Algunas raras cosas

Existen tres palabras o tres frases que se han convertido en factor común, en la cual nadie es responsable de lo que sucede o se hacen los ciegos. Y que ralentizan los propósitos. La enemistad entre docentes retarda el aprendizaje.

 

La palabra "EXCUSA": Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión. Una excusa es un pretexto. La excusa es el acto y resultado de excusar (es decir, de enumerar razones o causas para despojarse de eventuales culpas; liberar a alguien de una obligación o responsabilidad; o impedir que algo perjudicial se concrete). La excusa, por lo tanto, constituye un pretexto que se aprovecha para evitar obligaciones o disculpar alguna omisión.

Los politiqueros siempre llegan tarde a una concentración, a una manifestación, o a un evento; casi siempre dicen vengo de otra actividad o reunión. Y con esto creen que ya solucionaron el problema y están liberados de responsabilidad.

No les importa faltarle el respeto a la gente o al pueblo. Se olvidan que el tiempo es oro y no toman en cuenta la consideración hacia el otro.

Por citar algunos ejemplos de uso: "El estudiante me presentó una excusa descabellada para justificar que no había hecho su tarea", "No queremos más excusas: arregle el Parque de Los Nuevos Teques, cumpla con lo prometido o se meterá en problemas".

LA EXCUSA PARA OCULTAR UNA MOTIVACIÓN

Este concepto, además, suele emplearse para simbolizar una motivación oculta o que no está considerada como válida: por ejemplo, «Estados Unidos invadió Iraq en 2003 con la excusa de buscar las armas químicas que mencionaban sus propios reportes de inteligencia. Dichas armas nunca aparecieron y hay quienes sostienen que el verdadero motivo de la invasión fue la voluntad de quedarse con el petróleo del país asiático».

«El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó el lunes 09-03-2015 una nueva orden ejecutiva en la que declara una "emergencia nacional" por la amenaza "inusual y extraordinaria" a la seguridad nacional y a la política exterior causada por la situación en Venezuela; ocultando una excusa para doblegar al pueblo venezolano y a su gobierno para apoderarse de sus riquezas».

La imposición de presidentes, como Juan Guaidó o Edmundo González son golpes de Estado; en este marco, suelen llevarse a cabo con la excusa de quitar del poder a un gobierno ilegítimo o que viola la Constitución. Sin embargo, dichas acciones siempre esconden otras motivaciones ideológicas, políticas o comerciales. La excusa, de esta manera, no constituye un motivo real, sino que enmascara otra voluntad. Funcionó en Ucrania, pero no en Venezuela.

La excusa puede funcionar como un justificativo.

«Excusa» y «Pretexto» no siempre son sinónimos

Una excusa puede ser falsa o verdadera; 'es un motivo que se presenta como justificación para eludir una responsabilidad; pudiendo ser, o no, la justificación real de la disculpa'.

Un pretexto es una excusa falsa, 'una causa simulada que aparentemente se alega para hacer, o no hacer, algo'.

En los medios de comunicación encontramos a menudo frases como: «Una nueva ola de ataques se utiliza como falso pretexto para endurecer la represión», «Las mujeres eran traídas a Caracas con el falso pretexto de un contrato laboral.» o «La oposición acusa al Gobierno de haber encontrado en la crisis la excusa perfecta para retrasar los planes de la nación.».

Debe advertirse, sin embargo, que a tenor de las definiciones anteriores, en los dos primeros ejemplos la expresión falso pretexto es redundante (pues todos los pretextos son excusas falsas) y que, en el tercer ejemplo hubiera sido preferible emplear el término pretexto y no excusa (puesto que la palabra excusa deja abierta la posibilidad de que la crisis sea, en efecto, la causa real del retraso.).

DE LOS ERRORES TAMBIÉN SE APRENDE - LOS ERRORES SON OPORTUNIDADES.

Reflexionar y revisar nuestros errores para aprender una lección valiosa y crear un plan con el que no repetiría los mismos errores. O sino, no tiene sentido repetir errores y lamentarse periódicamente, como lo hace la oposición. Agreden, maltratan y provocan muertes; luego piden perdón, los sueltan y más tarde caen en lo mismo.

Cuando cometemos un error, eso no nos impide cometer otros errores en el futuro. En nuestro viaje de aprendizaje, es muy posible que nos tropecemos y cometamos errores una y otra vez, pero debemos reducir la velocidad y reflexionar.

LAISSEZ PASSEZ O DEJAR PASAR

La frase «laissez faire, laissez passer» es una expresión francesa que significa «dejen hacer, dejen pasar» refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos.

Esta expresión, muy popular en el siglo XVIII, representaba el liberalismo económico más absoluto; defendido por pensadores como John Locke, John Stuart Mill o Adam Smith y que en su vertiente económica planteaba la libertad del individuo y la defensa de la propiedad privada como elementos base de un sistema económico sano, justo y próspero. En Francia, esta idea se llevó al extremo más absoluto y se expresó a través del laissez-faire.

El liderazgo de laissez faire permite a quien lo ejerce despreocuparse del día a día y centrar sus energías en la estrategia a largo plazo. Además, empodera a los colaboradores y hace aflorar creatividad. Pero tiene sus riesgos.

El liderazgo de laissez faire es lo más opuesto al coercitivo o autoritario. Sólo puede ejercerlo con naturalidad el directivo que cree de veras en la delegación de tareas. De lo contrario, la actitud supuestamente liberal resulta artificial y forzada, por ser falsa.

Para el jefe que es muy controlador por naturaleza, adoptar una pose laissez faire resulta contraproducente, también para su equilibrio psíquico.

Cada jefe ha de adoptar el estilo de dirección que mejor se ajuste a su manera de ser y a la cultura en la organización en que trabaja. Lo normal será una mezcla de diferentes estilos: orientativo, participativo, capacitador, ejemplarizante, afiliativo…

¿Los avestruces esconden la cabeza en la arena?

"No escondas la cabeza como el avestruz", solemos decirle a aquel (o aquella) que esquiva las confrontaciones, rehúye ante las responsabilidades o escapa de los problemas. ¡Qué error! ¡Qué atropello!

La idea de que el avestruz esconde la cabeza debajo de la tierra frente a situaciones peligrosas no es más que un mito. Los pobres avestruces no son reconocidos por ser las aves más pesadas que existen; no son reconocidos por poner los huevos más grandes entre sus congéneres; no son reconocidos por ser corredores. Estas aves han sido condenadas a pasar la historia por ser unas cobardes.

Este es uno de los mitos populares más extendidos y que más personas creen a pies juntillas. Existe la costumbre de decirle a una persona que ha escondido la cabeza como un avestruz cuando rehúye algún compromiso, no quiera dar la cara en un asunto o tiene una actitud cobarde.

El avestruz no es un animal que se caracterice por su cobardía. Evidentemente, al no tratarse de un animal depredador, sino todo lo contrario (de los que suelen ser presa de los carnívoros) debe tomar todas las precauciones posibles para no ser cazado, motivo por el que, a pesar de ser un ave que no vuela, puede alcanzar grandes velocidades (hasta los 90 kilómetros por hora) corriendo gracias a sus largas patas.

Los avestruces tienen muchas defensas naturales, incluida su súper velocidad, entonces ¿por qué los consideramos tímidos, temibles y más propensos a huir que a luchar?

Cuando tienen miedo, los avestruces instintivamente entierran la cabeza en la arena con la esperanza de que los problemas pasen de largo, o eso dice la leyenda. En realidad, los avestruces no entierran la cabeza en la arena para evitar el peligro. No solo no podrían respirar, sino que, si lo piensas, realmente no tienen ninguna razón para hacerlo.

Había un señor que se instalaba en la calle Carabobo, justo en la acera de la Barquillota para cuidar carros. Muchos vecinos del sector le tendían la mano para su estadía durante todo el laborioso día para cubrir sus necesidades biológicas. Estar trabajando en este lugar garantizaba llevar algo a su familia, nos contaba. Vivía en el Cabotaje, sector Camatagua; un día fue afectado por un ataque de epilepsia, rodando cerro abajo, con fractura en el cráneo que le produjo su muerte.

Lo anecdótico de este personaje, es que siempre tenía una sonrisa en su boca. Y casi siempre decía "Todo está bien, todo está bien, de maravilla".

No me gusta hacer comparaciones, pero "las socializaciones de proyectos en el área educativa" se inclinan por este anecdótico personaje: "Muchachas, ustedes lo han logrado, siéntanse muy felices y además han impactado en las comunidades". "Todo está bien, todo está bien, de maravilla".

Lo extraño, es que los profesores no hacen ninguna observación y la pantalla llena de errores ortográficos. Es como decir que Caracas es la capital de Suecia. "Esto colmo".

Expresaba una profesora de Lengua y Comunicación, de Gramática y Ortografía que muchos estudiantes no saben leer ni escribir; ni mucho menos comprender y analizar un texto. Es un gran reto.

A mis estudiantes de "Matemática y Estadística" siempre les digo, de aprender todo en clase; porque fuera del aula nadie los va a ayudar. Ni sus padres, ni mucho menos los docentes en Educación; muy a pesar que aprobaron en el bachillerato: la aritmética, el álgebra, otras matemáticas, la geometría y la estadística. Además, de las matemáticas de nivel superior en la licenciatura. A veces me pregunto, cómo integrar todas las unidades curriculares con matemáticas, si el conocimiento de los números es escaso o simplemente no está. Es una deuda que tiene el Ministerio del Poder Popular para la Educación en la formación de Docentes en el área de Matemáticas.

No quisiera dejar pasar por alto algunas cosas que no andan bien, pero estoy muy de acuerdo con Galileo Galilei y el Comandante Hugo Chávez quienes decían que "Dios habla a través de las matemáticas"; aunque algunos autores como Eduardo Sáenz Cabezón no apuntan en esta dirección.

Los números están ahí. Y nos están enviando mensajes importantes. Cada año la matrícula en Educación es menor. Cada vez egresan menos estudiantes. La deserción en el Trayecto Inicial es alta. Algo está fallando y tenemos responsabilidades compartida.

Una planificación académica integrada: las instituciones de educación universitaria deben alinear su planificación con su presupuesto, porque anualmente no está claro si las asignaciones de base cubrirán el número de docentes existentes, respecto a sus costos operativos.

Ojalá que siempre nos toque compartir camino con personas que inspiran y podamos aprender de ellas. Y que esa inspiración nos ayude a ser agentes de cambio para orientar a otros en su propio rumbo.



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Héctor Yi Durán

Ing. Luchador Social

 hectoryi@gmail.com

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