La entrevista de Villegas (Ernesto) a Luis Britto García dejó desnuda las contradicciones del gobierno, su responsabilidad como malos administradores y malos disimuladores. El profesor les dio clase de buena voluntad y de política a los que se dicen políticos, de control y contraloría, de perspicacia, de prevención, de administración de los recursos. Dejó al desnudo el "descuido" del marido cuando lo han engañado tres y hasta cuatro veces. Bien por el profesor Luis Britto García. https://www.youtube.com/watch?v=CqO0NYVuKIo
Pero, ¿a qué viene tanta mojigatería con respetar una ley que lleva en sí misma la mala voluntad?, si los que hacen las leyes, en su mayoría no creen en ellas, y son los primeros en violarlas. Esa ha sido nuestra historia, hasta hoy. Hay que ser firmes con las críticas y llevarlas hasta sus últimas consecuencias, hasta que nos convenzan de que nos equivocamos (cosa que hasta ahora no ha pasado con LBG) o que cambiemos la realidad.
Entonces, comenzamos una revolución, que, así no sea real ahora, sirve todavía de excusa para cualquier disparate, está allí en nuestras mentes, ¿Por qué no usarla para rebelarnos en contra de una ley que sabemos que nos perjudica a todos, y que es "írrita", como dicen? Estoy seguro que con Chávez como presidente, por lo menos él le hubiera parado bolas al señor Luis Britto García..., y Chávez pelearía por su derogación; Chávez en contra de leguleyos astutos y diputados torpes y dóciles.
Después de desnudar la ley apestosa hay que acabar con la fuente de la infección, no podemos dejar las cosas así, hay que pelear para que no se extienda la infección. La "prudencia" esconde el miedo, eso es lo que hay que superar, y no lo decimos por la persona de LBG, que bastante hizo con no dejarse manipular por el ministro, sino por el otro LBG, que cree que votando no libramos de la derecha, como si en el juego electoral hubieran candidatos de izquierda. Y en que hay que respetar una Ley con alma neoliberal, donde no hay cabida a interpretaciones o posibles giros hacia la revolución. La revolución se hace haciendo revolución, cambios, haciendo fuerza hacia los cambios.
Convocar a unas elecciones solo se justifican como estrategia de lucha frente a un poder dictatorial, pero es el poder tiránico de Maduro quién ahora las convoca, a fin de afianzar la democracia (o dictadura) del voto cada tantos años, sin participación, sin protagonismo popular en las decisiones que a todos nos concierne.
Las instituciones que se quisieron cambiar se han ido reacomodando en sus huecos otra vez, y una de ellas son la elecciones burguesas, el remate de cargos públicos entre los clientes de los partidos políticos, cada uno representando intereses privados, nada colectivos o democráticos, incluyendo al PSUV que trabaja para la macollita del gobierno.
Nicolás Maduro ha narcotizado al mundo intelectual y político, activando con sus discursos no se sabe qué hormona o proteína del miedo, de la resignación; el fatalismo de la Ley (antibloqueo) y de las elecciones. No nos podemos quedar de brazos cruzados; después de que matamos el tigre hay que hacer un tapete con el cuero, no podemos correr. Vayamos por esa ley, hay que acabar con esa y con las otras, hasta llegar a la trampa en el Plan de la Patria, ahí está el espíritu maligno del capitalismo, de los reformistas, de los aduladores y aspirantes. Hablemos claro, fijemos posición, definamos los bandos en lucha, no podemos seguir en esta mazamorra intelectual y política; o estamos con Chávez y la revolución socialista o con el capitalismo (de Maduro o de Guaidó, es lo mismo).