Creemos que hay que poner orden en el desorden. Quizás las recientes acciones del Presidente Maduro, incluyendo la Ley Habilitante, sean el principio de ello. Aunque sólo el inicio del inicio… No es fácil la tarea. Se han acumulado los elementos del desorden…
En el artículo “Agricultura y corrupción” señalábamos que el MAT no ofrece cifras de producción, ni de productividad. ¿Cómo medir entonces los avances o retrocesos? ¿Cómo ordenar la política agrícola, sin parámetros de comparación?
También hemos señalado que no ejercemos la “autoridad” como gobierno y eso le ha dado “rienda suelta” a la espeluznante especulación que hoy pareciéramos descubrir. Nos asombramos con los volúmenes de divisas recibidos por empresas como Daka, Compumall o Imeca. ¿Cómo poner orden si aparentemente no sabemos a quienes se las otorgamos? Los dueños de Compumall son los inefables hermanos Carlos y Simón Sultan, famosos por las tiendas Graffiti. ¿Y qué acuciosa investigación tuvimos que hacer para identificarlos? La lectura de un simple obituario de Inversiones Compumall, uno que señalaba, el 23 de octubre de 2011, el fallecimiento del padre de los Sultan. Nadie pareciera saber, hasta ahora, que el dueño de Imeca era el diputado opositor Miguel Cocchiola. Con tanto “desconocimiento” es difícil enderezar el camino. La realidad es que, detrás de estos alegres empresarios, hay generosos “padrinos” en las instituciones públicas.
¿Cómo poner orden, insistimos, si pareciera que tampoco sabemos qué son los “commodities”? ¿Si no sabemos que existen mercados establecidos para estas materias primas básicas? Los alimentos, granos y ganado, entre otros bienes. Todos ellos tienen esencialmente un solo precio internacional (FOB). Una referencia de precios bastante precisa para saber si se está importando con sobreprecio. ¿Tampoco lo sabemos?
Hay demasiados “rabos de paja” en la oposición y en el gobierno, más allá de las aparentes confrontaciones, hay complicidad y entendimiento. ¡En cualquier momento, el pueblo se cansa y se prende un “candelero”! La IV República se caracterizó por la cultura del lucro y la corrupción, la V República le viene siguiendo los pasos.
Poner orden es posible, aunque se requiere de mucha valentía y voluntad política. ¡Ojala el presidente Maduro siga adelante!