"El arado y el mar"

Las fronteras que el Libertador Simón Bolívar no cerró

La Independencia fue posible porque los Libertadores no cerraron la mente, el corazón, ni las fronteras. Para Bolívar existía una nueva República, unos nuevos límites; la República era la Independencia, paso previo para fundar una Nación con “la mayor suma de felicidad”; los límites eran, como lo dicen en el decreto de Trujillo, luchar por la Independencia. Todo el que estaba por la Independencia era ciudadano de la República de Bolívar. Los nacidos en la Nueva Granada, Venezuela, Las Antillas, Francia, Inglaterra estaban unidos, eran compatriotas en el empeño de la Independencia. 

Es así, a los humanos nos separan, en realidad, los intereses y los ideales que los defienden. La separación por las fronteras, impuesta por los intereses de los poderosos, es un artilugio de la dominación. Las clases dominantes internacionales están unidas por sus intereses comunes, a la hora que estos peligran actúan en conjunto y por encima de las fronteras convencionales. Las clases dominadas internacionalmente debían de actuar también unidas, no es fortuito aquel llamado de “Proletarios del mundo uníos”, o la afirmación del Apóstol “Patria es Humanidad”. Los dominantes se encargan de que no sea así, para eso usan el nacionalismo egoísta, simplón.

Sin una visión global, planetaria de la dominación, no es posible una Revolución Socialista; sin esa carga de internacionalismo, sin entender lo universal de la lucha de clases, la Revolución será atrapada en problemas nacionales, degenera en socialdemocracia o en dictadura fascista, las fronteras serán su límite. Una Revolución limitada, confinada, está condenada, se convierte en otra cosa, no puede ser un humanismo, un naturalismo, será un sarcasmo.

No es azar que este gobierno socialdemócrata esté empantanado en un problema de fronteras. Al perder el rumbo de la Revolución, perdió la visión universal, no tiene instrumento para analizar la realidad, la ideología ambigua no le resuelve los problemas álgidos, al contrario, le obliga a un rumbo errático. 

Las elecciones son malas consejeras, siempre lo han sido, los gobiernos llegan a extremos al crear el clima para ganarlas. Ahora la socialdemocracia, que tiene un problema grave, que está cosechando sus errores y la crisis descomunal que ha creado, necesita urgente un enemigo, “un paga peo”, y en la mejor tradición fascista buscó a los colombianos humildes, fue lo más cómodo, los imperialistas ya no son enemigos peligrosos, los burgueses, más allá de las palabras huecas, son aliados. Pero, socialdemócrata al fin, en la mitad del camino, se tuvo que retractar, evidenciaba claro su verdadero carácter, se le iba de las manos la situación.

Un día arremete contra los humildes y, al quedar al descubierto su esencia socialdemócrata, rápidamente se justifica calificándolos de paramilitares; cierra la frontera para que no pasen los pobres (que ya había calificado de origen de los problemas), y para guardar las apariencias ataca (de palabra) a la burguesía, alimenta el chovinismo, y para maquillar su trastada baila una cumbia, flamea banderas, simultáneamente amplía el cierre de fronteras.

El problema de la frontera, pero todos los otros también, “bachaqueo”, delincuencia, contrabando, sólo los podrá resolver el gobierno de una manera: entendiendo la lucha de clases, el internacionalismo, organizando, concientizando, informando a la masa. Dejando la ambigüedad del gineceo con la burguesía, de las incoherencias verbales. En resumen, retomando la ideología revolucionaria, el pensamiento de Chávez, el espíritu de Bolívar. La vía de la represión es intento vano y costoso en política, en moral, en conciencia. Dedicarse a lo importante, construir el Socialismo...



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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