“… Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”. Che Guevara
Hace unas semanas atrás, en el marco de un encuentro entre la directiva del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y los equipos estadales, el Presidente Chávez indicaba que debe darse el principio de “obedecer” al colectivo, y además señaló lo siguiente: “…estamos aquí para que el pueblo nos mande, nos interpele, nos regañe, nos critique. Si nos convertimos en simples representantes del pueblo, y nos asumimos como el ‘poder para mandar mandando’, si eso llegara a ocurrir, estaríamos en la verdadera presencia de corrupción política". Si esas palabras las recogemos, y las comparamos con el discurso que viene dando el Presidente luego de la manifestación que se dio el pasado jueves en la Cancillería de la República y en la Asamblea Nacional, protagonizada por un sector importante de los movimientos sociales, y de los distintos pronunciamientos de individualidades y organizaciones políticas no sólo a nivel nacional sino a escala internacional, todos con el propósito de rechazar la entrega del periodista Joaquín Pérez Becerra y de manifestar el respaldo hacia este camarada, encontraremos una gran ambigüedad en el discurso de Hugo Chávez.
Ahora resulta, que los y las compas que salieron a la calle a manifestar en contra de la entrega de Joaquín, cumpliendo con el principio de solidaridad que debe ser irrenunciable para todo revolucionario y toda revolucionaria, son de “ultraizquierda”, y los mismos deben rectificar, ya que el gobierno actuó apegado al derecho internacional, es decir, a la lógica de los que controlan el mundo y han plagado el planeta tierra de miseria, hambre y destrucción. Nos preguntamos: ¿Si Joaquín Pérez Becerra es actualmente de nacionalidad sueca, por qué el gobierno venezolano no hizo contactos con el gobierno sueco? ¿Por qué esa extradición tan rápida sin permitirle a Joaquín el derecho a la defensa como si lo hiciera el gobierno pro-imperial de Santos con Mackled? ¿Será que la sumisión es un principio de este proceso bolivariano? ¿Por qué cada vez que los movimientos sociales y gremiales salen a la calle a manifestar de manera independiente son satanizados, tildados de “contra” y ahora de “ultrosos”? Recordemos, la marcha de los trabajadores y las trabajadoras que fue convocada por la UNETE el 31 de marzo, la cual fue recibida por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y por la Guardia Nacional, impidiéndola llegar a su destino final.
Discursos y más discursos, corre el tiempo y las erres pasan por debajo de la mesa, los buró políticos del PSUV en las regiones conformados por funcionarios del Estado, dirección nacional del PSUV en la misma situación, es decir, el partido sigue siendo un apéndice del Estado y no una instancia al servicio de las luchas del pueblo.
Pero son los “de abajo” los que deben corregir, los mismos que han defendido este peo en los momentos más crítico y han salido a derrotar las acciones fascistas de la burguesía nacional sin ningún titubeo. ¿Adonde quedó la humildad que caracteriza al Presidente? que valiéndose de su condición de orador en la multitudinaria concentración del 1º de mayo, y en cadena nacional el día sábado, aprovechó la oportunidad para desprestigiar a los camaradas y las camaradas que salieron a criticar la acción complaciente del gobierno bolivariano con el gobierno contrarrevolucionario de Colombia. Se podrán reprochar algunas de las acciones tomadas por los manifestantes, y hasta pudieran ser injustificadas, pero Presidente, pensamos que la lectura que usted debiera darle es otra, ya que la arrechera de la gente se debe al descuido y falsas posiciones del gobierno en los últimos años, esas mismas que usted reconoce en las cinco líneas estratégicas de acción política.
Una revolución social no solo es garantizarle al pueblo una casa, un empleo, un carro y programas asistenciales, mientras por otro lado seguimos teniendo un Estado y un partido burocratizado que se presta al sometimiento de la clase trabajadora, casos: la industria automotriz en este país, donde despiden trabajadores y trabajadoras como les da la gana y las inspectorías del trabajo e instancias del partido en las regiones se cuadran con el enemigo. Lo invito a que revise los conflictos: Mitsubishi, Toyota, Ford y Chrysler; la represión a las manifestaciones obreras o huelgas de trabajadores y trabajadoras por parte de la Guardia Nacional o Policías regionales, como: Mitsubishi, IOSA, Alfarería Internacional en Carabobo, Sidor, Almacenes al Frío, entre otras; que reine la impunidad en el país y continúe el sicariato a dirigentes sindicales, campesinos, indígenas, estudiantiles y comunitarios; que luego de doce años de proceso bolivariano no se haya demarcado las tierras ancestrales, continuemos con un Código de Comercio que data de 1955 y con una Ley Orgánica del Trabajo atrasada a los principios que supuestamente deberían reinar en este proceso revolucionario, vía al socialismo.
También, es bueno recordar las injusticias contra camaradas revolucionarios de acá, caso el estudiante del Táchira William Sanguino, El Cacique Sabino Romero y los indígenass Olegario Romero y Alexander Fernández, donde a pesar de las distintas movilizaciones que se hicieron a favor de estos compas, las autoridades del gobierno que son las mismas del partido poca atención prestaron. Sin embargo vimos al Ministro Tarek El Aissami reunirse con los huelguistas manos blancas que estaban a las afuera de la OEA, gesto que nunca tuvo ni con Lilian Sanguino, hermana de William Sanguino, la cual estuvo en huelga de hambre exigiendo la liberación de su hermano ni con el jesuita Korta, quien estuvo en ayuno exigiendo la liberación de los Yukpas. Son detalles que nos muestran grandes contradicciones de este proceso político, casos donde el gobierno nacional ha mantenido un silencio total y en donde el PSUV ha invisibilizado los conflictos.
Ante esta situación, es vital la unidad de las distintas organizaciones revolucionarias, lo que permitirá afinar y coordinar acciones en común que vayan orientadas a fortalecer la revolución y a garantizar su permanencia en el tiempo. Las debilidades de este proceso político para nosotros los revolucionarios con conciencia de clase, deben ser la causa que motiven elevar el nivel de organización social y no un elemento que neutralice la lucha. El camino aún es largo y solo el pueblo combatiente organizado es la esperanza en estos tiempos.
¡Nos declaramos en rebeldía permanente contra todo modelo imperial y contra las burocracias que le ponen freno a los procesos libertarios!