¿Precios acordados para robar?

"La corrupción existe, y yo soy el primero en ponerme al frente y llamar al país a batallar contra ella en todos los frentes".

Hugo Rafael Chávez Frías (Aló Presidente No. 248; 5 de marzo de 2006)

A medida que transcurre el tiempo y se arrecian los ataques contra la Revolución Bolivariana, el Presidente Nicolás Maduro ha tenido que implementar medidas y políticas económicas que tratan de frenar los embates de los enemigos internos y externos de nuestro país quienes tratan de bloquearnos.

"No es concha de ajo", como acostumbra decir el "Presidente Obrero", lo que ha tenido que soportar el Estado venezolano de parte del imperio norteamericano y de los lacayos de la oposición, quienes se han prestado para desatar una guerra económica que causa estragos en la sociedad venezolana.

Desde diferentes frentes se disparan los misiles y las bajas se han incrementado en la Patria de Bolívar, donde muchos emigran despavoridos en las primeras de cambio y otros, quienes nos quedamos en el país, hacemos de tripas corazón y hasta milagros en la familia venezolana, para proteger los ingresos y frenar la merma del poder adquisitivo de los salarios a la hora de adquirir los alimentos de la cesta básica (leche, pan, huevos, carne, pollo, aceite, frutas, legumbres, hortalizas, etc.).

Medidas que van desde lo macro hasta lo micro de nuestra economía se han implementado por parte del Gobierno. Todos hemos observado un cambio drástico en la política económica del Estado, quien ha ordenado la aprobación de un nuevo cono monetario con el establecimiento de los cripto activos y el nuevo signo monetario "El Petro", moneda digital que sirve como ancla para el mercado interno y para el mercado internacional.

Todo el andamiaje y la nueva arquitectura económica que había soñado el Comandante Hugo Chávez, ha sido establecida por el Gobierno revolucionario como un paso firme frente al bloqueo aplicado por el imperio norteamericano y sus lacayos del "Cartel de Lima", contra el pueblo venezolano.

El afán del imperialismo y de la burguesía parasitaría venezolana, derrotada en más de una oportunidad por el pueblo venezolano en elecciones libres y soberanas, es más que una obsesión una desesperación que se pone de manifiesto por más de una vía con el único objetivo de retomar el poder en nuestro país y saquear nuestras riquezas, sobre todo desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al Gobierno en diciembre de 1998.

Los cadáveres de la IV República quienes se han revolcado en su propio excremento, han buscado a través de los desgastados guiones del imperio norteamericano y de manuales del Pentágono y del Departamento de Estado, una vía expedita para derrotar el Gobierno Bolivariano, tal como pudimos observar en el golpe de Estado contra Chávez en el año 2002, en el paro petrolero, las sucesivas marchas y contramarchas de las guarimbas, los atentados contra el Presidente Nicolás Maduro como el reciente Magnicidio y la prolongada guerra económica, que hasta hoy se ha vuelto insostenible contra el pueblo venezolano.

Es desde luego más que una osadía, una de las mayores pruebas de resistencia que pueblo alguno en el mundo haya experimentado, sobre todo por las variadas estrategias de guerra moderna aplicadas por el imperialismo y sus aliados europeos, junto a sus lacayos latinoamericanos para tratar de frenar la consolidación de la Revolución Bolivariana y su repercusión y ejemplo para todos los pueblos del mundo.

Junto a Cuba, país que ha resistido por más de 60 años el bloqueo norteamericano en El Caribe, más las demás experiencias revolucionarias del mundo, Venezuela es un ícono que rompe los paradigmas de defensa frente a la avaricia depredadora del Norte, encarnada actuamente por el régimen fascista y capitalista del Donald Trump.

Mientras tanto los regímenes de América Latina, quienes han buscado salidas independentistas y soberanas, sólo han encontrado derrotas tempranas frente al imperio en la mayoría de los casos (Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Honduras y Paraguay). El pueblo venezolano resiste estoicamente y brilla como la espada de Bolívar, al convertirse en un ejemplo de resistencia para todos los pueblos del mundo.

Ante este escenario de la geopolítica mundial, el cual asoma nuevos actores en un mundo multi céntrico y pluripolar, sólo observamos la decadencia del imperio norteamericano con signos de violencia, ante las migraciones de países de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador).

Venezuela por su parte enfrenta su propia guerra interna; ya no tan solo en el campo político (con más de 24 elecciones ganadas a la oposición) sino en el campo económico con una guerra que acosa por hambre a toda la familia venezolana.

Los lacayos y las demás expresiones del culto al imperio agreden hoy al pueblo con una guerra económica que se ha prolongado y se hace mutante, ante las respuestas del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro. El gobierno revolucionario ha acudido al diálogo una y mil veces y sólo se ha visto burlado y traicionado en las mesas de negociación. Los intentos fallidos han encontrado los más descarados traidores (como ocurrió en la República Dominicana en presencia de Rodríguez Zapatero) y ahora en nuestro propio país, donde ocurre lo mismo en las mesas de negociación para establecer precios justos entre los empresarios y representantes del Gobierno y todo parece resultar un fracaso.

Los últimos sucesos reflejan un encuentro con interlocutores hipócritas y mercenarios quienes se han puesto en evidencia, al buscarse como única salida un acuerdo para sincerar los precios y poder frenar así la guerra económica, con una política de "precios acordados".

Esta salida en el marco de un diálogo democrático se ha convertido en toda una burla y en un nuevo descaro por parte de los empresarios, quienes luego de haber jurado respetar los precios de los productos de la cesta básica del venezolano, han hecho todo lo contrario. Al salir de las reuniones han ordenado a sus distribuidores elevar nuevamente los precios de los productos.

Este juego macabro de nunca acabar ya agota la paciencia de los venezolanos y sobre todo la de quienes a pesar de tener una nueva jornada electoral en puerta, vemos como ya la citada paciencia se agota sin ninguna contemplación. Es por eso que exigimos un castigo ejemplar para los ladrones y especuladores de los precios acordados.

Ya la Asamblea Nacional Constituyente tiene las leyes aprobadas y de no ocurrir que las mismas se cumplan, en plena Revolución Bolivariana, estaríamos convirtiéndonos en cómplices silenciosos de nuestra propia destrucción…

¡No hay excusa, ya basta! ¡Queremos justicia ya!

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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