CAP, la nacionalización petrolera y la Costa Oriental del Lago

Esta extensa porción de tierra fue huerto fecundo para que surgiera de allí  historias, vivencias, sueños, sudores, lágrimas y muertes. No todo en esta franja costera era la vida de la industria petrolera, de la metalúrgica, de la ganadería, del comercio, de la prestación de servicios y de la pesca. Esta Costa Oriental del Lago tenía el legado de contar en su subsuelo grandes venas y lagos petrolíferos y que desde época remota bien temprano en el siglo XX ya explotaban con avaricia las distintas y variadas transnacionales petroleras provenientes de lejanos lugares del mundo.  

Muy pronto por la esencia del sistema capitalista afloraron las contradicciones de clases y tal como lo cronica Jesús Prieto Soto en sus libros estallaron las primeras y estremecedoras huelgas de trabajadores petroleros en Venezuela alentados por verdaderos dirigentes y trabajadores clasistas. Con el tiempo devinieron en Sindicatos patronales, sindicalistas traidores, peseteros que entregaron, que vendieron contratos laborales y los ascensos dentro de la industria petrolera vinieron dados por las abultadas cotizaciones que los militantes de AD y COPEI que trabajaban en la industria petrolera hacían a sus respectivos partidos, de allí dependía la reclasificación de nóminas. El Zulia y la COL fue laboratorio para incubar el secesionismo. Lo demás es historia conocida. 

Pero como decía un locutor de la hoy fenecida Radio Petrolera “Hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan…” 

Abordemos en esta oportunidad la fecundidad revolucionaria de la Costa Oriental del Lago, de las luchas en los distintos barrios desde Mene Grande hasta Los Puertos de Altagracia, las protestas estudiantiles no eran menos en los liceos Dr. Raúl Cuenca, Francisco Zea, ambos en Ciudad Ojeda, Liceo Chávez y la Escuela Técnica Industrial en Cabimas, además de Estudios Generales, extensión de La Universidad del Zulia también en Cabimas. No había un hecho nacional e internacional que aconteciera que desde cualquiera de estos centros de estudios no tuviera una respuesta contundente. 

“La Nacionalización Petrolera de CAP” estremeció a la empresa petrolera, sectores partidista de oposición de entonces, gremios, sindicatos, comunidades, nos lanzamos a la calle, hubo entrega de volantes en los portones de la industria, pinta en las paredes, pancartas, marchas de protesta; de respuesta el gobierno de CAP llevó a cabo la militarización de toda la industria petrolera en la Costa Oriental del Lago, reforzamiento con personal de distintas partes del país de la DISIP, es decir, los funcionarios más felones lo que trajo como consecuencia, represión, detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones por varios días de las y de los detenidos, violación sin autorización de hogares, liceos, universidad, de la ETI y demás recintos institucionales. La represión institucional era reforzada por las Bandas Armadas de Acción Democrática y la Cobra de Copei que cuando no atacaban salvajemente a los y a las revolucionarias cumplían la función de “sapos” para los organismos policiales. 

Cuando CAP llegó a la COL para desde el pozo petrolero Zumaque I simbolizar la “Nacionalización Petrolera”, las Fuerzas Armadas de entonces durante meses ante y posteriores sitiaron toda la franja lacustre por aire, agua y tierra, en medio de todo ese cerco policial-militar, las y los valientes y abnegados militantes utilizando la inteligencia social dejaron marcado con pintas, volantes, pancartas su repudio en las calles y avenidas, en los portones y hasta dentro de los propios espacios de la industria petrolera, acciones audaces que dejaron sorprendidos y amonestados a los propios jefes de los organismos de inteligencia y represivos del gobierno y del Estado nacional. 

Ser militante de la causa revolucionaria en la Costa Oriental del Lago te ganaba un prestigio a nivel nacional, sortear la represión, contar con lo mínimo para subsistir, para trasladarte a pie de un lugar a otro evitando la detención para cumplir una tarea revolucionaria, dormir en cualquier sitio, contar en la mayoría de los casos con la solidaridad del pueblo, recoger dinero en las aulas de la universidad y liceo para garantizar aunque sea una de las tres comidas del día, ser marcado para que nunca trabajaras en la industria petrolera, las y los activistas político revolucionarios eran acosados por fieras represivas y de torturadores que hasta montaban guardia en el hogar de las y los revolucionarios para capturarlos y amedrentar a los padres. Además hay que agregar los graves conflictos intrafamiliares por lo que implicaba la militancia revolucionaria y los riesgos implícitos. 

Todo ese contingente humano éramos adolescentes disciplinados, estudiosos, humildes, audaces, valientes, desprendidos, todas y todos inspirados en el ejemplo del Che Guevara, que a temprana edad comprendimos que ser joven y revolucionario es una unidad indivisible y asumimos la responsabilidad histórica.  

De muchas partes del país vinieron brigadas de militantes y amigos de la militancia revolucionaria a reforzar el trabajo revolucionario en la Costa Oriental del Lago. Las fuerzas políticas y la solidaridad se ponían en tensión y de manera espontánea el pueblo colaboraba desinteresadamente para mantener tanta gente.  

Cuando la Marcha Nacional Antiimperialista la cual recorrió todo el país y concluyó con una marcha y un acto público en Cabimas y al otro día era la partida, las despedidas eran casi luctuosa, además de un fuerte abrazo puesto que quedaba en vilo la posibilidad de no volverse a ver ya que la represión se haría sentir y la frase en baja voz y a la vez más repetida fue: -Cuídense muchachos.  

Han transcurrido varios años, algunos y algunas militantes, marcharon a otras responsabilidades dentro del estado Zulia o fuera de él, muy pocos se rajaron o mejor dicho casi nadie, cada quien está en su trinchera de lucha o desde donde aporta; cada mujer y hombre entregado a esa lucha tiene un legado, un acumulado, una experiencia y sabemos del uno del otro o de la otra en el calor de los conflictos o de la lucha por enaltecer la justicia en esta oportunidad histórica con el proceso socialista bolivariano liderizado por el Comandante Chávez. 

Existen muchas preocupaciones pero más temprano que tarde habrá que analizar del por qué el Zulia, la Costa Oriental del Lago, no tiene ese papel histórico de otrora. Llama la atención el silencio de una región que siempre ha rugido. Pregunto: será que tendremos que esperar dos generaciones subsiguientes para que del Zulia y de la Costa Oriental se vuelva hablar y sea referencia a nivel nacional. Motivos para pelear y para crear consciencia hay muchos. Se ve a legua una separación entre institucionalidad “revolucionaria” y pueblo, cabe preguntarse: -¿quiénes alentaran ese divorcio y por qué? 

Ya CAP se marchó del mundo terrenal, ¿habrá quedado su estela impúdica en el Zulia y en la Costa Oriental del Lago? Habría que ver y ver muy bien! 

(*)Profesor – Periodista

gaspar_velasquez@yahoo.es



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Gaspar Velásquez Morillo(*)

Perfil de Gaspar Velásquez Morillo. Venezolano. Lic. en Periodismo egresado de la Universidad de la Habana Cuba. Master en Periodismo por la UNESCO. Candidato a Doctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico. Línea de Investigación: Gestión Pública Bolivariana. Especialista en Políticas Públicas. Especialista en Ciencia Política. Profesor Universitario en Pre y Postgrado. Facilitador de Procesos Socio-Políticos y Educativo. Asesor Político Comunicacional. Consultor de la Asamblea Nacional 2001 2005 en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal y Ley de la Defensoría. 1er Secretario del Consejo Legislativo del estado Trujillo en la República Bolivariana de Venezuela, año 2000.

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