¡Carajo!, la revolución no pega una con estos “economistas”. Rodolfo Marco Torres (militar) subió como la espuma desde la presidencia de un banquito, nacido en revolución, a ser el sustituto de otro “mago”: Jorge Giordani. Marco Torres ahora es el nuevo súper ministro, o sea. Mientras que Nelson Merentes, (el científico de las matemáticas, el Pitágoras moderno, como lo llama Maduro) sigue siendo un hombre de mucha suerte. La tuvo con Hugo Chávez, y la tiene con el hijo de Chávez. Rodó por varios cargos y aterrizó en el BCV ¡Qué vaina, tan buena!, o sea.
Resulta que este maravilloso dúo convocan a una rueda de prensa para disque explicar el novedoso sistema de cambio, que según le daría un “kocaut” al dólar paralelo o dólar negro, como ustedes prefieran. La vaina se desarrolló así: anunciaron lo que ya había sido anunciado por Maduro, y lo que venía operando, además: un dólar a 6,30, para el 70 por ciento de la economía. (Eso venía funcionando señores magos). Y un dólar subasta a 12. (Eso también venía funcionando). Y lo nuevo, nuevo y maravilloso era el “mercado marginal”. Es decir, un sistema que operaría a través de las casas de bolsas, y entidades bancarias.
Pero se quedaron cortos. Han debido explicarle al pueblo que funcionaría un cuarto sistema: el mercado negro, negrito. Ahora el venezolano tienes dos opciones claras, o utiliza el mercado negro legal, o el ilegal. Con una diferencia: el ilegal seguirá funcionando, como si nada y con mayor facilidad, ya que el comprador no tiene que llenar ninguna planillita ni trasladarse a hacer una cola en una casa de bolsa o un banco. ¿Por qué? Lógico, mi querido Watson, es más fácil el ilegal que el legal. Al fin y al cabo el valor están casi igualados. ¡Qué viva la pepa!... Se cansa uno. ¡Volveré!