16-05-16.-Un agricultor del estado Lara, quien no quiso identificarse, explica que en Quíbor algunos productores compran las gandolas cargadas de harina precocida a la empresa Polar para alimentar a sus trabajadores.
“Estos productores contratan entre 500 y 600 personas para que les trabajen en las siembras y en la producción agrícola. Para alimentar a todos esos campesinos, negocian con los gerentes de la empresa para que les envíen la carga. Ellos no la revenden”.
Agregó que el producto no es vendido al precio regulado de venta al público, “obviamente, deben pagarle mucho más dinero al gerente que les consigue la mercancía porque el registro mercantil de ese productor es del sector agrícola y no alimenticio. Sin embargo, les sale más económico que comprársela a los bachaqueros”, explicó.
Dijo que las gandolas salen con una guía legal de ruta hacia las fincas de Quíbor y otros estados del país, por lo que presume complicidad interna desde la empresa, pues la salida es autorizada.
Un caso igual pasa con Makro. La empresa, que nació con la finalidad de distribuir productos al mayor, continúa bajo ese mecanismo. Sin embargo, hoy día es notorio que los pequeños comerciantes ya no ofrecen artículos regulados en sus dependencias (bodegas o miniabastos). A pesar de ello, al tener el carnet de comprador y presentar la razón social de una empresa del rubro, pueden obtenerse varios bultos de productos casi imposibles de conseguir de otra forma.
En cambio, quienes acuden a comprar por el número de cédula solo pueden llevarse uno o dos productos.
El Makro de La Urbina (Mir) encabeza las denuncias de desvío de mercancía y complicidad interna de jefes y empleados.