Jugar con el dólar

Juego nada ingenioso es ponerse en unos dólares, ahora por la tasa del
Sicad que luego, una parte de ellos, serán transformados en bolívares
en cualquier parte de Venezuela que esa es y será la política
accionaria de los distintos viajeros venezolanos que preferentemente
deambulan por el mundo que no van en busca de conocimientos ni de
convivencias, como anteriormente se hacía, pues no, sin mucho análisis
extremo que considerar se viaja por negocio y, no por traer un
souvenir determinado, sino a comprar lo (útil) y lo más seguro el
revender para tapar costos y, además la duración del viaje no pasa de
los ocho o, quince días de acuerdo al cronograma de obtención máxima
de esa moneda que rige para los países que se elija. Todos sin
excepción están normados por esa situación de permanencia.

El negocio por la obtención de dólares sigue y seguirá mientras, se
consiga a buen precio para la rentabilidad de capital posterior a su
uso. No hay nada que obligue a lo contrario de ser honesto en su logro
y, quien diga que viaja por el placer de conocer e intercambiar, ver y
comprender la vida de otras regiones miente a placer. Eso pasó de moda
y de tiempo.

Decir que el Gobierno Nacional no lo sabe es otro absurdo, eso está
clarísimo entre los que están concentrados en determinar y definir esa
política de evaluación en la adquisición de divisas que a viajeros en
particular se refiere y están al tanto de todas sus consecuencias e
implicaciones, pero parece ser que no quieren atacar de frente quizás,
pensarán que van a caer justos por pecadores cuando, todos están
metidos en él mismo saco de acción. Nadie escapa. Hay un único sentir
sobre eso. No se explica el temor que hay dentro de los que pueden
desarrollar a conformidad del Estado el buen uso de los dólares que da
la Nación al viajante sin meternos con los que lo adquieren a precio o
tasa preferencial y después con sobreprecio de los producto preciso
dislocan el mercado nacional con sus ventas infladas al público en un
tanto por ciento que ellos quieran lograr, a su manera, como
importadores de bienes y servicios que son. Eso quedó al descubierto
en el mes de noviembre en todo su esplendor de crudeza capitalista.

Hay cierto miedo a hablar y, de utilizar el reacomodo de bandas cuando
es una imposición que es impuesta por la “comisiones o comités” de
quienes tienen que ver de frente con el asunto del dólar que con un
mercado interno que debilita de por sí nuestra economía y, quien tiene
de alguna manera esa moneda la suelta a escondida a cómo mejor le
parezca y sí consigue quien le compre que (es lo más seguro) vende y
se pone con su usura de ganancia líquida de muchos bolívares por
encima del valor fijado actualmente bien por Cadivi y ahora por el
Sicad.

Lo cierto es que se siguen soltando dólares a bajo precio, cualquiera
la banda o tope que se ha impuesto y, que tenía en espera los que se
asignan anualmente a las personas registradas por carpetas en los
bancos hacia Cadivi, que no se habían activados los cupos de las
tarjetas de crédito, para las compras vía electrónica por Internet que
estaban pendientes desde el primero de diciembre y, que con nueva tasa
del Sicad quedan a once treinta que trepa siete bolívares más por
encima de los cuatro treinta del año pasado que en abril de ese mismo
año subieron a seis treinta.

Y, mientras seguimos esperando que algún día se sincerará su verdadero
o aproximado valor de acuerdo con el que camina por allí solo bien
empujadito y llevadito que nos tiene de cola en cola tras de lo que se
consiga por no restablecer precios justos que acabe con el ahogo de
las colas.

Dólares hay y dólares habrá, pero devaluación no a decir, de los que
saben sobre esa materia que nos mantiene a la expectativa.


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Esteban Rojas


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