De la Ham-burguesa a la empanada proletaria

Tuve que tomarme el trabajo de investigar hasta donde pude, los índices de inflación, en el área de alimentos para buscar el por qué algo que en mí era cotidiano, una arepita, (ya no tanto) pero mi empanadita con un juguito o un refresco, ya de pronto se tornaron en algo imposible de alcanzar con mi bolsillo.

En el 2.006 una empanadita no pasaba de 600 Bs., de los viejos, es decir que eso más una malta que tampoco costaba más de 400, me permitía mi diario disfrute callejero, en cualquier esquina de saborear y disfruta mi empanadita, solo con mil y piquito como pago de dinero.

Yo, arepa, hace rato que no compro, pues estaban como a 8 Bs. F y en verdad que no podía. Pero como si se hubieses montado en el ascensor más rápido de la torre más alta de Parque Central, piso 2.008 y 2.009, han subido a la estratosfera, más allá de nuestro querido satélite Simón Bolívar, casi en el cielo.

Saco y reviso las cuentas:

Inflación 2.006 fue 14 %

Inflación 2.007 fue 22.5%

Inflación 2.008 fue 30 %


Salario mínimo: aumento un 20% cada Primero de Mayo. Lo que debería de traducir que en este año, yo en vez de una, casi pudiera comerme dos empanaditas sin tanto esfuerzo.

Una empanada barata hoy no baja de 3,5 Bs.F y su refresco para acompañarla 4 Bs.F, y las arepas, Dios!! Hasta de 20 Bs.F., se ven en las vitrinas y que yo veo desde lejos.

Alguien que se ponga a sacar cuentas, pues si un kilo de harina Pan, no pasa de 3 BsF y de allí se hacen como mínimo 25 arepas y dentro de ellas no se colocan más de treinta a treinta y cinco gramos de relleno, para que me explique esta complicada economía de esquina en relación a las fritangas.

Y que no se le ocurra a Indepabis meterse en este peo, pues entonces si que estoy jodido, pues de una empanadita que me como ahora a la semana, si alguien se atreve a regular o revisar los precios, desaparecen de inmediato de los baño de maría empanadas y arepitas y hay que pelar por el menú entero.

De verdad que hay que tener bolas, para pagar 3.500 bolívares por una empanada y menos 4.000 por un refresco.

Será que pronto se venderán franquicias y estaremos rodeados de “Empana King” o “Burgerarepa” en el Sambíl o lujosos establecimientos, pues en medio de nuestro socialismo del siglo XXI, parece que será una exquisitez para turistas, disfrutar de estas delicias culinarias de nuestros típico alimento.

Esas son las cosas de Venezuela y donde nadie mete la mano en eso, pero yo me pregunto si es que a alguien se le ocurre que exista otro país en este mundo donde una birra, una cerveza, sea más barata que un refresco.

Si usted me ve por allí, yo le agradezco, que me invite a disfrutar mi empanadita, porque yo ya no puedo.

(*)Fundación HombreNuevo

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho(*)


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