“Algunos se equivocan por temor a equivocarse”
Gottold Epharaim Lessing…
El hombre corcho: La aplicación del diputado Oscar Figuera a la persona de un diputado salta talanquera, y me supongo que también al ex gobernador saltarín; en La sesión de la AN el 18/09/2012, que trataba el caso del diputado ‘martillo’ Caldera; cuando dijo en su corto discurso, de que el no venia a saludar, al que salta de allá para acá y viceversa, como bien lo indicó en su intervención. Es lo más parecido al hombre corcho que siempre flota en cualquier agua, aunque esta esté muy putrefacta. Es decir, que haga siempre lo que haga, o deje de saltar, así lo deje de hacer, y cambien lo que cambien las circunstancias políticas, nunca más será bien visto por el pueblo venezolano.
A este tipo de políticos (diputado-gobernador) ante el reproche ético o ante cualquier crítica moral, responden: “No le paren bolas, a los habladores de guevonadas”. Cuando llama moralidad a la ilegalidad, y confunden la ética política, con la irresponsabilidad con el más aberrante cinismo, burlándose de la crítica social. Hablan, y se comportan con un auto- suficiencia, que engatusan al líder más arrecho, haciéndoles ver que son el mismísimo futuro.
Existen los políticos que hacen vida, y que son el agua en el que flota tanto cínico politiquero oficioso y dirán: “El infierno del humano no es algo por venir; porque ya existe aquí, el infierno político lo vivimos todos los días. Hay dos maneras de no sufrirlo. Uno es muy fácil para mucho politicucho: los que aceptan vivir en el infierno, y ser parte de él. El otro es más riesgoso y requiere mucho más aprendizaje.
El político corcho nunca se hunde así navegue en las aguas más turbias en la que está mezclado, es el personaje más audaz de la fauna del hamponato político. A veces en su jugada es el más inteligente y el más peligroso, son personas tenebrosas, cuando hablan por la TV dicen: ‘Yo salí absuelto de ese proceso judicial en mi contra, fui victima de una patraña, donde mi nombre y, mi honor salieron ilesos’.
Así los describió el escritor Roberto Arlt a este tipo de hienas de la política que no conocen fronteras, para saltar talanqueras. Porque los hombres corchos están en todos lados, dispuestos a sobrevivir en cualquier gobierno sea de izquierda o derecha: siempre flotan, salen de un cargo, y se montan en otro, los derrotan en un sitio, y encuentran la forma de ganar en otro, la vergüenza le es ajena, la justicia no es para ellos, parece que nacieron para mandar, hasta que la realidad les demuestre lo contrario.
La revolución bolivariana no ha estado exenta de esta casta de politiqueros habilidosos, que tienen una sola meta en la vida: estar siempre en el poder. Y son tan audaces, engañadores y maniobreros que sobreviven como una bacteria, burlando la más arrecha política de cuadros, hasta que el ego desmedido, la avaricia y la falta de escrúpulos, y de la ética los lleva a un callejón sin salida. Ahí es cuando la realidad le pone plomo al hombre corcho, hundiéndolos en el pantano junto a sus secuaces.
Percasita11@yahoo.es