La herencia es inevitable cuando hay un vínculo; quiérase o no los hijos sufren los errores de los padres así como también pudieran heredar sus bienes o sus genes o sus cualidades.
Una carta recorrió el cyber espacio, es la carta de una niña pidiendo por su padre; si no fuera por lo manipuladores que son quienes financian, apoyan y organizan a los grupos de ultra derecha hasta se pudiera decir que es una carta genuina, sincera y amorosa; pero la verdad yo no lo creo; yo la siento tan plástica como los guiones elaborados por aquella empresa de publicidad que elaboró los guiones que los estudiantes “espalomaos”, como dirían en mi pueblo, dejaron una vez en la butaca de la Asamblea Nacional.
Mas, independientemente de la carta está la verdad de los sentimientos, padre es padre y más a la tierna edad de entre la niñez y la adolescencia; edad en que la fantasía de los cuentos de hadas no han terminado de desaparecer en la mente de los que han tenido la posibilidad de vivir entre las nebulosas de una realidad inexistente.
Pobre niña simonovis que no sabe y posiblemente nunca sabrá quien es su padre, pobre niña simonovis que está viviendo la atormentante momento de escuchar cosas malas sobre su ídolo de siempre; pobre niña simonovis que no es culpable, por ahora, de lo que está sufriendo, y digo por ahora porque a muchos a esa edad hace tiempo que les tocó poner los pies en la tierra y la gran mayoría nunca tuvo la oportunidad de elevarlos ni un minuto.
Pobre niña simonovis que no será capaz de llorar por los crímenes que cometió su padre, ni por los hijos de los que mandó a asesinar; pobre niña simonovis que no podrá jamás mirar a los ojos a los huérfanos que dejó la avaricia de poder y dinero de su padre.
Los huérfanos que dejó el ex comisario son, definitivamente, más afortunados porque aunque huérfanos recuerdan con orgullo a sus padres, recuerdan con amor a sus padres y aunque nunca los verán físicamente su recuerdo les dará la fuerza necesaria para soportar tan cruel ausencia.
El ex comisario pide clemencia, hay un dicho popular que reza “Verdugo no pide clemencia”; la cobardía de este acto sumará mas pena a la pobre niña simonovis que no entiende; yo tampoco entiendo cómo puede haber tanta cobardía, así como fue cobarde para ordenar la ejecución de inocentes, ahora es cobarde para soportar el castigo, si a eso se le puede llamar castigo.
El poder popular debe ejercer su derecho a la toma de decisiones y este es un caso de ofensa al país nacional, un caso de ofensa a la humanidad; no puede haber justificación de ninguna índole para tan atroz acto, similar al que el protegido de los Estados Unidos, posada carriles, realizó con los jóvenes deportistas que fueron asesinados en aquel fatídico avión.
Pobre niña simonovis que no entiende que la estela de dolor que dejó su padre es mayor que todas las lágrimas que ella, en su inocencia, pudiera verter por el resto de su vida. Pobre niña simonovis que esta fuera del alcance de la LOPNA y que crecerá engañada, manipulada, envenenada, como viven y crecen la mayoría de los que están en manos de esa gentuza que no se mide a la hora de planificar sus macabras acciones.
El ex comisario deberá olvidarse de los abogados y el dinero, el ex comisario deberá expiar su culpa, pedirse perdón a él mismo y a su familia, luego pedir perdón a los familiares de los asesinados por sus balas y por su orden, y luego estos últimos decidirán si le dan el perdón; la justicia debe ser inflexible o no es justicia.
¿Con que derecho puede este sujeto pedir medidas humanitarias?, ¿Cual humanidad?¿Llegará el momento en que estará viejito como el otro que está en Estados Unidos o como llegó a viejito Pinochet y se compadecerán quienes vean una foto de un abuelito, sin tomar en cuenta que ese abuelito fue joven la mayor parte de su tiempo y fue nazi o fue criminal o fue asesino.
No a la impunidad, la pobre niña simonovis seguirá llorando sus sueños rotos, pero también seguirán llorando unas injustas ausencias los huérfanos, las viudas, las madres, los hermanos de los caídos el 11 de abril. No a la Impunidad, no a la injusticia. La niña simonovis seguirá leyendo los panfletos que las empresas de publicidad le elaboran o seguirá escribiendo desde su inocente corazón de hija lo que cree su verdad, pero es que hasta la niña simonovis es una víctima de los desmanes de sus padres.
No a la impunidad. Viva la justicia.
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