El problema en nuestro país no solo es el estipendio que no alcanza, ni son las fluctuaciones o flatulencias del dólar. El problema de nuestra patria, es que tenemos un pueblo en gobierno, en la oposición, en el trabajo, en la casas, en la calle, en las cárceles, en fin en todos lados con una multicromática forma de pensar, ver y actuar ante la cotidianidad y donde cada quien "jala pa´su lao".
El bachaqueo, perversa actividad "institucionalizada" en nuestra dispar y desreglamentada sociedad, al parecer tiene su filosofía existencial y un organigrama consolidado. Además, para potenciar su siniestro actuar tiene un flujograma cíclico, algo parecido como las lagartijas que pierden la cola como distracción y defensa contra sus depredadores, pero esta vuelve a salir y el dichoso animalito sobrevive más fuerte y completico. El bachaqueo nace desde el vientre productivo de las empresas públicas o privadas que generan este bien de uso común. La concordancia entre los costos de producción y producirlos, realmente es dispar y en eso entra el valor, la cantidad, el uso y la disponibilidad de dólares que se requieren para la compra de la materia prima, los insumos y la elaboración del producto. ¿Hay leyes y reglamentos para el control en esta etapa inicial? ¡Qué jode! ¿Se hace esto de manera pulcra y eficiente? Coño, no creo.
El bachaqueo se inicia cuando se da la transacción entre el funcionario y la empresa, por la calidad y cantidad del producto, para que rindan los cobres y "haiga" para todos, porque ahora consumimos cualquier vaina, lo que consigamos, porque lo único que nos queda de calidad es la mierda. La comida tirada en anaqueles insalubres, en el piso, sin el empaque correspondiente, sin refrigeración o transporte adecuado, sin la manipulación ni preparación sanitaria supervisada, los productos de aseo corporal hecho a los "coñazos", los artículos eléctricos o equipos para uso médico o para el entretenimiento (si, es un derecho tener nuestro espacio de solaz) y muchos de nuestros medicamentos son de incierta procedencia y las indicaciones para su uso están escritas en idiomas extranjeros y sin garantías. Coño, la calidad no es una vaina capitalista, es eso, calidad no joda. La calidad como característica de conformidad del consumidor hacia un producto se debe no solo respetar y exigir, también es un deber del estado velar por esto y un derecho de nosotros obtener algo que nos garantice que nuestro pago no nos producirá un malestar psicológico o físico, es decir una arrechera o que nos jodamos.
Ya por ahí empezamos mal. Se producen o se "traen" más cosas con los dólares baratos para vendérselas al consumidor porque son una ganga y de peor calidad, es decir malas. Pero, el volumen y la mala calidad no garantizan que lleguen a todo el pueblo y a precios de pacotilla. Es en este momento que entra en el organigrama la distribución o el acaparamiento. Esta elección de una u otra alternativa, se decide entre los mismos actores (no me refiero de los servidores públicos y empresarios honestos, que los hay) y aquí nos la vuelven hacer. ¿Hay mecanismo de control para esto? Si, respuesta definitiva. ¿Se hace pulcra y eficientemente? Hay que llamar un amigo o esperar lo que diga el público.
Cuando un producto se distribuye, hay dispositivos de control a través de unas guías de tránsito, que son "chequeadas" desde que sale el producto en contenedores lacrados, hasta cuando pasa por cada punto de revisión, para evitar el desvió de la carga de su destino de comercialización y consumo final estipulado. Pero, por circunstancias de nuestra vernácula dimensión desconocida, parte del volumen de la carga o su totalidad desaparece en el camino y aparece en otras latitudes no nacionales, como si utilizaran el mítico teletransportador de la serie Viaje a las Estrellas. Y lo más alarmante de esto, es que el control y resguardo que se debe realizar en las alcabalas, no detectan la desaparición o traslado foráneo de estas "imperceptibles" cargas de 18 metros y 50 toneladas, pero si descubren en aquel viejo Volkswagen o Chevette, los 4 paquetes de harina, los dos tubos de pasta dental y las dos bolsas de leche que lleva la gente para sus familiares y que son "decomisadas" como cuerpo de delito y escarmiento a estos "acaparadores".
La fase ulterior de este periplo bachaquero, es cuando los productos llegan a su lugar de destino. Esta es la etapa más minuciosa hablando en términos logísticos, cuando se realiza la distribución y comercialización de los productos. ¡Qué vaina tan eficiente en tiempo, espacio y manejo de personal! El flujograma utilizado y el "personal especializado" que participa, es la envidia de cualquier empresa o ministerio. Y todo ese personal está feliz, por los incentivos económicos que obtienen y la inmediatez en lograrlos. Es el verdadero socialismo capitalista que planteaba la insufrible Mari Cori, todos ganan, mucho y en poquito tiempo. Esta fase es la que vemos diariamente y consta de tres nóminas visibles. La nómina bachaquera de las colas con la misma gente diaria que con lenguaje de señas, una red de información sofisticada, uniformizados con una vestimenta especial y solo faltándole el porta carné con su identificación porque el número de la cedula es un chiste, se adueña literalmente del espacio comercial. La otra nómina está conformada por los que si portan carné y uniformes de verdad: los diferentes cuerpos de seguridad del estado. Esta nómina privilegiada posee un permiso especial para entrar y salir a cualquier hora y no tienen limitaciones para la compra de los productos en cuanto a precio, calidad y cantidad. Y lo más arrecho, es que detenta la majestad de decidir quien entra y quien no a comprar, por aquello que son la "autoridad". Y la tercera nómina, la más importante dentro de la logística son los empleados del super capitalista o de la red agroalimentaria del gobierno. Estos son los que saben la cantidad, los precios, la fecha de llegada y a quien carajo llamar para dar estos datos que valen su peso en oro. Sin estos últimos, el bachaqueo pernocta más de la cuenta.
Finalmente la etapa de la "cola de lagartija" es cuando se realiza un decomiso que tiene una cobertura mediática importante, pero el momento y lugar para expender los productos decomisados es incierto y no hay cobertura de este evento y se desconoce si en verdad se hizo o no y se presume que gran parte de este decomiso ingresa al flujograma bachaquero. En cuanto al acaparador, este ha sido detenido y cerrado su establecimiento, pero vuelve aparecer en el mismo sitio y con la misma actividad unos días después cuando la cosa se enfría. Es cíclico, no hay duda. En definitiva, el pueblo no bachaquero está entre la espada y la pared, con las manos atadas a su espalda, sobre un taburete de dos patas y con una soga en el pescuezo y lo único que lo sostiene, es su esperanza acalambrada. Esto sigue jodiendo lo queda del Proceso Bolivariano, Socialista y Chavista y no ha permitido que vuelva a desperezarse o retoñar. Esta es la terrible batalla entre la conciencia revolucionaria y sus valores y esta asquerosa realidad, la pública e impúdica realidad: la realidad corrupta de muchos servidores de público actuar. ¿Cuándo se desmonta esto?
Como colofón me miro al espejo y me digo ¡No me jodas! Y la vocecita perversa del diablillo posado en mi hombro izquierdo, me dice: ¿Para qué coño estudiaste tanto? Si esa vaina de estudiar no te da para comer ni siquiera reales. Y como me dijo el viejo sabio de Jorge Alvarado: "Tu eres un guevón Carlos Contreras, todos los que están a tu alrededor se hacen ricos y vos con menos cada día". Después, este gurú me explicó que ser guevón en el Zulia es sinónimo de honradez, es decir que soy honrado y soy guevón, lo que vale para lo mismo según el. Gracias Jorge por tu semántica explicación, me consuela ser guevón. ¡Que bien se siente!