Imagínense lo siguiente.
Si repentinamente Dios bajara del Cielo a Venezuela para imponer la justicia, y que entre otras cosas anunciara que todos los servidores públicos de alto nivel como por ejemplo el presidente y su ejecutivo, los ministros, los diputados, gobernadores, alcaldes, diplomáticos, y todos los directores de las instituciones y empresas Estatales, tendrían que a partir de hoy, y por el resto de la eternidad, trabajar sin ser pagados, y que no recibirían ninguna forma de remuneración, ni salario, ni bonos, ni prestaciones, ni regalos, ni ningún tipo de ventajas o privilegios, ni tampoco ningún tipo de inmunidad, ni nada así, y que además tendrían que trabajar seis días la semana como lo hace Dios, pero también tendrían que demostrarlo, y tendrían que trabajar por lo menos 12 horas diarias, y no podrían jamás tomar vacaciones, y además tendrían que trabajar sin gastar ni un solo centavo haciendo reuniones secretas en hoteles y restaurantes de lujo porque deberán utilizar sus oficinas y salas de conferencia para hacer esas cosas, y menos todavía, podrían llevar a cabo reuniones secretas en países extranjeros gastando fortunas de los cofres del Estado (dinero que no es de ellos), y, que a partir de hoy, Dios también sería el tesorero del Estado y simultáneamente el controlador general para asegurar que ninguno de ellos pudiera desviar fondos o pagarse puestos ficticios adicionales o comisiones y cosas así …
… y si Dios les ofreciera a ellos $10.000.000 (diez millones de dólares) a cada uno si decidieran renunciar a sus puestos, dejando el lugar a otras personas que realmente se dedicarían de alma y corazón a la vocación de gobernar únicamente por el bienestar de nuestra sociedad …
¿Cuántos de los actuales servidores públicos se quedarían?
¿Cuántos, dirían, ¡me voy!, y se llevarían sus $10.000.000?
¿Cuántas personas se presentarían a las nuevas oficinas de Dios en el 23 de Enero (barrio pobre mayoritariamente chavista) con el fin de llenar los puestos abandonados por los actuales servidores públicos, quienes al aceptar esos $10.000.000 habrían confirmado que para ellos el dinero es más importante que el bienestar de nuestra sociedad?
¿Ustedes se presentarían a las oficinas de Dios?
¿Podrían ustedes trabajar así bajo las nuevas condiciones impuestas por Dios?
Yo sí.
Me llevaría mi colchoneta de mi taller, mi pequeña nevera, mi cafetera eléctrica, y mi hornilla eléctrica, mi laptop, un poco de ropa, artículos de aseo personal, y le pediría a mi amigo que me lleve a mi nueva oficina donde trabajaría gratuitamente y donde también cocinaría mi propia comida y dormiría. Aun, me compraría mi propio papel toilet. De hecho, ya lo he ofrecido en varias ocasiones a algunos del los servidores públicos que ejercían el poder cuando Chávez vivía y que hoy también ejercen el poder dentro del actual Estado venezolano.
Sin embargo …
Ninguno de ellos me dijo, "Bueno, perfecto, ven para acá y empecemos a trabajar."
Más bien, todos rompieron conmigo inmediatamente después de que yo les haya ofrecido mis servicios gratuitos, porque, me imagino, para ellos yo representaría una importante amenaza. Debe ser que estaban pensando, "Ese tipo debe estar loco, y si no lo es, entonces debe ser muy peligroso. Si lo dejamos entrar a nuestro círculo exclusivo, a nuestro club, es seguro que él nos denunciará y nos arruinará. Eso es seguro. Mejor romper con él de una vez, ¡ya!"
Y eso es precisamente lo que hicieron.
No es que yo sea perfecto como Dios, no señor, pero les digo una cosa, soy muchísimo menos ignorante y tengo un corazón mucho más grande que la inmensa mayoría de los actuales servidores públicos de alto nivel. Y, no soy el único. Deben haber bastante más venezolanos y venezolanas (que no estén locos) que tienen altos niveles de conocimiento, altos niveles de inteligencia y creatividad, y altos niveles de honradez y dedicación al bienestar común de nuestra sociedad que estarían dispuestos y dispuestas a trabajar gratuitamente a esos niveles y que lo harían de manera muchísimo más eficiente que quienes ejercen el poder Estatal hoy. Lo que pasa es que esos personajes que hoy manejan el Estado nos presentan el trabajo de gobernar como algo exclusivo, como un club privado donde para gobernar uno debe absolutamente tomar el camino de la política (y la politiquería), lo cual es totalmente y absolutamente falso.
Chávez fue un ejemplo perfecto de esto, por eso lo mataron (en mi estimación), porque no querían que Chávez nos comprobara que no necesitamos políticos para que el país sea gobernado eficientemente. De hecho, Chávez, quien no era un político de carrera, gobernó el Estado muchísimo mejor que todos los políticos antes y después de Chávez.
Bueno …
Yo no soy Dios, ni tampoco quisiera serlo, pero, así como Dios lo estableció en este ejemplo, creo que todos los puestos de alto nivel dentro del Estado donde se ejerza el poder de decisión sobre asuntos del Estado (el gobierno, la Nación, las instituciones, la gobernanza, las políticas de Estado, la cancillería, etc.), deberían ser ocupados por personas que trabajen de la manera que mencioné arriba, sin remuneración y sin privilegios, 100% a favor del bienestar de nuestra sociedad, con valor, honestidad, y transparencia total, y sin absolutamente ningún interés personal que sea más importante que de cumplir con su misión.
¿Cómo les parece la idea?