La alharaca y el melodrama sobre la inseguridad que están magnificando los sectores reaccionarios y oposicionistas de oficio tarifados por operadores del departamento del Estado Norteamericano, contra la revolución socialista o cualquier proceso de transformación que se propongan el movimiento revolucionario popular, es la expresión del mayor cinismo e hipocresía de las elites y sus siguieses de la sociedad capitalista, cuando en realidad este fenómeno social es un negocio redondo para sectores judiciales, policiales y politiqueros que están contaminados del afán a la riqueza fácil.
Es obvio, que la situación de la convivencia democrática y la paz social cada día está amenazada por el fenómeno de la delincuencia, generada por la desigualdad social, política, económica y cultural del sistema capitalista. Así vemos como sociólogos, juristas, religiosos, Psicólogos, politólogos y medios de comunicación social privados e “imparciales” de concepción burguesa solapan las causas que aumentan el clima de inseguridad, cuyos vectores se incrementan y perfeccionan en esta sociedad mercantilista.
Hagamos un breve diagnóstico objetivo sobre el comportamiento Psicosocial del ser humano, como especie pensante y actuante en la biodiversidad de nuestra naturaleza. En cada una de nuestras familias por lo mínimo cada año nace un niño o una niña inocente de todo lo que le que acontece y le rodea, más aún desconoce cómo se provee su familia de alimentos, vestido, calzado y vivienda, donde debe convivir ese niño o niña que acaba de concebir la vida; esa inocencia se va transformando bajo la percepción de los cinco sentidos, es decir, de lo que toca, degusta, huele y sobre todo de lo que ve y escucha; por lo tanto, la delincuencia no es un fenómeno natural, casual o supranatural, sino que es un fenómeno estructural y causal de la sociedad burguesa. Donde todo infante, adolecente y joven está indefenso ante este flagelo alimentado por sectores de esta putrefacta sociedad de cómplices.
Entonces no es casual, la fábricas de armas, ni casual el incrementos de Psicotrópicos, como tampoco es casual de los juegos electrónicos, películas de guerras y demás aberraciones del comercio de seres humanos. Estos son instrumentos que estimulan la continuidad del sistema perverso de la explotación del hombre por el hombre; donde la principal víctima es el adolecente y los jóvenes incautos que cae en la red de toda esta madeja delincuencial que sirve de sustento a jueces corruptos, a policías inescrupulosos, fiscales indolentes, comerciantes de armas y estupefacientes; es decir todo un aparataje estructural muy solapado que habla por sus hechos.
En ese orden de ideas, tampoco es casual la obsesión enfermiza anticomunista de los pseudo demócratas, socialcristianos, radicales, conservadores, Pseudo socialistas de izquierda y de ultra derecha, que procuran ocultar sus verdadera intenciones, que no es más que el lucro fácil; que a sabiendas de cómo actúa este sistema antihumano, se hacen de la vista gorda y no combaten esta institucionalidad del crimen que tiende esa red para que el Infante, el joven y adultos caigan en la delincuencia convirtiéndolos en mercancía para los vividores del ser humano, y, así justificar lo injustificable.
Por tal razón, es la clase obrera y su vanguardia ideopolitica que debe ser el sepulturero del sistema capitalista, para que los seres humanos no sean más los objetos o herramientas de producción de riquezas de una elite desquiciada y amoral. En esa tarea histórica están llamados las y los jóvenes a tomar conciencia de clase y a ubicarse en el peldaño más alto de la especie humana como lo citara el Che: el de ser revolucionarios.
*Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV).
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