Este, un mini aviso de "Diario La Nación" de San Cristóbal, es la más clara evidencia de que el negocio del contrabando de la gasolina y de todo tipo de mercancía, desde aquí hacia Colombia sigue campante, era vox populi que existía una mafia bien organizada que manejaba, bajo la figura de administración, grandes cantidades de vehículos, a cuyos dueños, les garantizaban como aparece ofertado en el aviso, montos de dinero en ganancia, de tal magnitud, que ni un profesor universitario, por ejemplo, puede ganarse en un mes de trabajo.
Avisos como este, sin ningún tipo de escrúpulos, confirman que el poder de esas mafias es enorme y que las ganancias son tan altas, que se pueden dar el lujo de pagar esas, igualmente atractivas cantidades a conductores o propietarios de cualquier número de vehículos por alto que sea.
Y ¿ por qué surge esta estrategia?. Simple y llanamente porque el gobierno regional ha comenzado a llevar estadísticas sobre vehículos del transporte público y particulares que inexplicablemente viajan a Cúcuta con demasiada frecuencia, incluso varias veces al día, la respuesta de las mafias ha sido la que revela el aviso, substituir un vehículo por muchos y así multiplicar los viajes , sin despertar sospechas, y de esta manera mantener avante el delito de contrabando de gasolina, de alimentos, medicinas y de todo lo que represente seguir adquiriendo enormes ganancias en perjuicio de nuestra economía y por esa vía también incrementar sentimientos de animadversión de la gente contra el gobierno nacional y regional.
Tal estrategia que por lo visto, a pesar de las medidas tomadas por el gobierno, sigue operando impunemente, tiene que tener tras bastidores el apoyo cómplice de lo que el vulgo llama, capos o chivos, en altísimas posiciones de gobierno o con mucho poder, pues de otra manera, si en efecto las medidas cubrieran todo el entramado organizado para delinquir, sería imposible que alguien se atreviera a publicitar de manera tan descarada avisos como el que aquí les reproduzco a mis lectores.
Ahora bien lo que uno, por más que de devana el coco, no llega a explicarse, es como las autoridades, obligadas por el deber de evitar, a toda costa, el desangramiento de nuestra economía por la vía del contrabando, no le hacen un seguimiento a avisos como este para agarrar con las manos en la masa a estas mafias.
Es muy fácil que alguien, un policía de inteligencia por ejemplo, se haga pasar por una persona que quiere ganarse con su vehículo 30 mil bolívares, y así colocarle una trampa a al delincuente que hace la oferta y a través de él llegar a quienes están detrás de la organización.
Solo se requiere voluntad política que bien sabemos le sobra al gobernador del Táchira, el problema radica en encontrar funcionarios con una coraza de moral tal, que no se dejen comprar por la mafias, que están dispuestas a invertir todos los millones del mundo a comprar conciencias, pero también a extorsionar, incluso asesinando a quien sea para lograr su objetivos. No es un secreto que el paramilitarismo, hijo legitimo del gran capo que es Uribe Vélez, es quien maneja los hilos del contrabando, entre otras manifestaciones delincuenciales que nos afectan directamente, sobre todo en los estados fronterizos.
Así las cosas, es un hecho que estamos enfrentando una guerra que tiene varios frentes, mucho poder económico, un ejército de criminales a sueldo, apoyo mediático nacional e internacional, expreso o por omisión, y al frente la mano de un imperio que cual hiena está dispuesto, como lo ha intentado ya aquí y lo ha logrado en otras latitudes, a apoderarse de las riquezas que a ellos por su voracidad consumista, les comienza a escasear.
La lucha es difícil, los enemigos muy poderosos, pero este pueblo tiene una historia de capacidad de lucha, que no ha mermado y se conserva dispuesta en las generaciones actuales, además la ayuda de Dios con la intermediación de Chávez, Robert, William Lara, las victimas de abril del 2002, del 14 de abril del 2013 y de las guarimbas y de todos los que han partido dejando su ejemplo imperecedero,va a estar presente en esta guerra que vamos a ganar.
¡Como siempre vamos a triunfar!