La guerra económica y la agricultura

“Ahí está el futuro, ahí está el más grande potencial para el desarrollo del país, a través de la agricultura; y no sólo para producir alimentos, sino para producir—y lo digo con Kléber— dignidad; y para producir —y lo digo con el Che— el hombre nuevo, la mujer nueva, la sociedad nueva”. Hugo Chávez

 

No soy economista, pero observando que quienes dirigen la economía de un país, a veces tienen otras profesiones, distintas a la economía, me atreví a dar mi opinión en torno a un tema tan delicado, actualmente, que cualquier vacio de contenido e interpretación, asumo, fue por la condición que refiero.

Para nadie es un secreto, además de ser un tema bastante trillado en esta página, que en nuestro país, se viven momentos duros en relación a la escasez de productos, el acaparamiento y la usura. Estamos a la buena de Dios. En la bendita guerra económica, hemos sido blancos de toda una artillería oculta que trata de ir a la psiquis de la población, como una forma de borrar el pasado reciente de una inmensa población de venezolanos que se atrevieron acompañar al comandante Chávez, desde su irrupción en la política, y que actualmente siguen en la misma idea de acuerdo a la última manifestación popular, expresada en los votos de mas de tres millones de votantes en las elecciones primarias del PSUV.

Es decir, los misiles de la guerra se han perdido, no han hecho efecto en la población Chavista, y para muestra traigo a colación la opinión de una humilde mujer que hacía su cola para obtener los productos básicos en un Mercal, en un sector humilde de la población de Anaco: “Estamos en crisis... pero, no me puedo quitar a Chávez de la mente, votaré por el las veces que sea, así esté muerto”. Así, como en esa ciudad, imagino que hay muchas mujeres que al ver la forma como cumple el Estado, a pesar de todo, con su derecho a la alimentación, no les queda otra que recordar al líder eterno, el que fue capaz de intuir la maldad opositora en relación a la alimentación del país y crear ese y otros programas que benefician a la población en general.

En efecto, la guerra económica, debe llamar a la reflexión urgente del gobierno, en cuanto a las alternativas de solución a corto, mediano y largo plazo, que impliquen las medidas que deben anteponerse para evitar que la guerra acabe con este país. Sobre todo, en el aspecto alimentario debe hacerse el mayor énfasis, pues, la alimentación es esencial en el ciclo vital de los seres humanos.

De hecho, una de las primeras medidas a tomar en serio es la relacionada a la política agraria, la cual debe ser prioritaria en el tema de discusión de quienes conforman el Estado Mayor de la economía a fin de sugerir soluciones a los problemas derivados de la escasez de productos para el consumo humano. Se hace necesario, estabilizar la producción y los precios a fin de abastecer a la población de los productos de la cesta básica para la satisfacción de sus necesidades.

Igualmente, es necesario que hagan un llamado a los productores del campo e incentivarlos en cuanto a préstamos para la siembra, que luego entregará al Estado previa supervisión de los entes burocráticos encargados de la producción agrícola de un país; esto con la finalidad de que el productor que trabajó con dinero otorgado por el Estado, no venda su producción al sector privado.

Sin embargo, como medida de prevención es importante que las instituciones que otorgan los créditos, hagan un seguimiento real al productor en relación a la disposición de los recursos que se les entrega, como una forma de evitar los vicios que son vox populi por quienes en alguna oportunidad han sido beneficiarios de créditos otorgados por el Estado; porque me consta el destino de muchos créditos para la agricultura, entregados a gente joven, que son desviados hacia la compra de motocicletas u otros artículos, y la excusa al momento de cancelarlo, tiene que ver con la consabida expresión de siempre, que justifica a través de “perdida la cosecha por equis causa” y se le exonera del pago. Asimismo, y debe sonar de manera inocente, la corrupción dentro de las instituciones agrícolas debe acabarse, si se sienta un precedente que sirva de ejemplo para quien incurra en delitos derivados de la entrega de los insumos y capital para la agricultura.

De alguna manera, se debe fortalecer el Estado y establecer las bases económicas para reconstruir el país, que ha sido y esta siendo afectado gravemente por la contienda bélica económica. Es oportuno agregar que, la misma se da en un momento en que la política agraria en Venezuela por diversos factores se encuentra adormecida, porque nos acostumbramos a vivir de la renta petrolera. De igual forma, se deben fortalecer a los productores del campo, para hacer una revolución del suelo que potencie la cultura agronómica y de base a la creación de una nueva estructura económica.



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Jesús Rafael Barreto


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