Otras elecciones, otra vez la revolución pendiendo de un hilo: Vienen por Chávez, la derecha acecha, la CIA financia, la canalla prepara canalladas. El temible enemigo es una mesa de unidad pegada con saliva y moco.
¡Mosca pueblo! Miren a Borges y sus cuatro gatos, a lo que queda de Enrique Mendoza, a Mari Cori y sus rodillitas chic, a la contrarrevolución que está allá, en el este de Caracas y sus sucursales de provincia. Témanle mucho aunque ésta sea como el Mago de Oz.
¡Disciplina! -nos siguen diciendo- Que el destino de la revolución está en sus manos, miren que pudieron autopostularse ¿no?, que todos somos iguales aunque a mi me apoye, hecho el pendejo, un ministerio con su departamento de prensa, aunque algunos seamos amigos de alcaldes y gobernadores, aunque yo tenga acceso a una entrevista en Venevisión, o a dar ruedas de prensa como vocero del partido, aunque el lomito de los candidatos lista quede reservado para la Dirección Nacional... todos somos iguales.
Nosotros, las bases nos lanzamos con candidez a buscar a nuestros candidatos, nosotros cumplimos con todas las normas, nosotros no tenemos instituciones del estado que organicen actos de campaña disfrazados de charlas sobre “ La importancia del repollo en la dieta revolucionaria del hombre nuevo”. Nosotros andamos a pie mientras otros, pregonando igualdad de oportunidades, van en avión.
A pie iremos a votar, honestamente, con disciplina, fieles a nuestros principios revolucionarios. Veremos pasar lo que nos pasa cada vez que hay elecciones sin una pizca de resignación. Esperaremos los resultados, esperaremos a ver si ganamos algunos puestos, algunos más que la última vez, para confirmar que vamos venciendo.
Nosotros votaremos, pero la pelota queda en Dirección Nacional que tendrá la responsabilidad de escoger a los candidatos lista -recuerden, el lomito-, los que tienen más opción que quienes, contra instituciones y alcaldías -¡perdón!- contra viento y marea, fueron electos por la voz de Dios.
Por lo tanto, la voz de Dios no se hace responsable de las posibles metidas de pata de la Dirección Nacional. Así que escojan bien el lomito que nos van a servir. Que no tenga pellejo y sobre todo, que no huela a podrido. No embarren a mi presi con un bistec de tercera que se nos vaya a atragantar, no cuenten con el chantaje de la revolución en peligro, que ni creemos en el Coco de la oposición ni nos resignamos al mal menor. Que conocemos al enemigo más apremiante y sabemos bien donde está.
Escojan bien, pues las culpas no son endosables y no hay margen para el perdón: la pata que se meta en el barro, en el barro se quedará.
carolachavez.blogspot.com