Creo que fue en abril del 2008 que en un artículo en Aporrea hice referencia a una consigna que apreció en medio de los convulsionados días de la Revolución de Octubre en Rusia: “El socialismo no será posible sino hasta que el último burócrata sea ahorcado con las tripas del último capitalista”. La frase no nació del partido bolchevique, pero si sirvió para retratar la visión que se tiene de los banqueros: lo peor del capitalismo. Los banqueros no son más que los usureros que se enriquecen con el dinero de los demás, cuestionados hasta por la propia iglesia católica, aunque ésta terminó con su propia banca.
Los modernos usureros también se han adueñado del negocio de las aseguradoras, desde donde se aprovechan del infortunio de los demás para llenar sus arcas, sin ningún aprecio por el prójimo, al contrario, actuando como unos miserables al momento de las desgracias particulares.
Se especializan estos usureros en usar artimañas para no pagar lo que les corresponde cuando una ciudadana o un ciudadano sufre un accidente, bien en lo personal o con un vehículo asegurado. Los usureros atrincherados en aseguradoras como Banesco se niegan a pagar lo que corresponde de acuerdo a las leyes.
Nosotros, en lo particular, somos víctimas de un asalto de estos usureros. Hemos acudido a Indepabis y a la Superintendencia de Seguros para denunciarle. Esperamos que estas instituciones del Estado actúen no sólo para hacer justicia con nuestro caso en particular, sino para que como organismos que forman parte de un Estado que se está transformando para avanzar hacia el socialismo pongan coto a las acciones de usura, explotación capitalista y antihumanas de esta aseguradora.
Vale la pena preguntarse ¿qué pasó con las decenas de denuncias de trabajadores despedidos a principios de este año por Banesco? ¿Se aceptó que Banesco violara la inamovilidad laboral? ¿Fueron amparados los trabajadores?
Hay que ser socialistas serios.
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