Farmapatria de Pedro Camejo o el precio de una dádiva. La cosa es en Lara, ¡Al carajo los enfermos!

Euthirox de 100 mg, Clopidogrel de 75 mg, Losartan de 50 mg y Atenolol, son medicamentos que se han convertido en referencia diaria en las conversaciones de mi núcleo familiar, la escasez y los altos precios de ellos, se entremezclan con las mentadas de madre y maldiciones a todo aquel factor que nuestra imaginación crea que tiene que ver con la distribución y venta de tan vitales medicinas cuando, con impotencia vemos que no solo no se encuentran sino que, sus precios son inalcanzables a nuestro presupuesto.

En los solidarios grupos del Whatssap, nos enteramos de la existencia del medicamento Euthirox de 100 mg. en el Farmapatria que funciona en las instalaciones de la Empresa Socialista Pedro Camejo situada en la vía intercomunal que va del sector Santa Rosa hacia Cabudare.

Antes de seguir adelante debo decir que, no entendemos como al frente de las instituciones del estado, algunos de sus empleados u obreros según sea el caso o rango, ponen a la gente más antipática, odiosa, torturadora, cínica y contra revolucionaria que se puede conseguir, porque debo aclarar que, este mal rato no me lo contaron, lo vivimos mi esposa y yo, he dicho en muchas oportunidades y lo ratifico, siento el dolor del pueblo porque lo sufro con él, tengo un programa radial y escribo en las redes sociales no para divertirme, convivo con los mismos problemas de ese pueblo que sufre, vivo de un sueldo tan precario como el de la mayoría. Estoy cansado de decirlo, defiendo el proceso, pero, eso no me convierte en ciego ni indiferente y por supuesto creo sin duda alguna en la auto crítica, es más, me enorgullece poder ver a la gente de frente y no llevo sobre mis espaldas el pesado fardo de tener que callarme la boca por favores recibidos y dentro del proceso no soy marioneta de nadie, actúo según lo que me dicta mi conciencia.

Me supongo que al frente de la Empresa Pedro Camejo, debe haber un jefe o un líder que por lo menos, va a ese recinto de lunes a viernes en horario normal o, ya que desconozco su tarea y horario, alguna vez ha tenido la oportunidad de llegar temprano y observar las colas de gente necesitada que es conminada a hacer una fila en la acera de enfrente al otro lado de la calle, llevando sol inclemente y el polvo que levantan los vehículos que pasan, durante por lo menos dos largas horas. Si lo ha visto y es indiferente a esta situación, jamás oyó un "Aló Presidente", explicarlo está demás.

Comienza el vía crucis; ya pasadas las nueve de la mañana, cuando un señor con cara de experto en amargarle la vida al más sereno de los mortales, se dirige a los que hacemos la fila y su primera frase es, "¡son más de diez!", alguien de los que allí estamos le responde, "¡el portero dijo que podíamos entrar todos!", el frustrado malalechoso intercambia una mirada con el portero como recriminándole ese piadoso acto y afortunadamente se desapareció del escenario.

Segundo round: He visitado algunas veces la Farmapatria de este centro, si la memoria no me falla, para llegar a sus instalaciones se entraba por la puerta principal por un pasillo interno con mucha comodidad, ahora se entra por una especie de trocha por la parte de afuera donde el piedrero dificulta el caminar sobre todo a viejos y enfermos que recurren a esa Botica en busca de salud, sigue la tortura.

Tercer acto: Verga! yo he visto gente antipática en mi vida, insensible y puente roto pero, la gordita con lentes y franela roja (¿del proceso?) que nos enviaron para "apresurar" el acto de entrega, no tiene padrote, esa se graduó magna cum laude en "como escoñetarle la vida a la gente en diez lecciones", esta niña merece ponerla enmarcada en un cuadro de algún negocio que rece, "aquí se fía cuando esta gorda se ría".

No estábamos informados (lo confieso), que los medicamentos que allí se expenden son producto de donaciones, por lo tanto, su entrega es gratuita, lo que aprovechó la funcionaria para restregárselo en cara a mi esposa que le enseñaba unos recipes algo vencidos y ella inmutable la envió a verse con un endocrinólogo o un internista. Mi esposa molesta le dijo, que verse con ese tipo de especialista en consulta privada hay que pagarlo en dólares y como podría comprar el medicamento si la consulta era dolarizada, ella como solazándose, le contesto arrastrando la frase con saña, "¡los medicamentos, son regalados señora!".

Acto final: Una señora entre angustiada y ansiosa, cuyo marido estaba hospitalizado en el HAMP a la espera de un medicamento urgente expedido en este Farmapatria, fue rebotada inmisericorde ante la sentencia de la "simpática" funcionaria, "¡ese recipe no sirve, le falta un sello de la institución!" por lo tanto pienso yo, ¡al carajo los enfermos!.



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Manolo Silva

Comunicador comunitario

 manolitosilva27053052@gmail.com

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