Ante los sentimientos de angustia, frustración e indignación que están aflorando en los trabajadores del sector automotriz de Venezuela, Señor presidente, nos vemos en la imperiosa necesidad de diagnosticarle con conocimiento de causa, las razones y circunstancias que están haciendo proliferar estos sentimientos en la clase trabajadora automotriz, y por qué no, darle un posible pronóstico de lo que a muy corto plazo se nos vendrá como avalancha.
Dejamos por asentado que la clase trabajadora actual de este importante sector, nunca participó en el diseño de la industria automotriz venezolana. Esta tiene más de 70 años establecida en el país, y su arquitectura se basa en el ensamblaje de vehículos a base de materia prima mayormente importada de sus casas matrices, convirtiendo a esta industria consecuencialmente, en una consumidora voraz de divisas. Sin embargo, una vez elaborado y comercializado el producto, el mismo, no genera ni retribuye en divisas al Estado que se las otorga para lubricar sus procesos productivos. Esta política automotriz fue diseñada y promovida por los empresarios del ramo y el propio Estado venezolano, durante estos primeros 70 años.
En el momento presente, señor presidente, la mayoría de las ensambladoras del país están produciendo a un 20% de su capacidad total (y no todas están produciendo). En el estado Carabobo, por ejemplo, Ford ensambla 10 vehículos diarios; General Motors 15 automóviles diarios, y el caso más patético es el de Chrysler, la cual no ha producido ni un vehículo desde finales del mes de febrero. Hay que recalcar que estas plantas están diseñadas para ensamblar entre 250 hasta 300 unidades diarias (caso Ford y GM). Las ensambladoras del oriente del país corren suerte similar, Toyota a duras penas, reactivó operaciones la pasada semana con proyecciones de producción de tan solo 10 unidades diarias y luego de más de dos meses paralizada. Mitsubishi, está laborando de lunes a miércoles con una producción de 14 unidades diarias y algunas veces, logran alcanzar hasta los 21 vehículos.
El caso de las grandes ensambladoras es el más notable, pero el sector autopartista también está siendo afectado. Empresas como Gabriel, Danaven, Centrobus, Clover, Aerocav, y el grupo de caucheras, ya reportan descensos significativos en sus niveles de producción. La crisis económica arropó a todo el sector automotriz.
Ahora bien, señor presidente, los trabajadores automotrices nos atrevemos a denunciar la cruda realidad de todo un sector, arriesgándonos a ser etiquetados de patronales y contrarrevolucionarios. Pero los trabajadores automotrices nos sentimos amenazados ante los alegatos patronales de: “las nula o poca liquidación de divisas”.
Como trabajadores pensantes, fundamentamos nuestras críticas y razonamientos en realidades concretas, no en abstracciones. Muchas de estas empresas tienen líneas de producción totalmente paralizadas (Chrysler, Gabriel, Iveco, Metalsa, Macusa, Clover, Danaven), sin esperanzas de una reactivación inmediata. Toda esta situación la observamos muchos trabajadores de forma perpleja y temerosa, porque a medida que transcurren los días, semanas y meses, aumenta progresivamente la incertidumbre y la presión patronal sobre los trabajadores.
Amenazas tales como: la suspensión de la relación laboral; calificaciones de despido, persuasión de renuncias voluntarias (cajita feliz), adelanto de vacaciones, cierres definitivos de planta, se han convertido en el pan de cada día de los trabajadores. En las empresas en donde se está discutiendo convenciones colectivas, estás se niegan a las justas reivindicaciones exigidas. Los patronos configuran sus discursos dentro de un contexto de crisis, que según para ellos, hace insostenible sus estructuras de costos, teniendo que descifrar alternativas que equilibren la balanza, por supuesto, estos equilibrios implican el sacrificio de la clase trabajadora, el sacrificio de muchos puestos de trabajo y el bienestar de miles de familias venezolanas.
Muchos trabajadores no entendemos si toda esta situación obedece a una guerra económica orquestada por las transnacionales desde el exterior, o tal vez sea producto de una estrategia gubernamental para estrangular a las empresas automotrices de capital privado, pues en estos momentos se nos dificulta tener claridad ante tanta incertidumbre y desinformación. El hecho fundamental, es que la productividad está por el piso y muchos trabajadores no estamos laborando con regularidad y a su vez somos objeto de amenazas y despidos.
Permítanos decirle presidente Maduro, que ha toda esa confusión, angustia e incertidumbre, se le agregan elementos de frustración cuando un puñal atraviesa nuestra comprensión obrerista, revolucionaria y patriótica soberana en el momento de enterarnos de acuerdos para traer vehículos importados y para serle franco, no esperábamos destino distinto para quienes presumían en millonarias publicidades diarias, de ser más venezolanos y socialistas que un obrero y mientras estafaban y robaban a muchos compatriotas.
Así las cosas, señor presidente, como usted podrá observar, las razones expuestas son en parte, la causa de tanta desmoralización dentro los trabajadores del sector automotriz, y la reproducción de sentimientos adversos a la revolución que usted representa por mandato del comandante Chávez. No queremos pecar de fatalistas, pero como trabajadores es nuestra obligación nuevamente hacerles llegar este mensaje, que es nuestra cruel realidad.
Sabemos que usted ha sabido de nosotros y lamentablemente tenemos que admitir que ha privado más la condena que nos infirió un sector que no comprende la realidad de lo que significa trabajar en una industria que no sólo nos da beneficios importantes y poco se han interesado de lo que para nosotros ha significado el laborar en una industria que nos ofrece también una cantidad importante de riesgos y lo peor es terminar de creer que una trasnacional no se va y dejar a la suerte miles de familias que mayormente pertenecientes a la clase obrera y que ha acompañado incondicionalmente a la revolución; permítanos presidente Maduro tener esa apreciación, pues a pesar de que hemos disciplinadamente tratado de que usted y el equipo que los acompaña nos escuche, en más de un año de intentos no hemos podido llegarle.
Tenga usted por seguro que con la misma convicción y voluntad que hemos defendido la Revolución, saldremos ahora a defender el empleo y el salario, sin temor alguno de lo que puedan tildarnos de patronales o contrarrevolucionarios. Siempre con la esperanza de que en algún momento se nos vea de una manera distinta y se nos escuche.
Antes de despedirnos queremos dejar sentado que de continuar la situación presente, los pronósticos no son muy alentadores para la clase trabajadora automotriz, pues si sigue como va, ocurrirá lo que ocurría en la cuarta república, que los trabajadores cargaremos sobre nuestros hombros las crisis que otros engendran. Que no se repita la historia compañero presidente!
Sindicato de trabajadores de Chrysler; Sindicato de trabajadores de Toyota; Sindicato de trabajadores de Encava; Sindicato de trabajadores de Iveco; Sindicato de trabajadores de Gabriel Vzla; Sindicato de trabajadores de Clover; Sindicato de trabajadores de Sposito; Sindicato de trabajadores Emveta; Sindicato de trabajadores de Aerocav; Sindicato de trabajadors de Veyancetech
¡¡¡VIVA LA CLASE OBRERA VENEZOLANA!!!
Valencia, 19 de junio 2014