Mi palabra

¡Fiesta en Elorza!

"El llano que tiene por lindero el horizonte"

Andrés Bello

Me han preguntado con mucho interés, el motivo de escribir temas relacionados con el llano. Muy sencillo, mis padres nacieron en el corazón de Apure y Guárico, pero además, tengo un motivo muy especial: los constantes viajes al suelo apureño, donde la vista se pierde en sus hermosos parajes sabaneros. Alguien dijo: "Quien no viaja, no vive". En una oportunidad me encontré en Elorza, a un morador cargado en años, sentado al frente de su remodelada vivienda; parecía recordar sus años de mozo, cuando cualquier poblador de estos apartados rincones de nuestra geografía, tenía como medio de transporte: briosas bestias, bicicletas, una canoa o un bongo para atravesar un caño o los caudalosos ríos de aquellos tiempos. Las motocicletas no habían invadido las carreteras y caminos del llano, creando tantas tragedias en el país. El señor, miraba el río con sus aguas tranquilas, desplazándose a ras del muro de contención. El encanto fluvial estaba de orilla a orilla, perdiéndose en las verdes sabanas, haciendo un maravilloso juego de colores. El encuentro con el amigo, me sirvió para entablar una amena conversación, recordando las tradiciones del llano.

Elorza es conocida en nuestro país y más allá, por sus famosas fiestas patronales de marzo. Todos los años compositores y cantores se acercan para compartir con sus habitantes y miles de visitantes, atraídos por la música del arpa, cuatro y maracas, instrumentos que hacen vibrar al reventar un recio joropo. El 19 de marzo, el día del santo patrón–San José– es motivo de inspiración para músicos, intérpretes y embriagados bailadores; se escuchan hermosas piezas musicales, enseñándonos las vivencias del llano, a pesar de las penetraciones foráneas cargadas de costumbres distintas a las nuestras, dejando a su paso un llanero totalmente transformado.

El recorrido hacía la bella población de Elorza, es agradable; pongo como punto de partida Acarigua–donde resido– alrededor de seis horas, con sus respectivas paradas para descansar y a la vez disfrutar un viaje de placer; siempre con la mirada puesta en las mínimas curiosidades brindadas por la naturaleza en cualquier época del año. Podemos hacer la comparación, cuando se lee un texto con un viaje y cada momento se hace un alto en los signos de puntuación, para hacer más fácil y entendible la lectura con las pausas gramaticales. Cualquier interrupción del viaje sirve para descansar y disfrutar. En hora y media se llega a "puente Páez" una vieja estructura casi olvidada, pero un punto de referencia de la vieja carretera, paralela a la autopista "José Antonio Páez"; dejamos esa vía para entrar en el llano en su máxima expresión; nos recibe Sabaneta de Barinas, donde nació el comandante Chávez, para seguir por una carretera con algunos huecos y muchos reductores de velocidad, aprovechados por los pobladores para la venta de productos artesanales.

Todos los pueblos y caseríos de ambos lados de la carretera, ofrecen algo característico del llano, desde un pedazo de carne asada o un sabroso sancocho de gallina. El recorrido está lleno de bellezas naturales, lamentablemente los frondosos Samanes, que cobijaban la carretera en buena parte del trayecto, con su refrescante sombra, han sido talados para evitar tragedias. Algunos de estos lugares tienen nombres muy curiosos: el vaticano, el perro y dos pueblos con un nombre de un mamífero, casi desaparecido de la fauna venezolana– las Nutrias–: Puerto Nutrias, y ciudad de Nutrias; ahí termina el estado Barinas, para encontrarnos el rio Apure con un puente impresionante, el límite entre Barinas y Apure. El primer pueblo del suelo apureño es Bruzual, con un cambio impresionante, han desaparecido las calles polvorientas; no se ve una persona a caballo o en burro; los motores de dos ruedas es el medio de transporte; de allí en adelante son pocos los poblados. La carretera parece interminable, con muchos baches en el recorrido; solamente cielo y sabana se divisa en el horizonte, con rebaños de ganado bovino y búfalos, animales recién traídos, viven a placer en los aguazales. Entre Bruzual y Elorza, se encuentra un negocio muy surtido, rodeado de árboles frutales –un oasis en el camino– en una intersección o "Y"; a la izquierda la vía conduce a la capital apureña: San Fernando; a la derecha nos lleva a Elorza, la tierra del cantautor Jorge Guerrero.

Este hermoso recorrido nunca termina de agradar y embriagar; al llegar a las afueras del pueblo, la entrada es de una belleza impresionante, con el puente sobre el rio Arauca. La travesía por los llanos de Barinas y Apure, sirve para deleitarnos y a la vez entender la sabia decisión del insigne novelista venezolano Don Rómulo Gallegos, de irse a vivir a esas tierras, en tiempos cuando eran bravas e inhóspitas; en esos sitios se inspiró para escribir dos clásicos de la literatura venezolana: cantaclaro y Doña Bárbara, historias llevadas al cine, para deleitar y refrescar la vida del llano, que jamás volverá. Elorza es parte de esa historia con su canto, copla y poesía; con un recio joropo a cualquiera hora del día, para alborotar a los bailadores, todos los 19 de marzo; a excepción cuando estuvo de duelo nacional por la muerte del Comandante Chávez, allí vivió parte de su vida militar. Elorza es una referencia nacional; anímese a viajar por el llano, para que conozca la tierra que inspiró a Eneas Perdomo, con su famosa pieza musical "Fiesta en Elorza".


 



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Narciso Torrealba


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