Juan y Julio: dos embaucadores de rebajín

Juan es un burguesote diría que desesperado. Los burguesitos por su parte son discretos, hasta tontillos; claro, sin abandonar por completo la arrogancia. Pero Juan, luego de exponer algunas apreciaciones dislocadas, se hizo una pregunta que, desde el comienzo mismo, la condenó a ser mentecata. ¿Qué nos pasa? Él no aclaró para quiénes era la pregunta; aunque lo intuyo; lo que no impidió para que éste que está aquí se incluyera como destinatario de ella, pasando de inmediato a responderle.

Pero antes, he aquí algunas de las apreciaciones dislocadas del reconcomido Juan: Venezuela vive hoy una pesadilla. Nunca antes hubo otra oportunidad para desarrollarse. Tras diez años, el balance no es más que el colapso de toda la sociedad. Un país que tiene como forma de vida la magia. Un país cuyo destino se lo señala otro, y, donde ese otro, es nadie. Nación a la deriva en un mar de coyunturas menospreciadas. Un país haciendo todo lo que no se debe hacer. En fin, ¿qué más pruebas se necesitan para escandalizar a un pueblo? sería la otra gran pregunta del atormentado Juan como intentando aguijonear para un alzamiento popular que busca (que buscan) con anhelos de esquizofrénico.

Bueno Juan, no creo que mi conjetura haya de estar muy descarriada si te digo que eres un deluso; deluso porque tengo la seguridad (casi) de que lo que piensas te lo crees de verdad sabiendo que es mentira, fenómeno ordinario dentro del oposicionismo arrebatado. Porque resulta que, este país hoy, es todo lo contrario de lo que tú crees que es y de lo que en realidad quieres que sea, y que, de hecho lo fuera cuando tú familia se regodeaba en el poder político también. Allí sí hubo oportunidad para desarrollarlo, Juan, y lo que hicieron fue empeorarlo y finalmente colapsarlo, poniéndolo incluso a tono de guerra civil. ¿Ves? Ese país si vivió de una magia y fue la del “pónganme donde haiga” como troquel moral, y su pobre destino evidente se lo señalaba otro, donde ese otro se está tratando hoy de que sea “nadie”, eso sí, y que, si algún país se hundió porque siempre fue a la deriva, fue aquel donde se refocilaron tus ancestros, Juan; un país en cambio hoy donde la coyuntura, a todas luces inducida por un recio liderazgo, se está aprovechando para convertirlo en una potencia cuando los tuyos lo llevaron, como tú muy bien lo sabes, a ser una colonia decadente y menesterosa. Es así, Juan, déjate entonces de pretender mostrarte modosito y tontivano. Estás bastante crecidito como para permitirte esa licencia con destino tan incierto. No trates de contagiarles a los demás tu ridícula desesperanza. Compórtate, Juan, compórtate si acaso tu delusión te lo permite; es verdad.

Por otra parte Julio con su rostro de viejo monaguillo especulador presto siempre a servirle al mejor postor, quien, con motivo del apresamiento del genocida serbio bosnio Karadzic, dentro de un entrevero de intereses político-económicos que busca la incorporación de Serbia a la Unión Europea (que no ha dejado de exigir, como condición para ello, la entrega de este y otros criminales) es capturado cuando ejercía un pretendido otro yo amparado por una sospechosa impunidad de trece años. Pero lo llamativo de este mesnadero copeyano, es que llevado por el impulso de sus bajos instintos políticos de gorgojo, echa a volar su esperanza infructuosa de que Chávez pueda ser llevado al Tribunal Penal Internacional por Uribe, un delincuente convicto y confeso de una ralea tan bajía como la suya propia, basado en la patrañera computadora de Raúl Reyes.

La impresión que me queda, es que este par de suponedores políticos no pueden disimular su manifiesta adicción al chanchullo. Esto quizás sea lo que les pasa; o, que seguro les pasa, mejor.


crigarti@cantv.net


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Raúl Betancourt López


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