Lo "urbano" sigue siendo una entidad en la cual diversas agrupaciones sociomusicales han encontrado a lo largo del proceso histórico, una fuente expresiva que no solamente ha reflejado los hábitos, el sentido de la vida social, los valores morales, sino también las ambiciones y angustias más íntimas. Pero, el denominador común, lo más visible hoy día, es el signo de la resistencia cultural-musical basado en la búsqueda de la originalidad y hasta alternativas de radical emancipación.
Las Parroquias San Agustín y San José son emblemáticas -cuna del Madera, Los Pachecos, y Carlos "Tabaco" Quintana vocalista del Grupo "El Sexteto Juventud". San Agustín, está registrado en el imaginario musical y en el Documental de Jacobo Penzo Afinque de Marin (ULA,1979)) y San José en la historia oral, de lo que fui testigo presencial en mi infancia y adolescencia, donde cada 1ro de Enero se realizaba "El Sabor" se cerraban dos calles y veíamos la expresión musical autóctona y urbana en una casa donde una vez canto La Lupe entre otras luminarias.
Cohabitaron las predicas de la Juventud Comunista y la música, como lo realizado en El Valle por Nicolás Maduro y sus colegas músicos con la Liga Socialista, según testimonio de Hugo Salinas. En la década de los sesenta en Los Cujicitos –San José-Cotiza se realizó una sinergia, con estos grupos socio-musicales, un trabajo político-musical-comunitario en oposición a la transculturización , la mediatización hecha por los medios de comunicación. Asi, en lo creativo, surgieron nuevas sonoridades y recreación de la tradición cultural en el contexto urbano. Ya entrada a finales de los setenta y en la década de los años 80 se daba la confluencia de las valencias discursivas en lo académico con el contundente auge de las Orquestas Juveniles y su inclusión social; las raíces originarias y etnológicas de la cultura popular tradicional y la dimensión significante de lo popular urbano como el caso de la música afrocaribeña, el rock y el jazz.