Bien interesante el llamado de José Vicente Rangel el domingo pasado referente a la importancia de que la corrupción en la Venezuela Bolivariana sea tema de discusión en el debate electoral actual. No hacerlo sería sentenciar a muerte la Revolución Bolivariana a corto o mediano plazo No olvidemos que fue este el más importante factor para el fracaso del proyecto socialdemócrata en nuestro país y lo fue también como causa principal para el derrumbe del socialismo en la Europa del Este. La Unión Soviética por la que murieron 20 millones de obreros y campesinos ante la arremetida fascista, no había pasado medio siglo y aquel enorme poder social, económico y militar, se derrumbaba como un castillo de naipes, sin que nadie moviera un dedo por salvarlo. Una élite privilegiada, por ende corrupta, produjo el divorcio del partido y el estado del pueblo trabajador. En ello estaba el caldo de cultivo para el retoñar frondoso de los espíritus capitalistas. Si esto ocurrió en un estado socialista que fue defendido por su pueblo con el costo de millones de vidas ¿qué dejamos para nosotros? Tomando en cuenta lo entreveradas que están con las estructuras revolucionarias, las concepciones capitalistas que aspiramos derrumbar.
Estoy convencido de que dos grandes acontecimientos de inusitadas dimensiones marcan el final de este primer semestre del año 2010. Uno en el plano internacional: la abrumadora e incalculable y lo que es todavía más grave imparable mancha de petróleo ocasionada en el Golfo de México por la inglesa petrolera “British Petroleum”. La BP es uno de los principales financistas de la carrera política del mulato Barak Obama, desde cuando aspiraba a ser congresista. En esta oportunidad y agradeciendo favores recibidos, escasamente un mes después de la toma de posesión del medio afro descendiente, les fue concedida por el gobierno norteamericano la concesión para reiniciar la explotación de petróleo mar afuera, dentro de un controversial programa cuyo nombre es algo así como “Independencia energética” El primer pozo en el Golfo de México se les desbarató y millones de toneladas del combustible fósil manan y manan sin parar y lo que es peor, a estas alturas a casi dos meses del acontecimiento, no han logrado más que recoger y con enormes costos una mínima parte de petróleo que se derrama. Es difícil recoger la leche derramada.
Pero a pesar de lo absurdo y tal vez por ello, esto entra dentro de la lógica capitalista. De un sistema político, económico y social, cuyo elemento fundamental es la irracionalidad, la anarquía, cada vez más en la medida de que se trate de los grandes poderes económicos. La sacrosanta propiedad privada ampara la potestad de permitir que cada poderoso haga con lo suyo literalmente lo que le dé la gana. Aunque ese hacer, valla en contramarcha del bien común o de la vida misma sobre la tierra.
El otro acontecimiento de inusitadas dimensiones es nacional y se trata de la pérdida de miles y miles de toneladas de alimentos compradas en el extranjero para PDVAL y por ende para la alimentación del pueblo venezolano. El socialismo del siglo que sea, tiene que ser racionalidad en esencia. Se trata a grandes rasgos de la centralización del grueso de los medios de producción y distribución, para mediante una planificación centralizada, coordinar la productividad, de acuerdo a las necesidades del desarrollo social de la economía. Nada se hace a la machimberra. Se calculan costos, volúmenes de inversión y producción, estableciendo áreas prioritarias y buscando la mayor racionalidad para el aprovechamiento al máximo de los recursos. Todo ello con el objetivo final del bienestar de las mayorías.
PDVAL como brazo ejecutor de la política social del Gobierno Bolivariano, ha representado un importante aporte a la economía familiar de nuestro pueblo, manteniendo una constante en cuanto a provisión y abastecimiento, con sus lógicos altibajos. Lo que quiere decir que en líneas generales se ha contado con algo más de lo necesario.
Entonces uno se pregunta: ¿Para qué ese desorbitante sobre volumen de existencia almacenado en los depósitos de Puerto Cabello? Una cantidad tan exageradamente grande que la estructura operativa del programa no solo no pudo poner en movimiento para su aprovechamiento, sino que aparentemente ni siquiera sabía que existía. Un volumen tal de alimentos y los venezolanos no sabíamos que estaba allí.
Semejante irracionalidad, para mí solo tiene una explicación: las compras se hacen en el extranjero y se hacen con dólares. Esos negocios y sus prioridades suelen significar importantes comisiones, precisamente en divisa norteamericana. Las compras desaforadas sin arte ni concierto, sin planificación ni medida, solo podían tener un motivo: la acumulación de comisiones y hay que ver el volumen del que estamos hablando. Por otro lado, es de suponer que esos espacios donde se dejan en depósito los contenedores en cuestión, frecuentemente suelen tener propietarios que cobran por contenedor y por día. De ser así podríamos imaginarnos, por no sacar la cuenta, la inmensa Boloña que estaría en juego también por ese concepto. Aquí también queda como difícil recoger la leche derramada.
Esta situación es demostrativa de que no son precisamente socialistas los métodos que se emplean para el manejo de nuestros cuantiosos recursos petroleros, en estos programas, independientemente de que sus resultados finales los parezcan. No son socialistas por lo irracional de la metodología y no lo son por el carácter mezquino y corrupto o negligente por decir lo menos, que priva en buena parte de esos funcionarios.
No sé de qué manera discutiremos sobre corrupción en el debate electoral, ni en qué otra instancia. Ni de qué manera tendrán trascendencia esas discusiones. Lo que si comparto es que son de urgente importancia para la sobrevivencia del proceso revolucionario hoy en día en la Venezuela Bolivariana. Y más allá de la discusión las medidas de justicia popular, revolucionaria. Caiga quien caiga, como dice el Comandante. Ya veremos.
mundoiribarren@gmail.com