Qué decisión tan mal tomada esa de la senadora colombiana de venirse a vivir a Venezuela, enconchada como estuvo en el estado Zulia, y para su mala suerte fue descubierta fuera de base en ese béisbol político entre Venezuela y Colombia que, lo que deja es como para no tratarse más, porque tanto de allá como de acá, se perdió la seriedad y el respeto que debe existir entre las rlaciones comunicacionales de países vecinos con un cordón umbilical que no lo cortó el Libertador, sino que más bien lo mantuvo, y sin menosprecio ninguno murió en Santa Marta, aburrido o, atraído, pero allá murió y, la Historia no puede borrarlo como tratan de menospreciarse los actuales presidentes, Maduro de acá y Duque de allá, que más bien parecen que estuvieran jugando con su niñez de dime que te diré -con pajita, incluida- sin consideración de ninguna clase de uno al otro, que los desbalancea como mal alineados de honorabilidad de conciencia con una agitación nada oportuna que, de ambos lados, que no deja entendimiento natural como si de una pelea de animales callejeros fuera el trato, de quien ronca más a las apetencias de Trump que quiere más a Duque que a Maduro. Guste o no, así es.
Y la Merlano si metió la pata allá al enbarrarse de corrupta como es lo que se dice y, detenida como estaba sin ser juzgada, se viene huyendo a nuestro país para su desgracia que en vez de las leyes actuar lo que se va hacer con ella, el caso se ha ido por la miseria política que hasta Guaidó salió ganando al darle el presidente colombiano parte en el asunto que no lo desenreda y, por allí se pegó Maduro para tratar de sacarle provecho como ridículo a una situación que no le da derecho a su investidura de malograrle la pasantía a la senadora que, lo más seguro en los Estados Unidos, le hubieran tomado su declaración y, hubieran resuelto que hacer con ella, o se queda o se va, como ha pasado con la gran cantidad de corruptos nuestros que están allá viviendo mejor que aquí y, lo que no debió llegar a lo que ha llegado, que hasta a Maduro se le ocurrió la fenomenal idea política que después de romper relaciones con el gobierno de Colombia cuando quiso, haya prpuesto como sino hubiera pasado nada, reactivarla con los consulados, lo que Duque ha considerado que no es necesario ni oportuno hacerlo con su gobierno, teniendo un embajador allá que es de Guaidó que está a la orden del día con él y con Trump.
Dentro del desorden legal: el río de las acusaciones perturba que Maduro ha planteado que las autoridades coolombianas vengan al país a tomarle declaración a la senadora, algo poco entendible como risible, pero de Maduro no es extraño la postura que tome y, más que por el poder judicial ha solicitado a la ANC reforma profunda y, vaya el momento como si fuera nuevo, pero qué va a pasar con la senadora entra como en un vacío de poder judicial que si bubiera buen comportamiento de tratamiento de respeto y consideración, ya ese caso debería estar cerrado, que sea o no corrupta es un problema del gobierno colombiano que en nada acredita o desacredita al gobierno venezolano.
¿Habrá en Colombia algún ciudadano venezolano en igual situación viviendo de lo más tranquilo allá? Y si sucede, porqué acá no se hace lo mismo o somos qué, Pedro Carmona Estanga es un golpista y Julio Borges, acaso no vive allá y viaja por el mundo con pasaporte mundano con dinero por demás y, Ramírez está fuera de Venezuela de lo más tranquilo que sería una insolente ofensa llamarlo corrupto, ¿acaso es? Pero parece ser que Maduro vive, pero parece que no quiere dejar vivir a los que llegan a este país sean o no corruptos, que se mire en el espejo de los Estados Unidos que se agigatan al mundo diciendo que tienen la mejor democracia, ¿y eso es verdad? Entonces, van a seguir enredando ese caso para qué si el presidente de Colombia no quiere a Maduro, ¿pero será que éste vive en otro mundo? O seguirá el show y, como diría Mario Silva, dan..., piquiña. ¿No les parece que el caso de la senadora repugna?