Auditórium

¿Es en serio esta guerra contra la corrupción?

"Los sumisos, los mansos, los indiferentes, los sufridos, los resignados, son la masa. La muchedumbre que con su pasividad, su modorra, y falta de carácter hace lento y doloroso el avance de las sociedades".

RICARDO FLORES MAGÓN.

En los últimos años la corrupción se ha vuelto más sofisticada en Venezuela, ahora los funcionarios roban, para dejarle parte del botín a los tataranietos la corrupción en los tres niveles de gobierno, es "la gangrena de el pueblo venezolano". Es el "radicalizador" que está "destruyendo la fe en la autoridades". Es uno de los mayores enemigos del progreso, y de la destrucción de la economía venezolana.

La corrupción, en pocas palabras, es el robo de la función pública para el beneficio personal. Cada vez más, tenemos que reconocer que está maldición es la constante amenaza que ha impedido el desarrollo de la patria, de la dignidad humana, y la seguridad nacional. En esta "supuesta" lucha anticorrupción que se lleva a cabo en la estatal petrolera PDVSA, y en otras instituciones, los líderes de los órganos jurisdiccionales —junto con los cuerpos de investigación, y de la sociedad civil— tendrán una oportunidad crucial para actuar con un reconocimiento publico a partir de esta asepsia policial, si esto es de verdad.

La corrupción ha sido denunciada en distintos niveles, y a lo largo de esta década. Ha estado entre nosotros tanto tiempo como el Gobierno; pero, a diferencia de otros delitos, en las últimas décadas se ha vuelto cada vez más sofisticada, con efectos devastadores para el bienestar y la dignidad de infinidad de ciudadanos inocentes. "una pelusa tres mil millones de dólares, el ultimo tumbe y derrumbe de estas ratas, la horca es poco para estos criminales, de la actual desgracia del pueblo venezolano".

Para no jugar carrito, la corrupción ha perjudicado las perspectivas del crecimiento de la nación. Cuando la actual estafa pública esta descontrolada, el saqueo de los recursos naturales (arco minero) donde se roban la fuente de origen, el sector lavador de capitales proveniente del delito, monopolizado por una red reducida de compinches, impidiendo que la población pueda concretar su potencial.

Ahora bien, la corrupción tiene otro impacto que no es tan reconocido. Mientras los ciudadanos ven a los pseudo líderes enriquecerse a expensas de la población, cada vez se sienten más frustrados y enojados. Estos sentimientos pueden conducir a un malestar civil, y a un conflicto violento, por la actual situación de miseria nacional.

La actual crisis económica de hoy está arraigada en esta dinámica delictual. La indignación ante el comportamiento despótico de estos funcionarios corruptos lleva a los venezolanos a morirse de mengua en los hospitales, por la falta de recursos, porque todo se lo han robado. Esto es para haber desatado una revolución en todo el país. Donde los insurgentes exigieran que determinados ministros, y funcionarios fueran arrestados y llevados a juicio, y reclamar la devolución de los dineros robados, demandas que no se acabarían ni aun cumpliendo.

En lugares como urbanizaciones de lujo, restaurantes, tiendas de ropas, de equipos electrónicos, joyerías, camionetas todo esto de alta gama, donde los funcionarios corruptos del Gobierno sacan provecho de su enriquecimiento e impunidad (y a veces hacen alarde de ellos), están haciendo explotar en silencio la furia de los ciudadanos. La única manera de restablecer la integridad pública, seria por medio de un código de conducta personal aplicado de manera rígida. Sin ningún recurso procesal viable, y ningún camino de seducción conciliatorio, ya que ese lenguaje se ha vuelto más, y más cabrón del delito.

El monopolio de la acción penal debe determinar la mejor estrategia en cada caso específico, el Gobierno debe analizar el problema de manera más efectiva, lo que implica mejorar la recopilación de inteligencia, y datos, para ponerles los ganchos a todos estos delincuentes.

Es claro que se debe combatir la corrupción. Lo que no está tan claro en esta "supuesta" guerra contra la corrupción es el cómo. En un país en crisis, y de demandas en conflicto, si el Gobiernos es corrupto puede dar la impresión de cumplir propósitos vitales.

Desplegando policías para combatir la corrupción; u ofreciendo un suministro esencial de energía policial. Los líderes inevitablemente deben lidiar con estos compromisos difíciles.

Para determinar la mejor estrategia en cada caso específico. El Gobierno Nacional debe analizar el problema de manera más efectiva, lo que implica mejorar la recopilación de inteligencia y datos. Porque la corrupción hoy es una práctica estructurada. Es el trabajo de redes sofisticadas, no muy diferentes a las del crimen organizado, a las que suelen integrarse funcionarios corruptos municipales, y estadales. El Gobierno debe estudiar todas estas actividades, y sus consecuencias de la misma manera que se estudian a las organizaciones criminales.

Una vez que se cuente con estas valoraciones, se deben estructurar los controles de un modo que se mitigue los riesgos de corrupción. La asistencia policial-militar, o para el desarrollo debe ser política. El programas ha emplearse debe diseñarse de modo tal de asegurar que los fondos no caigan en manos de élites cleptocráticas.

Esto significa que los esfuerzos anticorrupción, ya no puedan ser derivados a divisiones con recursos insuficientes; deben ser centrados para la planificación de iniciativas de desarrollo importantes, y no despilfarrándolos o robándoselos.

En verdad, la corrupción, y sus implicaciones deben estar presentes en la interacción de los funcionarios de inteligencia con sus pares en todos los cuerpos de seguridad, donde los vínculos profesionales entre los funcionarios de dichos cuerpos muchas veces son los únicos canales para capear tormentas políticas.

Otra herramienta importante en la lucha contra la corrupción es la innovación tecnológica, que puede reducir las oportunidades de cometer delitos, empoderar a los ciudadanos para denunciar prácticas ilegales, y mejorar la transparencia, y la responsabilidad del Gobierno. Si bien la tecnología no es ninguna panacea, cuando se la combina con reformas políticas inteligentes, puede hacer un aporte significativo para la lucha por una buena lucha anti corrupcion.

Ninguna de estas sugerencias será fácil de implementar. Pero para enfrentar muchas de la crisis que hoy acosa a Venezuela, esto seria un paso contundente en la lucha contra la corrupción. La esperanza es que la inminente derrota de la corrupción demuestre la unidad de propósito, y el compromiso con la acción que tanto se necesita.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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