A todos nos consterna este drama en tres actos. Inca Valero es una nueva versión del deporte capitalista aun desgraciadamente cobrando taquilla en Venezuela y envenenando las conciencias con el valor del dinero. El alcohol y las drogas, más allá de las drogas para los combates destruyen casi siempre a grandes valores deportivos.
Se pueden decir muchas cosas, pero lo cierto es que las instancias actuaron. Los tribunales de violencia contra la mujer dieron su sentencia. Inca debía ser sometido a tratamiento, no debía acercarse a su esposa, lo que supone que ella tampoco debía hacerlo.
Quiero dejar claras estas cosas, pues que Inca Valero fuera chapista confeso da pie a la manipulación mediática. Las bajas pasiones, la celopatía, el machismo aberrante de la sociedad de consumo en que vivimos tienen su buena culpa en este final dramático que nos duele a todos.
Quiero dejar claro ante Venezuela que al boxeador Inca Valero se le invitó la semana pasada para ser trasladado por medio del Convenio Cuba Venezuela a recibir tratamiento en el hospital La Pradera en la Habana, opción que rechazó tajantemente.
Si creo propicio el momento para revisar los conceptos mercantilistas que el mercado internacional impone en ciertas disciplinas deportivas, el la formación machista del venezolano y la falta de formación para la defensa de género que cada mujer debe asumir.
Ha perdido Venezuela. Corrijamos errores.