Desde la perspectiva de una historia de las sensibilidades, la literatura y la cultura, el enfoque de la teoría estética y la política, fueron de la mano por lo menos en las primeras cinco décadas del siglo XX venezolano. Esta reflexión surge con una revisión de algunos antecedentes previos a la elaboración de nuestra Constitución de 1999, única en el mundo. Invitamos a decantar en el trasfondo de ensayistas, desde Augusto Mijares –tan citado por el Comandante eterno Hugo Chávez- la cristalización del pensamiento de Mariano Picón Salas, Mario Briceño Irragorry y la alerta sana ante otros que nunca fueron apegados al pensamiento crítico en gestación. Somos ecléticos con Enrique Bernardo Nuñez, Juan Liscano hasta Alfredo Chacón, de este último, elogiamos sus primeras décadas, escritos culturales, un alto grado de elaboración y análisis.
Un acercamiento entre la teoría estética y la política, el pensamiento y la cultura representa el "todo" de Mariano Picón Salas (1901-1965) quien se sumó al umbral de los años sesenta del siglo XX acertadamente llamada la "década violenta" que en palabra de Federico Nietzsche es ciclo de la "trasvaluación de valores". Anticipo y soporte teórico de lo planteado por Sardio y El Techo de la Ballena. Se recapturaron contenidos culturales; se debatió la falsa conciliación entre lo figurativo y lo abstracto y se comprendió la relatividad entre la realidad y la conciencia, donde la sociedad adquirió dimensión estética de la emergencia y viceversa.
El arte como explicación de los fenómenos humanos, el pensar endógeno, las vinculaciones entre lo fantástico, lo político, la estética y el deber ser intelectual se pasean en una gran obra: "Procesos del Pensamiento Venezolano"(1937); "Formación y Proceso de la literatura venezolana"(1940) ; "De la Conquista a la independencia"(1944); "Comprensión de Venezuela"(1949);"Crisis, cambio y tradición"(1950);"Regreso de tres mundo"(1959);"Discurso del INCIBA"(1964). Unas respuestas a la crisis epistemológica del momento, la elaboración conceptual de la cultura, en pleno proceso de institucionalización, como hecho fundacional, aun sin percatarse que, era un momento de ruptura y negación.
