Esta vez nos citamos vía telefónica con bastante tiempo por delante, para encontrarnos en Playa Punta Arenas el primero de enero de 2011, con la buena intención de seguir manteniendo los vínculos de amistad del que gozamos: el portugués y su familia y éste y la suya como si fuéramos médico y paciente en una relación que nos ata a la cuerda del cariño, respeto y confianza mutua, concatenados a muchos años de fraternidad consciente, aunque nos hemos alejado de la frecuencia de nuestros encuentros mensuales por obligaciones no compartidas con la hermandad de amistad que nos anima a él como seguidor de la burguesía escuálida y, a mí como socialista chavista –ambos somos honestos sin mezquindades ni compromisos que nos haga actuar como borregos o apátridas- más bien nos tratamos respetando las diferencias políticas que las tenemos, bien definidas, pero es motivo para no entendemos sin pelearnos así haya de por medio unas botellas de escoses respaldadas de variado menú casero y bocados importados que serán el soporte a la hora de compartirlos en la mesa de la paz, para aplacar las diferencias entre el que receta y el que tiene que cumplir la orden que emanará después de analizar los exámenes respectivos.
Nuestro primer saludo de bienvenida y de año nuevo fue de abrazos, besos y demás salutaciones que despierten el tiempo perdido sin vernos y traerlo al presente y en plática variada tratamos lo íntimo de nuestras familias –lo criticable y lo resaltable- por lo que pueda haber ocurrido en el transcurso de los meses del año y, con el primer descorche salió a flote las negativas políticas del Gobierno Revolucionario –según su modo de ver las cosas a su alrededor por las informaciones que le tiran los medios que ve y lee-, rellenándole su sentir con la dosis planificada de veneno mediático que lo alimentará para disentir o más bien dudar de lo que haga el Poder Ejecutivo y demás ramas del Estado a favor del pueblo y él siempre creerá y lo verá con el cristal de los lentes de su realidad de oponente furibundo que no lo deja ser real.
-¿Y tú no te has puesto en un Mustang de esos que están de moda traídos de Miami por la variedad de chiveras que hay en la Isla y que trafican con dólares que le sacan al Gobierno Nacional a través de CADIVI? Me entero Portu- le respondí. Y él atacó nuevamente con prontitud pasmosa, montado en una ola de satisfacción cuando me dijo, chamo, como ayuda el Estado a quemar dólares que pueden servir para otras emergencias que solucionen problemas al pueblo de vivienda y salud entre tantos que existen y, no fomentando el capitalismo, complaciendo a esa gente para que traiga –legal o de contrabando- toda la chatarra que nos invade que son utilizados por carros viejos y que no quieren los yanquis y, acá se transforma en el gran negocio de explotación del presente siglo con motores, alternadores, dinamos, arranques, cajas, computadoras y diversos repuestos que le da tracción a los vehículos y motos –y esos son viajes tras viajes (seguiditos) a Miami y más que otro a Panamá y, dos de ellos con toda su familia se fueron a partir el año allá –¡a gozá!- y en enero vendrán los containers de la felicidad que los enriquecen facilito al grupo y a los que están detrás de la tramoya y a la Isla la están saturando y contaminando con esos cachivaches usados y las sorpresas que se esconden con ellos y, otra vaina que te haré saber mi profe por despistado, pero primero brindemos y no te ahogues cuando tragues el güisqui y esto es, que, a veces se quedan en Guanta y cuando no, grandes cantidades se los llevan para tierra firme por Punta de Piedra con complicidad de quién, no sé –me dijo- y otra perla china –siguió narrando-, hay un proveedor que tiene un retrato del presidente Chávez de cuerpo entero en su oficina –siendo, el fulano escuálido- y eso es para meter el mono y burlarse del SENIAT –ves como se juega sucio y tú –¡bobo!- pelando como revolucionario –fue lo último que me soltó- y, yo como buen entendedor, no dije, ni sí ni no, pues en las radios locales sobra la publicidad de lo que ofrecen y basta ver las posesiones en que se han puesto los señores del negocio, incluyendo camionetas de todos los modelos –¡un negocio chivérico que flota en el aire de prosperidad!
En el delgado hilo de nuestra conversación que se transformó en un monólogo, donde el portu hablaba y hablaba y yo oía y grababa lo que transcurre a los ojos de quien no quiere ver -¿razones?, y ambos bajo el furor del líquido que consumíamos, recorriendo olas espumosas, bien cargadas de gentes, que porfiadamente se deslizaban en su lomo de potro salvaje, empujadas por un sol abrasador de cariño acuoso sin piedad.
Una brisa fría pasó de repente y el espacio playero fue perforado por el escándalo de treintidós aves marinas que acrobáticamente traspasaron la quietud del momento y sin querer se llevaron de mí, lo que pensé y no rebatí, lo que me permitió con tranquilidad absoluta agarrar un segundo aire para aguantar el temporal de seguidillas de volutas pasajeras que como actos irregulares vendrían en contra de los traidores del sistema que se visten de rojo de sumisión cómplice.
No obstante mi frialdad de Año Nuevo, recibí un golpe bajo de palabras egoístas cuando, el portugués, mi amigo de siempre, me sacudió con la más atrevida de sus aseveraciones con un muslo de pavo en su boca al que mordió con rabia razonable y, palabras y muslo salieron a la vez de su boca.
Y sin masticar bien su bocado me aseguró viendo al cielo y jurándome por lo que juran los hombres que tienen los pies sobre la tierra cuando aman, me lanzó este sermón sofocado de rabia: -¿te acuerdas del tipo aquel que te dije que trabajaba en el SENIAT y que lo hicieron renunciar y salió rico por sus vagabunderías encubiertas? -a ese lo premiaron a los pocos días y lo pusieron de director del Puerto del Guamache –¿lo recuerdas, mi amigo? –preguntó- y yo, me atasqué y no recordaba de quién diablo me hablaba –sólo, para salir del paso- le dije, tengo mala memoria y, él contraatacó –sí vale de eso no hace mucho, porque lo volaron o hizo su trabajo y ya. -Por ahí anda haciendo negocios multimillonarios como un gran señor, -y lo peor-, los bienes están a nombre de otros. -Te das cuenta mi profe que todo se sabe –menos tu gobierno y, ¿qué es lo que investiga, -¡ah! Bobo?
-¿Dame un descanso pana? –me solicitó mi amigo portugués el angoleño- que voy a chapuzarme que el agua está fría como me gusta a mí, para despejar la mente y revisar bien el disco duro de mi memoria y sacar a flote las tracalerías que conozco y luego te sigo contando –dale, Chepo Candelo -le dije, y no sé porqué, me eché un trago seco y me senté en la orilla a esperar …
Reconozco sin pena alguna, que ese día el portugués abusó de mí al no dejarme hablar. Me enredó con su dialéctica el primer día del año 2011 de verdades que ignoré –no por complicidad. Eso jamás –porque más bien lo que dijo, me sirvió de desahogo.
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