No sólo en Venezuela sino en muchos otros países del mundo, coinciden en que la integración del binomio policía – comunidad es la clave fundamental para la modernización de los cuerpos encargados de la seguridad y el orden público en sus territorios.

Por supuesto, esta relación da al traste con los operativos policiales, que tanta molestias causan a la gente honesta y trabajadora, porque a la delincuencia no le tocan ni un pelo.

Sí tienen alguna duda, observen a los funcionarios de los diferentes cuerpos de seguridad, por un lado, bajando y requisando a los pasajeros de los buses, microbuses, autos por puestos, particulares, de carga, en fin, de todo tipo, y por otro, al día siguiente vean las cifras de muertes que registran diariamente los medios de comunicación social venezolanos.
Cada vez son mayores los delitos y esto, obviamente, pone de manifiesto que los operativos policiales son un mecanismo arcaico e inútil para el combate a la delincuencia.

De manera que, de acuerdo con los conocedores del asunto, el secreto está en la famosa relación policía – comunidad, pero mi experiencia como reportero policial me indica que es la piedra en el zapato de los cuerpos de seguridad que intentan modernizarse en Venezuela.
Consultando una de esas páginas en Internet sobre le relación policía-comunidad hay una denominada : monografías.com que creo que hace uno de los planteamientos más claro y sencillo del caso.

Dice que para darse esta relación se requiere:

1.-Acercar la policía a los barrios
2.-Fortalecer la confianza del vecino con la policía
3.-Facilitar la llegada del vecino a la autoridad policial
4.-Recibir las inquietudes vecinales para el futuro accionar policial
5.-Construir modelos preventivos del delito, acordes con cada barrio
6.-Cumplir tareas de supervisión y no exclusivamente de represión.
Entre otras razones, porque quien más que los propios vecinos para conocer a los hampones que delinquen en el sector donde junto a ellos viven y se desenvuelven.

Pero lamentablemente, el problema se presenta, básicamente, porque las personas nunca terminan de tener plena confianza en la policía. Cada vez estos servidores públicos se hacen más inaccesibles a los vecinos que, para colmo, terminan siendo víctima de los delincuentes que ellos mismos denuncian en los diferentes cuerpos de seguridad y, sino todos, la mayoría nace como organismos de prevención y terminan siendo represivos. Los operativos más que una represión es una vejación y humillación al ciudadano honesto.

Ahora, mis preguntas son ¿Sí la relación policía - comunidad es el mecanismo eficaz para el combate a la delincuencia, porque no buscar allí los errores que quebrantan esta integración?¿Por qué insistir en los llamados operativos de profilaxia social que son una mentira de combate a la delincuencia?.

Sabemos de sobra que los factores sociales que envuelven a nuestra sociedad, son ingredientes fundamentales que aderezan el caldo delincuencial que amargamente ingerimos diariamente y pienso que no bastarán policías ni estrategias, por muy acertadas que éstas sean, para acabar definitivamente con la delincuencia.

Pero tampoco debe engañarse a la ciudadanía bajo el argumento de que con los operativos se le dará una respuesta contundente al hampa.

Creo entonces, que más bien debe reforzarse el binomio policía-comunidad, puesto en práctica en Venezuela y muchos otros países, con la paradoja de que la mayoría de nuestros policías, a pesar de su experiencia, veteranía y conocimiento del tema, curiosa e inexplicablemente caen en la rutina de los operativos a sabiendas que este es un mecanismo antidelictivo efectista, pero no efectivo.

Por tanto, me planteo que esta debe ser otra reflexión, para el ministro del Interior y Justicia, Jesé Chacón, tras el desangramiento cada vez mayor de gente honesta y trabajadora a manos del hampa desatada en Venezuela.

albemor60@hotmail.com