Quizá
debido a nuestro parecido, desde hace un buen tiempo que te leo y me
preocupo por las cosas relacionadas a ti. Así recuerdo tus declaraciones
cuando entregaste el cargo de Habitat, en donde pienso igual que tu,
que fuiste muy rápido en medidas que de todas formas deberán tomarse
en nuestra revolución, Si es difícil ese avance en lo que a vivienda
y los precios de los terrenos corresponde, estoy más que seguro que
si podrás hacerlo en cultura. La cultura, esa palabra tan repetida
y tan poco bien entendida, como el caso del señorito Lemois. Yo soy
escritor, soñador, poeta y por tanto revolucionario. Cuando pienso
en revolución pienso en cultura. No puede pensarse en revolución sin
pensar en la cultura, no tan solo la tradicional, la que defiende y
rescata las tradiciones por tantos años empañadas por la invasión
de valores extranjeros, sino por la nueva cultura necesaria, la cultura
revolucionaria.
Quería contarte
algunas cosas que a veces sueño y que con humildad quiero compartir.
Pienso que la cultura debe dejar de ser un hecho eventual, un acto
cultural
o un desfile del 19A. La cultura debe convertirse en un hecho cotidiano,
constante, presente en cada paso del camino al socialismo. La cultura
es la semilla que se siembra en el surco y que germinará en la
mujer y el hombre nuevo necesarios para la nueva sociedad. Por tanto
quiero proponerte que pienses en un gran esfuerzo nacional, una
revolución
cultural en nuestra patria, ¿te acuerdas la revolución cultural china?
¿Con que se come esto? Cultura popular, cultura popular.
Pensaba en
esas tardes de ensoñación que en cada barrio o poblado agrícola se
construyeran estructuras tipo escenarios o templetes a donde se les
brindara de forma constante al pueblo, cada fin de semana, cada noche
si es posible, cultura popular en movimiento. Que cada uno de estos
grupos folklóricos sea un batallón de lucha, que vayan rotándose
en una gira y que además, en estos espacios, los otros días, se
presenten
en las noches, temprano, los grupos de teatro de las escuelas
adyacentes,
los grupos de música de los jóvenes, las charlas de tantos compatriotas
valiosos que tenemos en la patria y los jóvenes valores que nacen de
nuestra revolución, un espacio abierto para la expresión `popular,
donde los concejos comunales incorporen las mesas de cultura, a la que
tanto olvidan.
Soñaba en
esas tardes con un festival suramericano de cultura, Imaginaba las
quenas
del altiplano resoplando en cada barrio, los chilenos cantándonos
cuecas,
los cubanos y su hermoso son, las cumbias colombianas y tantas cosas
tan excelentes de nuestro continente que aun no llegan a nuestro pueblo.
Añoraba aquella
fuerza tremenda que fue la nueva trova cubana para la revolución
antillana,
que apenas comienza en nuestra revolución, creo que hay que
incentivarla.
La cultura tiene que tomar la calle. El teatro tiene que tomar la calle,
las plazas, los parques, los semáforos, todo espacio público es un
buen lugar para la batalla por crear la nueva mujer y el hombre nuevo.
Un gran aplauso
camarada, se que si no lograste bajar el costo del metro cuadrado de
los terrenos burgueses, por ahora, si lograras que la cultura no sea
mercancía sino oficio necesario, arma de combate revolucionaria.
Yo desde mis
compromisos en la lucha, con tan poco tiempo disponible, igual me pongo
a tu orden como un soldado más para cualquiera de estas tareas que
me parecen tan necesarias para darle fortaleza al sueño de
transformación
y para la que estaré dispuesto eternamente.
Un gran abrazo,
adelante, siempre adelante, llena de tambores y de bailes a todos
nuestro
pueblo, cultura adentro camarada, venceremos!!
raulhbracho@hotmail.com