Los bachaqueros rojos, rojitos

No habrá verdadera Revolución si no tocamos la fibra moral de la Nación, para elevarla hasta lo más sublime del ser humano”.

Hugo Rafael Chávez Frías

 

No resulta nada extraño que ante una posición nacionalista y de defensa de los más sagrados derechos de la Patria, como los expuestos por el Presidente Nicolás Maduro en la Asamblea Nacional ante el caso de la Guyana Esequiba, la maltrecha oposición venezolana, asuma una actitud genuflexa e indiferente que raya en el anti patriotismo y en el entreguismo el cual siempre los ha caracterizado.

Pero observar que venezolanos, supuestamente chavistas, se presten a maniobras de desestabilización, acaparamiento y especulación con productos de la cesta básica y de primera necesidad, en contra de sus propios hermanos de clase, resulta un hecho abominable, un adefesio y hasta un atentado contra la moral y las buenas costumbres de nuestro país.

Mi mamá Eloisa nos repetía allá en los andes la sentencia “todo aquel que le pega a su familia, se arruina”. Esto pudiera aplicarse a venezolanos quienes en los últimos meses se han dedicado a traficar con los productos de necesario consumo en la familia venezolana, a través del contrabando hacia Colombia (cerrar temporalmente la frontera) o en la venta de los mismos en el “mercado negro”, a precios exorbitantes y especulativos.

Ya es del conocimiento público que la estrategia de la guerra económica, tiene un trasfondo político y una intención desestabilizadora, orquestada desde los conspicuos escenarios del imperialismo y desde los guetos de quienes conspiran contra la Revolución Bolivariana.

A medida que transcurre el tiempo y se define la próxima contienda electoral en Venezuela, para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, el cálculo de la oposición para recuperar el poder se ha centrado en el efecto de crear desagrado y caos en la población, por la falta de productos de primera necesidad en el mercado (Manual del perfecto golpe Latinoamericano).

La estrategia va más allá de la simple desaparición de los productos. Su plan macabro socava las bases de la economía para establecer en base a una necesidad creada, una economía ficticia y por ende un fenómeno de hiperinflación que rompe los esquemas y el equilibrio de cualquier economía en el mundo.

Con la llegada a Venezuela de un nuevo sistema basado en el poder socialista, liderado por el desaparecido Comandante Supremo Hugo Chávez Frías y continuado por el actual Presidente Nicolás Maduro Moros bajo las banderas del Plan de la Patria para continuar el rumbo de la Revolución Bolivariana, los ataques del capitalismo mundial y sus acólitos en Venezuela no han cesado (ver el ataque de la Exxon Mobil en Guayana Esequiba).

Sus más variadas técnicas y estrategias probadas en otros países del mundo se han estrellado contra la muralla del pueblo venezolano, el cual hoy tratan de perforar y corromper con sus propias reglas del capitalismo salvaje y su conseja del libre mercado.

En la cuerda floja transitan venezolanos de poca conciencia y presa fácil del nuevo riquísmo, quienes rayan en la especulación y en el robo al propio hermano venezolano. Ante la necesidad de productos del consumo diario y de primera necesidad, en el caso del aseo personal (desodorantes, pasta dental, papel toilette, champú, jabón de baño, afeitadoras, etc.) o de uso trascendental para el transporte automotor, como repuestos y neumáticos, se han constituido verdaderas mafias las cuales pudieran estar enquistadas presuntamente, en algunas instituciones del Estado (mafiosos disfrazados de chavistas).

Este fenómeno nuevo en Venezuela transita los linderos de la moral y pretende romper los valores y esquemas que superan en el valor real y los costos de producción de una sociedad como la nuestra o de cualquier economía del mundo.

Cuando ya la realidad trastoca el más normal esquema de convivencia y satura la paciencia, surge la reflexión y la necesidad de una participación como repuesta organizada por parte del pueblo mismo.

Es decir, es el propio pueblo acompañado del Estado quien debe neutralizar a quien ha roto los esquemas de nuestra economía. La intención quizá ya no radica sólo, en un afán de hacer daño político como pudo haber sido su origen; sino que se ha transformado un cáncer, el cual trastoca las células de la propia sociedad venezolana.

Si en la actualidad los bachaqueros pagados por una mano peluda e intereses trasnacionales, quieren saquear nuestras riquezas y utilizar la plataforma de países vecinos para invadirnos, deben ser paralizados de inmediato (Caso Guayana Esequiba).

Con más efectividad y con acción eficaz y preventiva todos los venezolanos organizados, defensores de la Revolución Bolivariana, (FANB, Psuv, Polo Patriótico, Defensoría del Pueblo, Poder Moral, instituciones públicas en general, etc.) debemos llenarnos de patriotismo para cortar de raíz y frenar a los bachaqueros vestidos de rojo, rojito o de cualquier otro color, quienes pretenden acabar con el Estado Socialista y Bolivariano.

¡Ya basta!, la Patria de Bolívar se respeta y los venezolanos como un solo hombre, inspirados en valores patrios y en la unidad cívico-militar, no debemos ceder ni un centímetro más de nuestra paciencia y frenar los ataques de la canalla…¡Unidad, lucha, batalla y victoria!...¡Venceremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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