Desde el primer momento cuando se creo la implementación del CLAP, como un paliativo a la escasez de alimentos creada por ese empeño malsano de los empresarios adeptos a la contrarrevolución para poner a pasar hambre al pueblo con el único propósito de causar desestabilización que diera al traste con el gobierno de Nicolás Maduro, comenzó su descalificación por parte delos sectores políticos opositores, al que hicieron eco los medios de comunicación que les sirven de anclas.
Si bien es cierto que los CLAP no son la solución al grave problema económico por el cual está pasando el país, debido entre otros factores a la caída abrupta de los precios del petróleo, seria insensato negar que estos hayan ido poco a poco creciendo y mejorando la manera como puedan llegar y satisfacer las necesidades prioritarias en lo que respecta a la adquisición de alimentos , tanto a los más necesitados como a quienes ven mermados sus recursos por el descarado aumento de los rublos alimenticios y productos de las necesidades básicas del venezolano, porque el CAP es una política de inclusión como es el propósito de un sistema verdaderamente socialista.
Hablar de los CLAP en estos momentos no se limita a la bolsa de comida que al principio se repartía y que, ciertamente, fue causa de algunos actos de corrupción por los infaltables inescrupulosos que se aprovechan de las crisis para satisfacer sus apetencias personales a costilla del pueblo. Aparte de la eliminación de la simple bolsa por la creación de la caja de alimentos con útiles personales, los CLAP se han convertido en un organismo de producción que ha ido ganando terreno para derrotar al grave problema del bachaqueo. Es así como los CLAP se han dedicado, entre otras cosas, a la producción agrícola, avícola, fabricación de productos de limpieza y aseo personal y a la elaboración de pan de trigo, para combatir la descarada especulación de las panaderías privadas, bajo la mentirosa excusa de que el gobierno no los provee de la materia prima para su elaboración. Por eso la creación de un importante numero de panaderías socialistas, tanto en Caracas como en el interior del país por parte del gobierno revolucionario, debe ir acompañado por entregarle créditos a los panaderos artesanales para que contribuyan a combatir la especulación de las privadas y evitar el bachaqueo con este producto tradicional en la dieta del venezolano, siendo que el pan artesanal es mucho más sano y económico que el elaborado por las panaderías privadas.
Sin duda que con los CLAP se está recuperando, poco a poco, ese terreno invadido por los dañinos bachaqueros, hambreadores y especuladores del `pueblo, pero por otra parte si se quiere, como todos queremos, el buen funcionamientos de este organismo, se tiene que continuar con la limpieza de tanto bicho y bicha corrupta infiltrados para beneficio propio en detrimento de esta política del gobierno revolucionario presidido por Nicolás Maduro.
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