan íntimamente y formulan felices augurios. Los marinos extranjeros harán lo que ellas no pudieron: derrocar al Presidente. Quizá éste ya ha renunciado. Las copas se alzan”. (Luis Britto García).
Cipriano, por supuesto quedó muy herido en su orgullo, al tener que sostener una “mediación” de los gringos, la cual resultó igual en cuanto a la deuda, pero “redujo” los otros cargos por intereses y daños en una quinta parte.
Más tarde, rompe relaciones diplomáticas y expulsa a los embajadores de Holanda, Estados Unidos y Francia.
Reduce los negociados de los países invasores en Venezuela y entabla demandas judiciales internacionales y nacionales contra algunas de sus empresas.
Cipriano Castro se había tornado “muy molesto” para los acreedores invasores. Esto determinó su suerte, cuando enfermo hubo de salir de Venezuela en busca de una cura para su “fístula vesico clónica”, rara enfermedad del tracto urinario, la cual requería una intervención quirúrgica especial.
Aprovecha Juan Vicente el diciembre de 1908 y el día 28, una vez seguro de la ausencia de su compadre, decide liquidar la Constitución de 1904 y da el golpe para sustituirlo como Presidente Ausente.
Esta acción y su consabida previsión, lo establecerían en el poder por 27 años, ante la complacencia de los acreedores invasores, a quienes pagó “hasta el último centavo” y entregó Venezuela a la voracidad Gringa.
Se iniciaba la era del petróleo y del dominio de la Gran Burguesía Nacional, hija de la colonia y despilfarradora de los préstamos de las potencias, que nos bloquearon en 1902.
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