¡Te queremos Pedro!

¡Te queremos Pedro! Fue uno de esos gritos de emoción raquítica ese fatídico 12 de Abril del 2002, aún hoy no sé sabe quién lo emitió, uno de los Roberto se acreditan el grito, pero sabemos que ellos no fueron, lo cierto es que tal personaje quedará para el misterio oscuro de la historia golpista en Venezuela. Lo que sí sé es los momentos que viví para ese momento. Siempre en mí apoyo al proceso revolucionario ya de por sí en la mañana del 11 de Abril del 2002 me percataba de las malas intensiones de parte de la oposición en el desvío de la marcha fascista hacia Miraflores, cuando veía exaltada a la gente en el Metro de Caracas dirigiéndose hacia el centro de la ciudad me convencí de que algo malo iba a suceder.

Cuando llegué a mi hogar ya veía por televisión lo que sucedía en las inmediaciones del Puente LLaguno, más tarde en el momento de la cadena presidencial y las televisoras cortan la pantalla en dos, no había dudas de que estaba en proceso un golpe de estado. Cuando comenzaron los oficiales tanto militares como policiales a desconocer al gobierno se inició así la hecatombe, la manipulación mediática y la confusión en todo el país. Todos sabemos a paso lo que aconteció después.

Gracias a Dios que no estuve en las cercanías del Puente LLaguno, para ese momento trabajaba, al salir me fui a casa, estando viendo por televisión el proceso del golpe mediático, físico claro, y ver a los defensores del Puente Llaguno, la supuesta renuncia de Chávez y cuando salía detenido al Fuerte Tiuna, mi mundo se me vino encima, caí en cama frustrado, conmocionado, con un dolor en mi cabeza algo extraño. Quedé inmóvil, sentí esa impotencia que cientos de miles de compatriotas experimentaron. Así paso el 11 y llegó el 12.

La juramentación de Carmona, un acto totalmente ilegal, la anulación de todas las leyes habilitantes, la derogación de la constitución Bolivariana de Venezuela, la suspensión del Parlamento, la persecución contra los círculos bolivarianos, los allanamientos, los llamados de los periodistas en denunciar a los “culpables”, las locuras que veíamos contra gobernadores y ministros del Gobierno, la salida de la señal del aire del Canal 8, y tantas cosas en 2 días.

Llegó el día 13, no sabíamos del Presidente, la gente comenzó por todos lados a salir a las calles, a rodear el Fuerte Tiuna, Miraflores, los Medios Privados de desinformación, etc. Etc. Fueron surgiendo los héroes del Proceso; en especial la hija de Chávez que le informó a Fidel Castro que el presidente estaba secuestrado y no había renunciado, después el para entonces Fiscal Isaías Rodríguez, fueron para mí las dos personas visibles para detener la matanza y el exterminio que los fascistas tenía en marcha, después la nota enviada del soldado cristiano que se aseguró que Chávez no había renunciado escrito por su puño y letra.

Poco a poco la alegría fue llegando, la esperanza se fue apoderando de todo el país. Para ese día me encontraba en la casa del Apóstol Raúl Ávila y desde allí, a pesar de la incertidumbre, se oraba, nos informábamos y hasta se tuvo una palabra de parte de Dios por el profeta Pablo Lay desde Argentina de que Chávez volvería al poder, de hecho este profeta se lo había anunciado tiempo antes de que al presidente lo tumbaría pero horas antes volvería. Pasaron muchas cosas interesantes ese día, vimos como Dios tenía el control de las cosas. Posteriormente de la vuelta de Chávez me fui enterando no solo esos días sino años después de un mover espiritual a favor del Gobierno donde gente de cualquier religión y credo fue movido a orar, rezar, ritualizar. Lo que sea para que el golpe fracasara. De hecho los elementos espirituales en el conflicto político estaba a la luz del día, por ejemplo las prácticas ritualistas de la oposición, desde sacrificios de niños, marchas al estilo nazi, las procesiones de vírgenes, etc.

Hace 9 años los revolucionarios midieron su fuerza, valorizaron el proceso, se encaminaron en un compromiso más férreo con todo este mover de cambios en el país. Hoy a 12 años de este proceso los cambios se han visto, errores también, pero el pueblo cada vez más determinado en lo político en lo social, en lo económico, en lo espiritual y en lo cultural a ser libres.

Hoy más que nunca tenemos que estar conscientes de que el espíritu revolucionario de hace 200 años está cabalgando sobre nuestras ciudades, sobre nuestros llanos, campos y montañas. Está en nuestras manos en defenderlo, impulsarlo y cuidarlo, somos la máxima referencia libertadora en el mundo entero.


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Julio César Colmenares G.

Comunicador alternativo.

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