Una de las formas de vincularse, psicológicamente, los empleados con la organización es a través del sentido de pertenencia. En efecto, Maslow lo considera como una necesidad básica. Y su estudio es algo novedoso, desde el punto de vista laboral, siendo su característica un compromiso afectivo entre el empleado, el supervisor y la organización y además de eso el comportamiento ciudadano dentro de la organización con miras a permanecer en ella en el futuro. Igualmente, se le considera un factor importante para la salud mental y el bienestar social, asociado al funcionamiento psicológico y social que define el bienestar de los empleados.
Sin embargo, en nuestro país, parece que el sentido de pertenencia se ha desarrollado a tal extremo, que a todo funcionario que colocan en puestos claves para dirigir cualquier institución o empresa pública de producción o servicios, de inmediato se cree el dueño y señor de la misma y comienza a hacer negocios de todo tipo a espalda del Estado. Es decir, que todo lo que el Estado envía al pueblo para su bienestar, corre el riesgo de ser desviado hacia otros objetivos y muchas veces el gobierno, a lo mejor, no se entera de lo que hacen sus funcionarios o gerentes.
Basta con leer todas las informaciones que se reciben a diario a través de los medios de comunicación, respecto a la aprehensión de personas por delitos diversos en contra de la cosa pública, para darse cuenta de que el venezolano, cuando es colocado donde hay, de inmediato es arropado por un sentido de pertenencia tal, que todo lo que está bajo su responsabilidad, pasa "a ser suyo" y por lo tanto cree estar en capacidad de negociar con terceros porque le da la gana o porque "Maduro manda en Miraflores" y ellos mandan en su trabajo.
Que equivocados están quienes han hecho de estas expresiones su forma de manejar las empresas venezolanas, las instituciones públicas, los organismos encargados de dirigir la alimentación o la salud del venezolano. Se sorprende uno, cuando oye estas expresiones, en boca de funcionarios de menor rango que los delata enseguida respecto a lo que vienen haciendo. Eso sucede en los hospitales o centros ambulatorios de salud con los medicamentos u otros insumos; eso sucede en las instituciones encargadas de distribuir los alimentos a la población. Eso sucedió o sucede en PDVSA. Eso sucedió en Citgo.
Debería el gobierno tener un poco más de cuidado en la selección del personal que debe dirigir nuestras instituciones y además de eso, controlar y hacer seguimiento a ese personal, para no dar tiempo a que se conviertan en nuevos "dueños" de algo que no les pertenece y que con esa conducta, lo que hacen es echarle paja a los principios bajo los cuales se rige la revolución bolivariana.