No basta ser de OIR, hay que saber oir

¿Qué te pasó Miguel Ángel?. Perdóname que te tutee, pero es que te llevo una morena de años y aunque no soy profesor de la UCV ni dirigente nacional de OIR, porque soy medio sordo, trato de VER y ser diligente en mis actividades de facilitador de la "Misión Róbinson", cuando el Metro me lo permite. Yo que siempre había admirado tu ecuanimidad y la coherencia de tus escritos y de tus intervenciones en VTV, me quedé patidifuso al leer tu artículo en el cual arremetes contra Luigino Bracci y Aporrea y rompes lanzas en defensa de un derecho de los trabajadores que nadie ha puesto en duda. No pretendo defender al señor Bracci, a quien sólo conozco a través de la lectura de sus interesantes artículos y lo considero más que capaz de defenderse a sí mismo y tampoco a Aporrea cuyo papel y misión dentro del proceso creo que los tiene claro, sin necesidad de recordárselos y que hasta ahora los ha desempeñado a cabalidad. Digo yo.

Me meto en este entierro, en el cual nadie me ha dado vela, porque yo también opiné en este portal de Aporrea en el mismo sentido del señor Bracci aun sin haber leído su artículo (que fue publicado antes que el mío) y creo que hasta fui un poco más lejos que él, lo cual me da derecho a replicar tus argumentos, sin entrar en consideraciones acerca del preámbulo de tu artículo.

Creo, Miguel Ángel, que estás confundiendo la gimnasia con la magnesia: nadie está atacando "despiadadamente la acción huelguística de los trabajadores del Metro"; lo que se está criticando no es el derecho a la huelga que tú defiendes y que yo defiendo, sino la forma intempestiva en que se llevó a cabo la paralización de un servicio vital sin que se cumplieran los trámites pautados por la ley, que ya es un acto ilegal, dejando a miles de ciudadanos encerrados no sólo dentro de las estaciones, que ya de por sí es delito, sino en medio de dos estaciones, DENTRO DE LOS VAGONES, obligándolos a riesgo de sus vidas a caminar por los rieles del tren hasta alcanzar la estación más próxima. Para mi eso es una acción tan criminal como lo fue el paro petrolero, aunque de mucha menor duración, pero no por eso menos terrorista. Por eso es que se requiere que quienes hayan promovido este paro, no importa a qué tolda política pertenezcan, se les apliquen las sanciones que la ley establezca, sin que esto implique que se esté criminalizando la acción de la protesta, sino en todo caso la acción irresponsable de quienes, al estilo de Carlos Ortega, propician los hechos y luego, con su cara muy lavada, salen a decir que: "Este paro se nos fue de las manos". ¡NO, COÑO!. Tienen que asumir la responsabilidad de sus actos. Tienen que aprender a reflexionar antes de tomar una determinación de tan graves consecuencias.

"El asunto no es de minorías o mayorías, o de oposición y oficialismo", como tu dices, y en eso estoy de acuerdo, se trata de "DERECHOS" de un grupo ante el "DERECHO" de una colectividad, ya que por muy respetables que sean esos "DERECHOS", siempre estará por encima el "DERECHO". Quienes promovieron el paro tienen el derecho a ir a la huelga si sus aspiraciones no son satisfechas razonablemente, pero a lo que no tienen derecho es a recurrir a este tipo de acciones que reitero en calificar de terroristas.



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Ño Leandro


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