Epa, amigos de las FARC, cuando van a anunciar que ustedes no explotaron el carro contra Londoño

Si nos ponemos a ver la situación política que en estos momentos vive Colombia; igual, si los sectores revolucionarios son consecuentes con las aspiraciones de su pueblo de vivir en paz, por otro lado, si se toma en cuenta las dificultades o contradicción, al menos en la apariencia mediática, que existe entre Uribe y Santos, amén de la deslegitimación más pronunciada de la oligarquía de los últimos años, encontrándose al punto de sentir la necesidad de retroceder y aplicar los métodos del terrorismo de estado mediante los asesinatos selectivos por parte de los paramilitares como expresión de la oligarquía, no sería descabelladlo afirmar que hayan ellos lo que planificaron el recién el atentado.

Esto lo escribo además del intento de llamar a la reflexión, por estar convencido de lo errado que significaría mantener una lucha armada tradicional, habiendo sufrido las importantísimas e históricas bajas de los jefes principales, también ante la fortaleza que viene agarrando el discurso integracionista en América Latina con la CELAC y UNASUR, si las FARC, se empeñen en mantener las acciones de guerra que a todas luces no se verían más que como acción a la defensiva y sin la razón histórico-político en la coyuntura actual. Tampoco debemos desdeñar o desconocer la ofensiva que ha experimentado el movimiento popular en todas sus expresiones, para tomar las calles pese a la represión directa y encubierta del gobierno mediante el ejercicio de los paracos y militares fascistas con el control mediático interno y externo garantizados.

Estas acciones populares de protestas obreras, estudiantiles y intelectuales utilizando como consigna la PAZ y la justicia, ganándose la simpatía nacional e internacional, más la iniciativa unilateral de las FARC de liberar a los rehenes, que dejan al descubierto la patraña de la oligarquía colombiana y sus mentores del Imperialismo en su afán guerrerista, seguro que llevan a pensar a más de uno que este atentado con carro bomba, pudo haber sido otra obra de los enemigos del pueblo colombiano, siendo perfectamente viable y en consecuencia, llegando a sacrificar cual conejillo de india a un personaje como Londoño, quien en estos tiempos ya no representa mayor importancia, tal como lo han hecho en toda la historia de la guerra en el hermano país y es práctica frecuente de los gringos, ejemplos hay bastante; ante esto les toca a la jefatura de las FARC, anunciarle al mundo, que ellos no fueron quienes pusieron las dinamitas en el carro y que por el contrario, sumándose al clamor de todos los colombianos, lo repudian por ser una acción que solo favorece a los derechistas que desde hace siglos mantienen el poder, amparados en el terror de estado y paraestatal.

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Gustavo C Vásquez (*)


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