La vaina esta fea para Maduro y el país

El título de este escrito pareciera pendenciero y amarillista. Y aconsejo al lector que no llegue hasta el final del último párrafo, porque él también se va a sentir maltratado por las letras enchumbadas en lágrimas de sangre que reprime el escribidor, sin éxito, para que no salgan a dar lástima por las calles de la Venezuela que pudo ser y no fue (o no ha sido). No lean las preguntas y menos las respuestas a un examen al gobierno “revolucionario”. Aclaro, dicho sea en nombre de la verdad, yo no nada tengo que ver con lo expresado en este artículo…, ya que su contenido es un retrato hablado de una realidad virtual a la que los venezolanos y venezolanas nos estamos acostumbrando. Y eso no es bueno, para nada. Todo lo contrario.

¿Por qué la vaina esta fea para Maduro? Elemental, mi querido Watson. Sobre la espalda de él pende un legado que le pesa mucho y que le quita el sueño. Por otro lado, a este presidente nadie lo quiere. O dicho, en una forma, más prudente, nadie lo quiere que no sean los chavistas que aún creen que el camino que él ha trazado es el correcto para la liberación definitiva, en los niveles de estándares que miden y califican de revolución a una revolución. Voy más lejos, dentro de ese grupo que “adora” a Maduro, hay quienes cierran los ojos cuando tienen que responder sobre la gestión del hijo político de Hugo Chávez. Y no se diga del grupo de países que no desea ver a Maduro ni en pintura, y menos en sus respectivas tierras, donde los gobernantes de derecha utilizan su nombre para meterle miedo a las mediatizadas, miedosas y esqueléticas izquierdas que gruñen, sin efecto alguno, por lo cual las oligarquías no las toman en cuenta.

¿Por qué la vaina esta fea para el país? Veamos las respuestas a este examen final para el gobierno madurista. Tres preguntas con un valor de 5 puntos para cada una, dependiendo del acierto o desacierto. Esas respuestas podrían darnos una idea del porque la vaina esta fea no sólo para Maduro, sino para el país, en general. O todo lo contrario, como diría el hombre aquel.


Pregunta 1:
¿Diga, con palabras precisas, cuál es la situación actual del Hospital Universitario? Y que significa, en una evaluación general del proceso “revolucionario” que lidera Nicolás Maduro? Ojo con copiarse. 10 minutos para responder.
Respuesta:
Este emblemático hospital, fue una joya preciada de la IV. Hoy en día solo queda su huella en la memoria de millones de hombres y mujeres, jóvenes y viejos, que estuvieron hospitalizados o fueron atendidos por causa de alguna enfermedad. Para muestra basta un botón: los equipos para una resonancia magnética, tomografía, y hasta una simple radiografía, no existen. ¿Por qué? Porque los destrozaron, y algunas de sus partes fueron robadas impunemente, ante la cara de Guardias Nacionales, como de agentes del Sebin, del CICPC, y otros prestos organismos de seguridad del gobierno nacional.

Otro botón, de ñapa: Recientemente, fue adquirida por un dineral, una planta para procesar agua potable y, con ello rebajar los costos por ese renglón. ¿Y saben qué? La planta llegó al hospital. La llevaron a un depósito mientas preparaban su instalación, y el siguiente día amaneció un boquete en la pared del depòsito, a través del cual se llevaron todo: motor y partes importantes. La planta quedó desmantelada. “Así, o más claro”. Que podríamos dejar para otros hospitales en el resto del país (sin palabras). Palabras finales: como si fuera poco la mística de trabajo de los profesionales, y del personal, en general, que labora en ese hospital, está por el suelo. Aquel hospital orgullo del sistema de salud del país, fue arrastrado por las aguas enrarecidas del proceso “revolucionario”, cuyo guía espiritual es el presidente obrero Nico Maduro. ¿Qué podemos inferir de allí? Que estamos ante una “revolución” que está en el proceso de destruirlo todo, con la esperanza incierta de construir sobre los escombros, cuando Dios lo permita.

Pregunta 2:
¿Diga, usted, según su criterio, si el presidente Maduro aumentará el salario mínimo en el transcurso de esta semana? Explique, si un aumento vendría a solucionar el problema de la adquisición de productos alimenticios y de otros órdenes, para beneficio del pueblo, en general.


Respuesta:
Todo indica que habrá aumento. El presidente ha sido convencido, con mucha dificultad, por sus asesores, para que proceda a aumentar el salario mínimo entre un Petro y dos Petros, como medida pequeña. El jefe de la economía le dijo: “Presidente, ya el pueblo no se aguanta un poquitín más. Los precios siguen subiendo por el ascensor, a velocidad de Fórmula 1, mientras que los salarios andan por una maltrecha escalinata, a pasos de morrocoy cansado…”. No cuesta mucho pensar que el aumento vendrá.

¿Solucionará un aumento más el grave problema inflacionario que sufre el pueblo? Claro que no. El espiral inflacionario seguirá, ya que los precios nos doblegaran el espinazo ante tenues medidas gubernamentales, y ante declaradora por la televisión, sin son ni ton. ¿Hasta dónde llegará esta vaina? Los precios y la inflación pidieron audiencia a Dios para cuando lleguen a la morada del Señor… Eso no tardará mucho tiempo, según la tendencia… ¿Y los precios acordados? Bien, gracias.

Pregunta 3:
Diga usted si las cajas CLAP ya están llegando dos veces al mes, es decir, cada quince días, tal y como lo ordenó el presidente Maduro? Explique ampliamente.


Respuesta:
Que yo sepa, nada que ver. Imposible que esa orden se cumpla, cuando aún las famosas cajas CLAP llegan cada dos meses, aproximadamente. Esto nos resulta un cuento de nunca acabar, por no decir, un engaño. Dichas cajas depende de lo que se importe del mercado mexicano, y de algunos países del Caribe. La producción criolla sigue “cogistranca”. No da pie con bola. Ni siquiera aquel “Café Venezuela” se hace presente. Menos la harina precocida. Es más, ni siquiera las cajas de cartón son fabricadas en el país. Pero, en cambio, estamos exportando petróleo en gotas, coltàn, oro, diamante, Petro, flores, y asesores en migración.

Los resultados y puntaje de estas tres respuestas quedan a juicio de aquellos pocos lectores que no siguieron mi consejo y leyeron hasta el final. Juzguen ustedes, yo no me meto en esa vaina.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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