Muy pronto
por la esencia del sistema capitalista afloraron las contradicciones
de clases y tal como lo cronica Jesús Prieto Soto en sus libros estallaron
las primeras y estremecedoras huelgas de trabajadores petroleros en
Venezuela alentados por verdaderos dirigentes y trabajadores clasistas.
Con el tiempo devinieron en Sindicatos patronales, sindicalistas traidores,
peseteros que entregaron, que vendieron contratos laborales y los ascensos
dentro de la industria petrolera vinieron dados por las abultadas cotizaciones
que los militantes de AD y COPEI que trabajaban en la industria petrolera
hacían a sus respectivos partidos, de allí dependía la reclasificación
de nóminas. El Zulia y la COL fue laboratorio para incubar el secesionismo.
Lo demás es historia conocida.
Pero como decía
un locutor de la hoy fenecida Radio Petrolera “Hay cosas que por sabidas
se callan y por calladas se olvidan…”
Abordemos en
esta oportunidad la fecundidad revolucionaria de la Costa Oriental del
Lago, de las luchas en los distintos barrios desde Mene Grande hasta
Los Puertos de Altagracia, las protestas estudiantiles no eran menos
en los liceos Dr. Raúl Cuenca, Francisco Zea, ambos en Ciudad Ojeda,
Liceo Chávez y la Escuela Técnica Industrial en Cabimas, además de
Estudios Generales, extensión de La Universidad del Zulia también
en Cabimas. No había un hecho nacional e internacional que aconteciera
que desde cualquiera de estos centros de estudios no tuviera una respuesta
contundente.
“La Nacionalización
Petrolera de CAP” estremeció a la empresa petrolera, sectores partidista
de oposición de entonces, gremios, sindicatos, comunidades, nos lanzamos
a la calle, hubo entrega de volantes en los portones de la industria,
pinta en las paredes, pancartas, marchas de protesta; de respuesta el
gobierno de CAP llevó a cabo la militarización de toda la industria
petrolera en la Costa Oriental del Lago, reforzamiento con personal
de distintas partes del país de la DISIP, es decir, los funcionarios
más felones lo que trajo como consecuencia, represión, detenciones
arbitrarias, tortura, desapariciones por varios días de las y de los
detenidos, violación sin autorización de hogares, liceos, universidad,
de la ETI y demás recintos institucionales. La represión institucional
era reforzada por las Bandas Armadas de Acción Democrática y la Cobra
de Copei que cuando no atacaban salvajemente a los y a las revolucionarias
cumplían la función de “sapos” para los organismos policiales.
Cuando CAP
llegó a la COL para desde el pozo petrolero Zumaque I simbolizar
la “Nacionalización Petrolera”, las Fuerzas Armadas de entonces
durante meses ante y posteriores sitiaron toda la franja lacustre por
aire, agua y tierra, en medio de todo ese cerco policial-militar, las
y los valientes y abnegados militantes utilizando la inteligencia social
dejaron marcado con pintas, volantes, pancartas su repudio en las calles
y avenidas, en los portones y hasta dentro de los propios espacios de
la industria petrolera, acciones audaces que dejaron sorprendidos y
amonestados a los propios jefes de los organismos de inteligencia y
represivos del gobierno y del Estado nacional.
Ser militante
de la causa revolucionaria en la Costa Oriental del Lago te ganaba un
prestigio a nivel nacional, sortear la represión, contar con lo mínimo
para subsistir, para trasladarte a pie de un lugar a otro evitando la
detención para cumplir una tarea revolucionaria, dormir en cualquier
sitio, contar en la mayoría de los casos con la solidaridad del pueblo,
recoger dinero en las aulas de la universidad y liceo para garantizar
aunque sea una de las tres comidas del día, ser marcado para que nunca
trabajaras en la industria petrolera, las y los activistas político
revolucionarios eran acosados por fieras represivas y de torturadores
que hasta montaban guardia en el hogar de las y los revolucionarios
para capturarlos y amedrentar a los padres. Además hay que agregar
los graves conflictos intrafamiliares por lo que implicaba la militancia
revolucionaria y los riesgos implícitos.
Todo ese contingente
humano éramos adolescentes disciplinados, estudiosos, humildes, audaces,
valientes, desprendidos, todas y todos inspirados en el ejemplo del
Che Guevara, que a temprana edad comprendimos que ser joven y revolucionario
es una unidad indivisible y asumimos la responsabilidad histórica.
De muchas partes
del país vinieron brigadas de militantes y amigos de la militancia
revolucionaria a reforzar el trabajo revolucionario en la Costa Oriental
del Lago. Las fuerzas políticas y la solidaridad se ponían en tensión
y de manera espontánea el pueblo colaboraba desinteresadamente para
mantener tanta gente.
Cuando la Marcha
Nacional Antiimperialista la cual recorrió todo el país y concluyó
con una marcha y un acto público en Cabimas y al otro día era la partida,
las despedidas eran casi luctuosa, además de un fuerte abrazo puesto
que quedaba en vilo la posibilidad de no volverse a ver ya que la represión
se haría sentir y la frase en baja voz y a la vez más repetida fue:
-Cuídense muchachos.
Han transcurrido
varios años, algunos y algunas militantes, marcharon a otras responsabilidades
dentro del estado Zulia o fuera de él, muy pocos se rajaron o mejor
dicho casi nadie, cada quien está en su trinchera de lucha o desde
donde aporta; cada mujer y hombre entregado a esa lucha tiene un legado,
un acumulado, una experiencia y sabemos del uno del otro o de la otra
en el calor de los conflictos o de la lucha por enaltecer la justicia
en esta oportunidad histórica con el proceso socialista bolivariano
liderizado por el Comandante Chávez.
Existen muchas
preocupaciones pero más temprano que tarde habrá que analizar
del por qué el Zulia, la Costa Oriental del Lago, no tiene ese
papel histórico de otrora. Llama la atención el silencio de una región
que siempre ha rugido. Pregunto: será que tendremos que esperar dos
generaciones subsiguientes para que del Zulia y de la Costa Oriental
se vuelva hablar y sea referencia a nivel nacional. Motivos para pelear
y para crear consciencia hay muchos. Se ve a legua una separación entre
institucionalidad “revolucionaria” y pueblo, cabe preguntarse: -¿quiénes
alentaran ese divorcio y por qué?
Ya CAP se marchó
del mundo terrenal, ¿habrá quedado su estela impúdica en el Zulia
y en la Costa Oriental del Lago? Habría que ver y ver muy bien!
(*)Profesor – Periodista